Las reglas electorales construyen los partidos políticos, y a su vez son los partidos los que modifican las reglas electorales. En el siglo XXI, son los frentes políticos (o coaliciones) las que ocupan ese rol. Las crisis políticas y sociales siempre abren una oportunidad para la reforma, y la pandemia de coronavirus no es una excepción.
Tras varias idas y vueltas, el oficialismo y la oposición se preparan para una tensa negociación en el Congreso para modificar el régimen de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). El calendario de las PASO y los comicios generales están fijados para el 9 de agosto y 24 de octubre, y el Gobierno logró el apoyo de Juntos por el Cambio para trasladarlas al 12 de septiembre y al 14 de noviembre, respectivamente.
Sin embargo, ese principio de acuerdo quedó abierto y la decisión final fue girada al Congreso, donde no todos los legisladores del Frente de Todos ni de Juntos por el Cambio tienen el interés de apoyar la propuesta que respalda la conducción de cada coalición. Sin una propuesta oficial cerrada del Poder Ejecutivo, se abre la chance al terreno del ‘toma y daca’.
Por el momento existen tres proyectos presentados, y una cuarta opción que se insinúa desde un sector del oficialismo. Hasta tanto no haya una definición, las primarias mantendrán su fecha original al 8 de agosto. En cualquier caso, la redefinición de la arquitectura electoral de 2021 impacta en todo el tablero de la superestructura política, como la amplitud de los frentes electorales y la estrategia de cada sector político, la nominación de las candidaturas, y la influencia de los votos a en la definición de la oferta electoral.
Suspensión por única vez
Es el proyecto que desde un comienzo querían los gobernadores, y originó la discusión de la modificación del régimen electoral. Con el aval de la mayoría de los mandatarios, la iniciativa del diputado nacional Pablo Yedlin apunta a suspender las primarias obligatorias “por única vez” debido a la pandemia, a fin de evitar una aglomeración de personas que puedan propagar contagios. El planteo también sostiene que la baja del gasto electoral es una manera de recuperar fondos, para así destinarlos al esfuerzo sanitario para enfrentar el coronavirus. La alternativa de cancelar las PASO durante 2021 nunca tuvo el suficiente apoyo del presidente Alberto Fernández y del kirchnerismo, por lo que naufragó durante este tiempo.
Sin embargo, la opción volvió a entrar sobre la mesa, luego de que desde el Ministerio del Interior, a cargo de Eduardo “Wado” de Pedro, dejaran trascender que la definición final entre los proyectos presentados se resolvería en el Congreso. En ese marco, una voz oficialista resonante, el jefe del bloque del Frente de Todos en el Senado, José Mayans, reiteró la intención de no realizar las primarias y únicamente convocar a las elecciones de noviembre.
En la Cámara Alta, la influencia de los gobernadores es crucial para definir el destino de una ley y no fueron pocos los que militaron abiertamente para que se caigan las primarias.
Al interior del bloque de Juntos por el Cambio reina de la desconfianza y -pese al consenso con el oficialismo- creen que es una posibilidad que se avance con la cancelación de las primarias, desde que el Poder Ejecutivo cerró la comunicación y no envió la propuesta oficial acordada las últimas semanas.
Postergación a septiembre
La propuesta de aplazar las primarias cuenta con dos proyectos de ley. Es el esquema electoral que más le convence a Juntos por el Cambio. El primer borrador fue presentado a fines del año pasado por los diputados radicales Carla Carrizo y Emiliano Yacobitti, que responden al senador Martín Lousteau. Ese texto propone únicamente postergar la fecha de las PASO desde agosto a septiembre.
La tercera iniciativa es la que lleva la firma del diputado Pablo Ansaloni, del bloque Unidad y Equidad Federal, uno de los armados aliados del oficialismo. En su espíritu representa todos los puntos acordados por el ministro de Pedro en la reunión que mantuvo con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y los jefes de los bloques de Juntos por el Cambio, Cristian Ritondo (PRO), Mario Negri (UCR) y Juan Manuel López (Coalición Cívica).
El proyecto de ley del legislador de la provincia de Buenos Aires tiene siete artículos; el primero y segundo establece la modificación “por única vez” de las PASO estableciendo para la realización de los comicios el segundo domingo de septiembre del año 2021, y de las generales para el segundo domingo de noviembre. Los otros artículos establecen los plazos para la presentación de los candidatos, que tienen que ser hasta 45 días antes de la realización de los comicios.
