El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva debe decidir si se entrega a la justicia este viernes antes de las 17H00 (20H00 GMT) para empezar a cumplir una larga pena de prisión.
El juez anticorrupción Sergio Moro, de Curitiba, emitió la víspera una orden de detención contra Lula, concediéndole, “en consideración de la dignidad del cargo que ocupó, la oportunidad de presentarse voluntariamente” ante la Policía Federal de esa ciudad, hasta esa hora.
El partido de los Trabajadores (PT), del ex mandatario, convocó a una “movilización general” contra la detención de su líder y realizó una primera concentración el jueves por la noche en frente al Sindicato Metalúrgico en Sao Bernardo do Campo, en el cordón industrial de Sao Paulo, donde el ex sindicalista Lula empezó su carrera política.
Una protesta mayor se prevé para este viernes por la tarde, sin que nadie sepa si Lula estará en ese momento con lo suyos o preparándose a pasar su primera noche en la cárcel.
Lula estuvo 31 días detenido en 1980, cuando dirigía las grandes huelgas obreras contra la dictadura militar (1964-1985).
Entregarse o esperar
El senador Lindnbergh Farias, del PT, aseguró en el mitin de Sao Bernardo do Campo que Lula “dejó para mañana (viernes)” la decisión de entregarse.
“Está recibiendo a gente, pero la idea es que vaya a su casa, tome un baño, descanse un poco, se reponga un poco y vuelva mañana”, agregó.
La manifestación congregó a unos 2.000 participantes, la mayoría vestidos con las camisetas rojas del PT y con carteles que decían “Não a prisão de Lula” (No a la prisión para Lula).
“Lula va a tener que resistir hasta el fin. No huirá. Y este pueblo no lo entregará. Vamos a cerrar la calle, permanecer en la puerta y tener que enfrentar a la policía. ¿Por qué no?”, dijo a la AFP Adimir José da Silva, de 57 años, miembro del sindicato ferroviario ABC.
Otros manifestantes se mostraban más prudentes.
“Lula tendrá que resistir, pero en algún momento tendrá que entregarse. Los militantes aceptaremos cualquier decisión que él tome”, afirmó Michelle Baza, una farmacéutica de 37 años, militante del PT.
Imputado en otros seis procesos judiciales, el ex mandatario niega todas las acusaciones y las considera parte de un complot de las élites para que no pueda volver al poder después de haber dejado el cargo en 2010 como el presidente más popular de la historia reciente de Brasil.
(Con información de AFP)
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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