El Ejército de Sudán y el grupo paramilitar al que se enfrenta anunciaron un cese al fuego durante 24 horas, que inició este miércoles por la noche. Así lo anunciaron las tropas sudanesas en un comunicado en el que mencionaron que desde las 6 p.m (hora local) hasta la noche siguiente, tendría lugar esta acción “con fines humanitarios”. Agregaron que su extensión era una posibilidad, “dependiendo de si la otra parte se adhiere a sus disposiciones”.
Esto último es crucial ya que, horas antes, su rival -las Fuerzas de Apoyo Rápido- habían dicho que respetarían la tregua, algo que no había ocurrido la víspera.
Este martes por la noche, las partes habían dispuesto el inicio de un cese al fuego que se vino abajo casi de inmediato ya que los disparos y las explosiones esporádicas continuaron pasada la entrada en vigor de la tregua.
Es por ello que los residentes de Omdurman se mantienen expectantes del cumplimiento de lo acordado y esperan, gracias a ello, poder salir de sus casas, donde están atrapados desde hace días a raíz de la creciente violencia.
La lucha entre los generales por el poder ha dejado a millones de sudaneses en medio del fuego cruzado desde el sábado, cuando las fuerzas comenzaron las ofensivas con ametralladoras pesadas, artillería y ataques aéreos en varios puntos del país.
Algunos vecinos declararon a la agencia de noticias AP haber visto a cientos de personas -entre ellas mujeres y niños- en varios vecindarios de Khartoum huyendo a pie o en autos atestados, cargando equipajes.
“Khartoum se ha convertido en una ciudad fantasma”, comentó Atiya Abdalla Atiya, secretario del Sindicato de Doctores que continúa en la capital.
La Agencia de Salud de las Naciones Unidas informó que ya son casi 300 los muertos en los últimos días aunque se espera que esta cifra aumente ya que los combates han impedido la llegada de muchos cuerpos sin vida que -de momento- están tendidos en las calles.
Inclusive, este miércoles por la mañana se registraron intensos choques con bombas y artillería entre las fuerzas alrededor de los cuarteles en el centro de Khartoum, cerca del aeropuerto internacional y en torno a la sede de la televisora estatal en Omdurmán.
Algunos vecinos huyeron de sus casas para refugiarse en zonas abiertas, esperando estar a salvo de los proyectiles que sacudían los edificios, mientras otros abandonaron la ciudad para resguardarse con sus familias en otros lugares.
Esto dio lugar a que hombres armados, que recorrían las calles, saquearan tiendas y viviendas. “Se llevan lo que pueden y, si te resistes, te matan”, comentó Mahasen Ali, una vendedora de té.
El alto del fuego que debía tener lugar la noche del martes fue el intento más concreto hasta la fecha por frenar el conflicto y la escalada de violencia, y se esperaba que pudiese derivar en una tregua más larga.
La medida fue alcanzada gracias a los esfuerzos de Estados Unidos, puntualmente tras la llamada telefónica que su secretario de Estado, Antony Blinken, mantuvo con el líder de las Fuerzas Armadas, Abdel Fattah Burhan, y con el comandante del grupo paramilitar RSF, Mohammed Hamdan Dagalo. También Egipto, que respalda al ejército sudanés, y Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, con una estrecha relación con las RSF, intervinieron para pedir calma a las partes.
El conflicto ha derivado, nuevamente, en un descarrilamiento de la transición democrática en el país, tras décadas de dictadura y guerra civil. Este es sólo el capítulo más reciente del caso que atraviesa el territorio desde la revuelta popular que ayudó al derrocamiento del autócrata Omar al-Bashir, hace cuatro años.
(Con información de AP)
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