Untonga, el artista uruguayo detrás de las tumbas con frases motivacionales que están tomando las calles del mundo

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La idea nació en Chile, en medio del estallido social y de una crisis personal de Gastón Rosa. Quería expresarse y eligió este medio.

“Yo me dedico a naturalizar la muerte” es su respuesta ante una pregunta con tantas respuestas. Gastón Rosa nació en Uruguay y es la mano y corazón atrás de tantas tumbitas rosadas que se pueden ver por las calles de Montevideo, de Buenos Aires, de Ciudad de México, de Valencia o Barcelona. El factor lúdico lo entretiene, eso de armar un circuito de tumbas cuyos significados se reinterpreten a piacere.

Al montevideano no le hace falta ser demasiado atento como para identificar su arte. Está en las paradas de autobús, en las ventanas de cafeterías, en las fachadas de oficinas. El porteño, en tanto, se va acostumbrando de a poco a su caligrafía, a su color rosado, a la forma de las tumbas y al tono de sus frases. “Pueden ser optimistas si uno se siente optimista, pero no por sí solas. No me gusta transmitir `bajón´ en la ciudad, porque el bajón ya está a la vista. Asumo que estamos en momentos dramáticos”.

Uno de esos momentos fue el que dio comienzo a este proyecto. Corría el año 2019 y Gastón estaba asentado en Santiago de Chile “con la excusa del amor”. Mientras tanto, trabajaba en el rubro publicitario para Uruguay. Pasó el tiempo y esa excusa del amor entró en decadencia, fue desvinculado del trabajo y su situación económica comenzó a incomodar. Las ganas de volver a Uruguay eran importantes, al igual que la crisis en Chile, pero dejar lo que tenía tampoco era fácil. No veía un retorno, no veía un siguiente café, era cortar de raíz.

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Gastón se sorprende con sus propias obras. Pasa por un lugar, se cruza con una tumbita y la reinterpreta. Se ve a sí mismo escribiéndola y también a él viendo eso en el presente.

Vivía en la zona de Parque Bustamante, cerca de donde ocurren las manifestaciones. Estaba cansado, entonces empezó a pegar tumbitas. Cansado de todo: “Esto de pegar tumbitas fue un preámbulo de mi propia transmutación de volverme a Montevideo. Había una crisis social y yo estaba pasando por una crisis personal”.

Pensar aunque te tiren gas fue el epitafio que eligió para la primera, hecha con marcador. Esa era su forma de participar en la calle, lugar que le atrajo por ser “un espacio muy democrático que tiene más que ver con el resto” que con él mismo. Y así fue como pegó unas 20 más.

Salía de noche y al otro día despertaba con varias réplicas de personas que respondían por Instagram, porque en todas sus intervenciones aparece su nombre artístico, su alter ego, su discurso: @Untonga. De a poco, el fenómeno crecía y el interés de la gente crecía. Gastón pegaba cada vez más tumbitas. La idea corpórea y mecánica de pintar en papel kraft y pegar le daba placer. Lo hacía para él, pero en el entendido de que “tenemos el derecho de compartirlo y la obligación de expresar para habilitar al otro a sentirse identificado y empezar el diálogo”. Quizá lo que hace es enmarcar temas para que alguien los continúe, piensa.

Las tumbas las pintaba en su casa y cada tanto hacía una recorrida para pegarlas. Muchas veces era ahí que se enteraba -y continúa pasando- de lo que días o semanas atrás había escrito. Un día se encontró con una que decía: “Hacelo, hacelo, hacelo, hacelo” -le gustaba mantener el voceo uruguayo, como un mensaje de inmigrante-. Lo tomó como una señal, un impulso para renacer, para irse.

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En Chile intentaba pegarlas de noche para evitar problemas con los carabineros

La vuelta a Montevideo

La despedida llegó y una vez en Montevideo volvió a la casa de sus padres. Tenía que rearmarse. Trabajó en proyectos de comunicación, dio talleres de redacción y continuó con la pegada de tumbas. “Lo veía como una terapia: la gente me escribe y cuenta lo que le pasa, aparece la sincronía”, dice Gastón. Sostiene que todos sienten lo mismo, entonces escribe sabiendo que todos, en algún momento, lo van a sentir.

También le pasa a él, que a veces sus propias obras lo sorprenden: Pasa por un lugar, se cruza con una tumbita y la reinterpreta. Se ve a sí mismo escribiéndola y también a él viendo eso en el presente.

Insiste en la sincronía. “Un dia escribí una tumba que decía Esta bien despedir. Dejar ir. De esa muerte cada parte tendrá un bonito jardín y cada tanto se sonreirán al regarlo. A los días me escribe una chica diciéndome que lo vio cuando estaba yendo con su madre -por primera vez en mucho tiempo- al lugar en donde habían tirado las cenizas de su abuela. Ese lugar estaba a una cuadra del ventanal con la frase. Para mi esta bueno eso de dejar mensajes que pueden ser reinterpretados desde distintos lugares”.

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Las tumbas son hechas con pintura en papel kraft, guardadas y posteriormente pegadas

Mucha gente le cuenta sobre situaciones importantes en las que las tumbitas aparecen en el medio. Incluso están los casos de personas que se acercan para conversar y no es de su arte, si no de la muerte. Actualmente se junta con un grupo de mujeres que se juntan una vez por semana a hablar de la muerte y lo invitaron a participar. “Esto me ha llevado a situaciones muy particulares que disfruto mucho”.

