En la sierra de Perú, un programa de radio estudiantil advierte sobre la trata de personas

Por Anastasia Moloney

CUSCO, Peru, 21 ene (Thomson Reuters Foundation) – Reunidas alrededor de un micrófono en un pueblo del sur de Perú, cinco adolescentes salieron al aire un domingo con una seria advertencia.

“Compañeras, cualquiera puede ser víctima de trata. Está pasando en nuestras comunidades”, indicó Dina Mamani, de 15 años de edad, una de las conductoras de un programa de radio semanal que analiza la amenaza que representan los traficantes de personas en los pueblos agrícolas pobres del altiplano andino.

“Mantente alerta, mantente informada”, dijo al aire el mes pasado en el Distrito de Huancarani, llegando a 5.000 oyentes mientras alternaba libremente entre el español y el quechua que hablan los indígenas.

Los traficantes apuntan a los pueblos ubicados alrededor de la zona turística de Cusco, llevando a sus víctimas a cientos de kilómetros de distancia, a la región de la selva amazónica de Perú, donde la minería ilegal del oro es moneda corriente.

En la vasta zona selvática de Madre de Dios, las mujeres y las niñas son sometidas a la trata sexual en bares y prostíbulos frecuentados por los mineros, mientras que los hombres y los niños sufren abusos laborales en las minas a cielo abierto que operan sin licencia, según informan los fiscales y los activistas.

Las medidas severas tomadas por las fuerzas militares el año pasado contra las minas ilegales simplemente han llevado a los operadores a nuevas zonas y a adentrarse aún más en la selva donde las autoridades y los activistas temen que la esclavitud moderna siga diseminándose pero siendo ahora más difícil de detectar y prevenir.

Esto supone un peligro para las adolescentes del pueblo, especialmente durante las vacaciones escolares de diciembre a febrero, cuando muchas estudiantes son atraídas fuera de sus hogares con falsas ofertas de trabajo que prometen altos salarios para trabajar como camareras, cocineras o bailarinas.

“El mayor riesgo de trata es durante las vacaciones cuando los niños buscan trabajo”,  Rosario Salazar, directora adjunta de Amhauta, un grupo que lucha por los derechos de la mujer, le comentó a la Fundación Thomson Reuters.

Los bajos índices de alfabetización y la falta de cobertura de Internet en los pueblos en la cima de la montaña hacen que la radio sea la principal fuente de información, y una herramienta vital para combatir la trata de personas.

“Con la radio se pueden difundir mensajes a comunidades que no podemos llegar”, indicó Salazar de Amhauta, que ha apoyado el programa de radio de adolescentes desde su lanzamiento en 2014, junto con la organización benéfica para niños Terre des Hommes.

“PROCESO SUTIL”

Viviendo en la pobreza con padres que luchan por llegar a fin de mes, las adolescentes indígenas son un blanco obvio para los traficantes.

Se espera que las jóvenes trabajen durante las vacaciones escolares; algunas para ayudar a pagar los libros de texto y los uniformes, o la ropa, los zapatos y los teléfonos inteligentes que sus padres no pueden solventar; otras para asegurar que sus familias, principalmente agrícolas, puedan poner comida en la mesa.

En las agencias de empleo del centro de Cusco (donde las adolescentes van durante las vacaciones escolares a buscar trabajo) las paredes están llenas de anuncios que van desde la ayuda en cocina hasta el trabajo doméstico.

Algunos ofrecen salarios de hasta 560 dólares al mes, muy lejos de los 70 dólares que los campesinos de subsistencia que cultivan maíz y papa pueden esperar ganar normalmente, y una reveladora señal de que el anuncio es una trampa tendida por un traficante, según Amhauta.

Cerca del 80% de los casos de trata de personas denunciados a la policía a nivel nacional en Perú en 2017 involucró a víctimas que habían sido reclutadas mediante falsas ofertas de trabajo, según los últimos datos oficiales disponibles.

Una vez que llegan a los campamentos mineros y a los bares, las víctimas adolescentes tienden a ser tratadas bien al principio. Se les paga, se les alimenta y se les proporciona ropa nueva, maquillaje y un lugar donde quedarse.

“Ni siquiera saben que están siendo captadas y no se reconocen como víctimas”, dijo Mercedes Arce, coordinadora del grupo antitrata CHS Alternativo. “Es un proceso sutil”.

Sin embargo, la explotación (ya sea por trabajo forzoso o prostitución) resulta en adolescentes despojados de sus documentos de identidad, que no pueden ir y venir libremente, y a quienes se les dice que tienen que pagar el costo de su transporte, comida y alojamiento, indicó.

En el caso de las niñas y las mujeres, a menudo comienza con el lavado de vasos. Luego se les ofrece la oportunidad de ganar más dinero bebiendo y bailando con los mineros, y finalmente teniendo relaciones sexuales con ellos.

En el programa de radio de adolescentes, que se llama “Aguas Turbias, Voces Claras” y que se emite desde la sala de un mercado, Carla Zunilda, de 16 años de edad, fue la siguiente en intentar persuadir a sus compañeras.

“No te dejes engañar por ofertas de trabajo que pagan mucho dinero”, dijo. “Conoce los riesgos. Di no a las ofertas de trabajo, sigue estudiando.”

ARMA DE DOBLE FILO

No obstante, la radio es un arma de doble filo, ya que también es utilizada por los traficantes para llegar a más víctimas con falsas promesas, indicó Andronika Zans, fiscal contra la trata de personas de Cusco.

“Para captar una víctima, van a un medio radial y llegan a las comunidades más alejadas, los campesinos, las familias más pobres”, dijo.

En Cusco, los fiscales investigaron 60 casos de presunta trata de personas en 2019, una disminución con respecto a los 100 casos de 2017, lo que se debió principalmente a que hubo menos personas que denunciaron el delito, mencionó la fiscal.

La mayoría de los casos de trata de personas están relacionados con la explotación sexual infantil, con ocho condenas dictadas el año pasado, dijo.

En una escuela rural cercana a la que asisten varios de los presentadores del programa de radio, el director de escuela Genaro Paucar instó al gobierno central a invertir más en agricultura para ayudar a los campesinos a producir mayores cosechas para frenar la migración a las zonas mineras.

“Lo preocupante es que no hay fuentes de empleo, son casi obligados a recurrir a estos lugares”, dijo.

Hacia el final del programa de radio de una hora de duración, Zunilda pidió a sus compañeras que denunciaran a la policía a los presuntos traficantes.

Después de haber sido abordada en un mercado hace dos años por un hombre que le ofrecía 600 dólares al mes para servir mesas, ella puede hablar con autoridad.

“Compañeras, esto no es un cuento,” dijo al aire.

“Denuncia. No te quedes callada.”

(Reporting by Anastasia Moloney, Editing by Kieran Guilbert. Please credit the Thomson Reuters Foundation, the charitable arm of Thomson Reuters, that covers humanitarian news, women’s and LGBT+ rights, human trafficking, property rights, and climate change. Visit http://news.trust.org)



FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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