Una alternativa eficaz sin eternos trámites burocráticos. La administración de justicia que recae en uno de los Poderes del Estado se ha visto seriamente afectado por la desconfianza y la lentitud de los procesos que pueden durar años en ser resueltos, y que siguen sumando páginas a las torres de documentos. Bajo este contexto, una de las alternativas eficientes es el arbitraje, un medio de solución de controversias -de carácter civil o comercial- distinto a un proceso judicial. Ambas partes involucradas acuerdan someterse a la decisión de un árbitro, profesional que toma la responsabilidad de dar solución a la disputa.
La decisión que se tome en cada caso es confidencial y se define por medio de un laudo arbitral o sentencia, que es definitiva e inapelable. En diálogo con Infobae, la secretaria general del Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Lima y Magister en Derecho, Marianella Ventura Silva, explica el escenario en que se desarrolla este mecanismo, ventajas y el soporte de profesionales especializados.
En este entorno de desconfianza con las instituciones del Estado y la lentitud de los procesos, ¿cuáles son las ventajas del arbitraje?
– La celeridad. Los juicios en el Poder Judicial pueden durar seis u ocho años. Estamos hablando de una única instancia. Después esa decisión o resolución podría ser apelada. Entonces, estamos hablando de más de 10 años, y ni siquiera estamos hablando de una ejecución. En el arbitraje los tiempos son mucho más acortados, de 18 o 24 meses, dependiendo de la complejidad del caso. También la flexibilidad, ya que las partes pueden acordar cuánto tiempo necesitan; y la transparencia de información cuando se trata de asuntos públicos.
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“En el Centro de Arbitraje tenemos un procedimiento breve para controversias con una cuantía que no supere los 50 mil dólares, basadas en pruebas documentales. En estos casos, en cinco meses se concluye”.
Indica que los árbitros pueden ser elegidos por las partes, expertos con amplia reputación y trayectoria. Para la fundadora y primera presidente de la asociación civil Arbitration 360°, es importante que estos profesionales tengan una especialización en la materia de fondo en controversias, y también en arbitraje.
¿Cómo es la elección de los árbitros para cada proceso?
– Cada una de las partes designa a su árbitro, y luego ellos designan al presidente del tribunal arbitral. El Centro de Arbitraje del CCL tiene un registro de árbitros que han sido previamente evaluados en cuanto a su experiencia, capacidades, actitudes y trayectoria ética. Si eligen uno de nuestra lista, pasan a la otra etapa del proceso. Si optan por uno externo, deberá esperar una confirmación por parte del consejo que revisa sus antecedentes.
Un entorno de igualdad. ¿Cuántas mujeres y hombres laboran como árbitros?
– Tenemos 20 secretarios arbitrales, de los cuales seis son hombres, y trece mujeres en el equipo de la secretaría arbitral. En el consejo también tenemos consejeras titulares
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Es importante la presencia de mujeres en este tipo de profesiones, donde la participación de los hombres suele ser más imponente.
– A nivel de centro hemos alcanzado una equidad. A nivel de árbitros, si bien se ha avanzado mucho en los últimos años, todavía hay camino por recorrer. Es mayoritario el número de hombres respecto a las mujeres, pero cada año incluimos más. Cada vez hay mayores iniciativas para promover la diversidad de género.
“Por ejemplo, el arbitraje internacional se caracteriza por la diversidad. Claramente, tener un tribunal que lo refleje favorece a las sinergias y le da una mayor legitimidad frente a las partes porque es más representativo”.
¿Qué rol juega el Centro de Arbitraje en promover una designación más equitativa entre hombres y mujeres?
– Realizamos varias actividades para promover una mayor inclusión de mujeres en el mundo del arbitraje. Hace algunos años hicimos un programa de mentoría. Tuvimos una buena acogida. Contamos con 35 participantes que querían un cierto apoyo, monitoreo por parte de arbitros o arbitras con mayor recorrido. Es un tema que tenemos muy presente, el porcentaje va aumentando año a año.
Sobre los sesgos inconscientes que marcan las brechas entre los profesionales, la abogada determina que, aunque la cantidad de árbitras sigue siendo menor al de árbitros, es válido destacar la presencia que ellas tienen en este mecanismo.
“Las mujeres estamos muy empoderadas, hay buenas profesionales, sobre todo en las generaciones más jóvenes. Hay muchas participando en la comunidad arbitraria”.
Los desafíos del arbitraje en Perú.
– Para las árbitras, una mayor visibilidad, tener una voz fuerte, hacerse sentir. En el caso de la institución, tener un compromiso para sostener igualdad en oportunidades entre hombres y mujeres. En el caso de la institución, estamos viendo cómo innovar en nuestro servicios. Estamos repotenciando el equipo en el secretaría arbitral del CCL para actuar de una manera aún más proactiva; agilizando los procesos a favor de las partes y planeamos implementar inteligencia artificial para que sea intuitivo a los usuarios.
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