Los paisajes monumentales de Adrián Doura conquistan el Museo Caraffa

El artista Adrián Doura en el Museo Caraffa. (Télam)

Paisajes imponentes y de colores magnéticos que reflejan postales de las provincias de Córdoba, La Rioja, San Juan, Salta, Mendoza y también del Río de la Plata integran la exposición del artista argentino radicado en Francia Adrián Doura, que acaba de abrir sus puertas en el Museo Emilio Caraffa de Córdoba, junto a otras cinco exhibiciones.

“Montañagua” se titula la exposición de Doura, un homenaje al ideograma chino shanshui, en donde shan significa “montaña” y shui “agua”, un conjunto de pinturas monumentales, algunas de más de dos metros de alto, donde destaca la ausencia absoluta de seres humanos, y cuyo título alude al hecho de que en la antigua China la pintura del paisaje era considerado el género pictórico supremo.

En este caluroso diciembre, la exposición de Doura se inauguró en coincidencia con las muestras “Congreso de Tucumán. 200 años de arte argentino”, que ofrece un diálogo entre obras de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes y de artistas contemporáneos; así como las muestras individuales de Aníbal Cedrón (1948-20179, Franco Verdoia (Córdoba, 1977), David Rivolta y Camilo Guinot (Buenos Aires, 1970), desplegadas en las diversas salas de este gran museo.

Mapa Mundi

La inmensidad de la sala 1 del edificio, ubicado en la avenida Poeta Lugones, acoge esta veintena de pinturas de paisajes -en su mayoría del territorio argentino- que el propio Doura define como “metarrealistas”, imágenes casi cinematográficas, de detalles y colores intensos y que buscan reflejar la fascinación por la naturaleza.

La muestra es una suerte de ampliación del conjunto que el artista -radicado en Francia hace 30 años- exhibió en 2016 en las salas del Museo de Bellas Artes de Salta, ya que aquí se añaden tres paisajes típicos cordobeses: “Mapa Mundi”, que refleja sierras y cielos; “Picnic”, con la postal de un típico arroyo de esta geografía y el “Mirador. Camino del cura Brochero”.

La metodología de trabajo del artista, según cuenta, es viajar a los sitios que luego va a pintar en la tela, tomar numerosas fotografías, y una vez el taller, reactivar la memoria gracias a esas imágenes, que combinará luego con la imaginación. Ningún paisaje es exacto al que vio ni fotografió.

Las pinturas del Río Calchaquí, del Aconcagua, de Cabeza del Inca, o del Valle de los Cardones -por mencionar algunas- se completa con un mural que el artista pintó sobre el arco de ingreso a la sala, un tríptico en blanco y negro, de la típica postal de las montañas cordobesas, cuyo contorno se continúa por detrás de las columnas que separan cada panel y que fue realizado con tinta china, en un guiño al nombre de la exposición.

Picnic

“Es como mostrar el esqueleto de un cuadro”, asegura en referencia a este tríptico efímero, pintado en las paredes de la sala, que el artista que exhibió recientemente en la galería de arte de la embajada argentina en París.
En sus imágenes hay nítidas nubes, cielos, montañas, sierras, valles, ríos, estelas, reflejos, hojas, vegetación y diversidad de colores, una paleta para perderse en sus profundidades, un juego con la luz sobre los paisaje según las diferentes horas del día, y que en esta sala se ve duplicado por la mutación de la luz que entra por las inmensas claraboyas del cielorraso.
“En el Norte argentino encontré la cordillera, la yunga, los cardones, los paisajes desérticos de la Puna de Atacama y de la Gran Salina”, enumera este creador sobre uno de los principales temarios de su trabajo.
La escala de cada pintura se define con respecto a la del observador y en el despliegue en la sala se forman algunos breves diálogos en las pinturas colocadas en oposición unas con otras, en las paredes enfrentadas, donde hay en relación al sujeto representado.

Para Doura, sus pinturas son como “escenarios cinematográficos”, como un travelling de perspectivas múltiples, que invitan a conocer las obras en óleo tituladas “Aconcagua ojo de agua”, “Aguas internacionales”, “Cruzando el charco”, “Cuesta del viento”, “Hongo”, “Río Rosa”, “Río y rocas”, “Ruinas geológicas”, entre otros títulos.

La magnética “Aguas internacionales”, según señala Doura, “con sus ominosas guirnaldas de coagulaciones acuáticas, refleja la suerte de los actuales migrantes mediterráneos”.

Mirador

Formado como pintor y escultor, Doura comenzó a trabajar sobre el paisaje en 1994, durante su residencia como artista en Marsella. Vive en Francia desde 1982, donde trabaja la mayor parte del tiempo y cada año regresa a la Argentina para continuar su labor artística a su taller de Costa del Este en la provincia de Buenos Aires.

En 2016 el artista había creado un monumental políptico de siete paneles en una capilla medieval en Arles, Francia, en la que combinó por única vez la figura humana, el mar y un paisaje rocoso. La ausencia humana en sus obras intenta acentuar esa idea de perderse en la naturaleza, de la inmensidad, de un “sentimiento oceánico”, según sus palabras.

*La exposición “Montañagua”, de Doura, junto con “Congreso de Tucumán. 200 años de arte argentino”, “Donde ardía la marea” de Aníbal Cedrón, “La mayor distancia entre dos lugares de Franco Verdoia, “Imaginero de una belleza errática” de David Rivolta y los videos de Camilo Guinot se podrán visitar hasta el 15 de marzo de 2018 en el Museo Caraffa, Avenida Poeta Lugones 411, Córdoba.



FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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