Otra de estas situaciones culminó en una amistad entre Gastón y Papina De Palma, la reconocida cantautora uruguaya. “Papina hizo una canción con la letra de una tumba y ahora estamos en una amistad desde ese lugar de encontrarnos en lo dicho. Yo la escuchaba mucho a ella. Es interesante cómo Papina me inspiró y yo la inspiro. Va en círculos. Es energía en movimiento. Cuando me lo mandó me encendí, sentí que estaba creciendo esto que yo hago”.

Hoy en día su energía está puesta un 80% en Untonga y un 20% en actividades como dar talleres de redacción: “Es una buena excusa para tomar vino y escribir. Creo que es lo que más disfruto”.

Morir y renacer

El proyecto tiene varios frentes. Por un lado está lo pop, el color rosado que desafía lo oscuro y masculino asociado al arte callejero. Eso molesta, pero en realidad estoy hablando de la vida y no de la muerte. La opción de la tumba como objeto que enmarque los mensajes dice que fue algo azarosa.

Si tenemos presente la muerte podemos vivir con plenitud”, piensa. Una vez alguien le dijo que las sociedades que recuerdan la muerte una vez por semana son más felices y Gastón parece estar de acuerdo.

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Gastón convocó a una celebración en Uruguay para cuestionar la forma en la que se recuerda a los muertos

Antes de estar en Chile viajó a México. Estuvo allí el 2 de noviembre, durante la gran celebración por el Día de los Muertos. La energía de la ciudad preparándose para celebrar a sus fallecidos lo marcó, sobre todo por estar acostumbrado a celebrarla desde otro lugar.

El dos de noviembre de 2021 convocó a una celebración con la idea de cuestionar lo que se hace en Uruguay para recordar a los muertos. ¿Se puede pensar en otras formas? Entonces mostró las instrucciones del altar mexicano. “Fue interesante ver el altar mexicano con mates. La idea prendió a la gente y eso es algo que trasciende lo que hago. Creo que es poderosa la idea de juntar a personas para recordar que estamos vivos y que vamos a morir, pero no desde un lugar trágico, sino de aceptación”.

Un libro de oncología, tatuajes, tortas de cumpleaños y una escuela al norte de México: las tumbitas aparecen en todos lados

El fenómeno creció y excedió su control. Hay gente que elige sus diseños para tortas de cumpleaños -algo que le parece que puede ser incluso absurdo, ya que son tumbas en un cumpleaños-, tatuajes y hasta un libro de oncología.

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Tatuaje “El infinito está adentro”
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Tatuaje “Sobremorir a todo sobre morir”

Otro caso es el de una profesora de una escuela al norte de México, que eligió una de sus tumbas para decorar la coordinación del instituto.

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Una profesora mexicana decidió utilizar una de sus tumbitas para recordar parte del centro estudiantil
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Mensaje de la profesora mexicana

Gastón siente estas apariciones como cosas ajenas a él: “Es la persona y la frase, no tiene nada que ver conmigo”.

Tumbas por el mundo

Buenos Aires tiene cada vez más de sus dibujos. Las hay en Niceto Vega, en Dorrego y Cabrera, en Luis María Campos e Indalecio Chenaut, en el subte de Carranza, en San Telmo y en Villa Crespo, por mencionar algunos lugares.

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Tumba ubicada en Luis María Campos e Indalecio Chenaut (Buenos Aires). Es la continuación de otra que dice Acordate de vos. “Fue un mensaje que hice mirando y escuchando el entorno de crisis”, dice.

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Algunas son textos cortos, otras son continuaciones. Un ejemplo de ello es la tumbita ubicada en Luis María Campos, que dice Sos mucho más de lo que te viene pasando y continua a otra que dice Acordate de vos. “Fue un mensaje que hice mirando y escuchando el entorno de crisis”, agrega.

En Valencia hay más y ninguna fue pegada por él: “La gente me pide que le dé alguna y yo las doy”.

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Gastón se sorprende al ver la cantidad de personas que se sacan fotos con las tumbas y no solo de las tumbas

En Barcelona había una gigantesca. Del otro lado estaba una pintura de Raffaella Carrà. En determinado momento le llegó la noticia de que había sido arrancada durante un ataque neonazi, en el que también quitaron la pintura de Raffaella Carrà. No sabe cómo calificar el hecho y se limita a decir: “Aprendí que tienen que ser más chicas”.

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La tumba en Barcelona fue arrancada durante un ataque neonazi

Más que solo él

Gastón colaboró -a través de Untonga- con Netflix México, haciendo epitafios con personajes de series y películas que murieron en el marco de un proyecto que buscaba abordar la muerte desde un lugar distinto al de la cultura mexicana.

También tiene un podcast llamado Muerte, en el que personas cuentan, de acuerdo a lo que se dedican, qué visión tienen de la muerte. En el primer capítulo habló con una referente Charrúa sobre cómo era la muerte para ellos.

– ¿En algún momento te aburre hacer esto?

– Sí, me ha aburrido bastante. Sobre todo la parte digital. Me aburre y me alimenta, pero veo al aburrimiento como un desafío para hacer otras cosas. Varias veces pensé en frenar.

Gastón disfruta jugar con Untonga, con su discurso. Es un alter ego que no dice todo lo que siente, pero sí siente todo lo que dice.

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