Según dijo Ansaloni, el proyecto de ley ya cuenta con 124 votos para que sea aprobado en la Cámara baja. A estos se les sumarían legisladores de varias provincias, si bien son bancas que dependen de la voluntad de los gobernadores, quienes les interesa más la cancelación de las PASO. Si bien trata de una propuesta que está dentro de los parámetros del consenso con Juntos por el Cambio, no incluye la cláusula cerrojo que pidió el bloque opositor para que no haya una nueva modificación del calendario electoral.
Que sea Ansaloni la cara visible del proyecto más cercano al acuerdo es todo un mensaje: el diputado que integra el partido FE fue uno de los que rompió con Juntos por el Cambio a la finalización del gobierno de Mauricio Macri, y el responsable de que la oposición mayoritaria tenga un voto menos en el Poder Legislativo.
Doble voto o “lemas”: simultaneidad de primarias y generales
La cuarta opción que desde hace tiempo está presente entre los principales dirigentes que conducen el Frente de Todos es la de establecer un sistema de “doble voto”. Es decir, que los ciudadanos emitan su sufragio en las primarias y las generales de manera simultánea, el mismo domingo cuando asistan a los comicios. El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, fue uno de los que apoyó esa idea en una entrevista radial.
Si bien la propuesta no llegó a adquirir forma en estos meses, el mecanismo es similar al que se aplica en Santa Cruz, bajo lo que se conoce como la “Ley de Lemas”. En ese sistema de votación, cada partido o alianza política es un lema, y puede contar con diferentes sublemas, que son las agrupaciones internas o candidatos que compiten en el marco la misma listas. Es un esquema que nunca se implementó a nivel nacional y que fue adoptado en algunas provincias.
Al igual que la cancelación de las PASO, este régimen implica una modificación en la oferta electoral que trastoca la competencia entre las coaliciones políticas. El sistema de lemas, además de ser simultáneo, es de carácter acumulativo: el votante no solo se está pronunciando a favor de un frente político o lista, sino que expresa su adhesión a un candidato puntual dentro del mismo lema. En una elección general, al final de los comicios, todos los votos obtenidos por cada sublema se suman en el recuento e impactan en los porcentajes del ganador de la elección.
Desde un primer momento, Juntos por el Cambio se manifestó en contra de esa alternativa. El diputado cordobés, Mario Negri, la calificó de “mamarracho institucional”. Para un sector del Frente de Todos, la opción del “doble voto” es una oferta que puede convencer a los gobernadores que mantienen una oposición a ultranza de las primarias obligatorias.
Las alianzas electorales en tensión
Cualquier camino que finalmente adopte el Congreso producirá tensiones al interior a los frentes electorales, que son de carácter transitorio, y sus negociaciones internas.
Las propia existencia de las PASO presuponen un potencial compromiso para la creación de un frente político. Es un paraguas político que implica que quede abierta la posibilidad de una competencia interna, en caso de que las discrepancias no puedan ser resueltas por los partidos políticos competidores. El riesgo de presentarse en una alianza política distinta, para las agrupaciones, es la pérdida de volumen político y la capacidad de acceder a un cargo.
Las fuerzas oficialistas suelen tener mayores incentivos para permanecer unidas cuando están en el poder. Sin embargo, para las coaliciones y partidos opositores, la supresión de una instancia de competencia interna, como las PASO, implica un recurso menos de negociación y de acuerdo ante la existencia de liderazgos múltiples. El equilibrio es delicado si no existe la chance de que todos puedan ganar algo, de lo contrario, el incentivo es la fragmentación. Por eso es un elemento crucial para la oposición en general y a Juntos por el Cambio en particular, que resiste a toda idea de cancelación. En el oficialismo saben que, sin primarias, se complicará la interna de sus adversarios.
En cualquier caso, la dimensión electoral tiene su impacto en la gobernabilidad, por eso el cambio de las reglas electorales requieren un alto nivel de consenso. Si quienes obtienen victorias en distintos niveles de la competencia, sea nivel provincial o nacional, no son los mismos, se vuelve más necesaria la negociación y la coordinación política.
Más allá de la ingeniería electoral, no todo es táctica, oportunismo y negociación. La confrontación política y la dimensión ideológica, en tiempos de grieta y de crisis sanitaria por la pandemia, son ordenadoras en los frentes políticos. Sin embargo, en una elección legislativa como la de 2021, existen más tentaciones hacia la fragmentación ante las mayores oportunidades de acceder a un cargo legislativo, a partir de un umbral mínimo de votos. Y esa opción es algo que las PASO, por sí solas, no resuelven.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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