Buenos Aires, 3 sep (EFE).- Ideado por el expreparador físico de Diego Maradona y de la selección argentina Fernando Signorini, creado por organizaciones sociales y apoyado por el entrenador campeón del mundo César Luis Menotti, el Club Villas Unidas, que compite en la tercera división del fútbol femenino, es el equipo argentino que representa a los barrios populares y lucha por la inclusión social.
Villas Unidas nació en 2018 y al año siguiente empezó a competir en la Tercera División del fútbol femenino gracias a una invitación de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
“Intentamos nutrirnos de jugadoras que provengan en su mayoría de barrios populares. El Club Villas Unidas es diferente en varias cuestiones a los demás equipos con los que competimos en la Primera C de AFA. Lo primero es que no es un club afiliado, sino que recibe una invitación para poder participar”, contó a Efe Gustavo Levine, técnico del equipo femenino, minutos antes de que comenzara un entrenamiento en un polideportivo de Buenos Aires.
Villas Unidas, según explicó Levine, fue una idea de Signorini, un hombre “siempre atento a ver qué cuestiones sociales están para atender”.
“El ‘profe’ observó que se generan grandes ganancias alrededor de los jugadores hombres que han surgido de muchísimos barrios populares y que todo ese negocio que se genera y todo ese dinero que se gana alrededor de esos muchachos finalmente no vuelve a los barrios de donde ellos surgieron. A él se le ocurrió esta idea y poder tener un club que se dedique pura y exclusivamente a jugadores y jugadoras surgidas de los barrios populares”, relató Levine.
“Signorini le transmite la idea a la escuela de entrenadores de Cesar Luis Menotti, de la escuela se contactan con un grupo de organizaciones sociales de nuestro país y allí surge la idea de generar un club que busque que los ingresos vuelvan a los barrios”, añadió.
Desde la comisión directiva se decidió primero competir en el fútbol femenino y después avanzar en el fútbol infantil.
“Fútbol de primera división de hombres todavía no tenemos porque sería entrar en una vorágine demasiado grande y el club quería arrancar desde abajo. El fútbol infantil masculino la pandemia no permitió que se desarrollase y estamos volviendo de a poco”, aclaró Levine.
El técnico contó con orgullo que una jugadora, la peruana Adriana Arteaga Vilca, fue convocada para la selección Sub’20 de su país natal.
“Trabajamos, entrenamos y procuramos hacer todo lo posible para lograr el ascenso porque creemos que el club cuanto más arriba esté más visibilidad va a tener y mayor llegada vamos a tener en los barrios populares. La idea es que las once jugadoras que salen a la cancha con la camiseta de Villas Unidas sean el espejo en el que se miren tantas otras niñas, jóvenes y mujeres de los barrios populares y de villas de emergencia y que tengan ganas a venir a formar parte de esto”, señaló.
Sin embargo, este club no solo se enfoca en lo deportivo. También tiene como eje central intentar solucionar diversas problemáticas que atraviesan las jugadoras.
Bárbara Corte, una de las jugadoras del equipo, tiene 38 años, es trabajadora social y destacó el trabajo que hace el club por la inclusión social.
“Por mi militancia y por mi laburo como trabajadora social me enteré del proyecto de Villas Unidas. Me encantó como proyecto social, estaba re interesada y fui a una reunión más política, institucional, para conocer la experiencia y hablar algunas cuestiones sobre el trabajo social, dar opiniones sobre lo que se podía hacer. No pensé que había fútbol femenino. Me contaron y dije: ‘Che, ¿me puedo ir a probar?’. Cambié de eje, fui y quedé en Villas”, contó a Efe minutos antes de sumarse al entrenamiento.
“Villas Unidas está creado por la bancada muy fuerte de las organizaciones sociales que ponen el eje en que la inclusión social a través del deporte no quede solo en palabras”, remarcó.
Este club se preocupa, según explicó Corte, por la terminalidad educativa, por cuestiones de salud como el acceso a las obras sociales, por la nutrición y por la salida laboral, entre otras cuestiones.
“Lo que hizo el club es analizar las políticas de transferencia de ingresos que existen en la Argentina y acompañar a cada una de las familias o a las propias pibas para poder percibir esa política de ingresos. Por ejemplo, gracias a estar en Villas Unidas pueden percibir uno de los programas sociales que es el Potenciar Trabajo”, dijo.
“Muchas veces se hace difícil sostener los espacios que nos gustan, nos dan alegría, nos dan placer, porque hay otra parte de la vida que cuesta mucho si no tenés trabajo, si no tenés quién te cuide a los pibes, si tenés violencia de género. Tiene que haber una bancada para poder sostener lo que nos da alegría que es estar acá en la cancha”, dijo.
Corte y otras jugadoras están haciendo el curso para ser directoras técnicas, financiado por el club. Otras futbolistas van a hacer una diplomatura en deporte sociocomunitario o están terminando la secundaria.
“Hace poco armamos una primera acta de acuerdo con los Centros de Acceso a la Justicia del Ministerio de Justicia para poder abarcar diversas cuestiones con equipos interdisciplinarios de abogados, psicólogos y trabajadores sociales. Villas es pionero, pero todos los clubes deberían tener un órgano de acción social ligado a todas estas problemáticas para ir trabajándolas”, concluyó.
Sebastián Meresman
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