
El bufete de abogados estadounidense Foley & Lardner, que había sido contratado por el régimen de Nicolás Maduro para prestar servicios de lobby ante funcionarios del país, lo dejó como cliente luego de recibir una estridente crítica pública por parte del senador republicano y ex gobernador del estado de Florida, Rick Scott.
En una carta pública, Scott aseguró que Maduro está cometiendo un genocidio contra el pueblo venezolano y expresó que ninguna empresa del país debería tener contacto con la dictadura. Además, expresó que rehusaría a reunirse con ningún miembro y urgiría a sus colegas a hacer lo mismo.
En una declaración escrita a The Associated Press -que reportó el hecho en primer lugar- Scott dijo que esperaba que “los últimos días sirvan de lección a cualquier otra empresa de lobby, consultoría u organizaciones que no me voy a quedar callado si apoyan a Maduro y su pandilla de matones“. El bufete había cobrado USD 12,5 millones del inspector general Reinaldo Muñóz, el abogado de mayor rango del régimen.
En concreto, Muñóz había contratado a Robert Stryk, de la firma Sonoran Policy Group, como parte de un acuerdo más amplio con Foley & Lardner. Según documentos publicados el lunes por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, las dos empresas se habían registrado separadamente como contratadas por Muñóz ante el Departamento de Justicia. Sus labores, describieron, incluirán “desarrollar una estrategia para actuar con el gobierno de Estados Unidos a fin de retirar al actor extranjero u otros actores de las listas de entidades sujetas a sanciones económicas estadounidenses debido a sus vínculos con la República”.

La contratación del bufete se enmarcó en lo que parece ser un esfuerzo más amplio por parte del régimen de Maduro de entablar contactos con Estados Unidos. En las últimas semanas manifestó al menos dos veces en público su voluntad de tener un diálogo directo con la administración de Donald Trump.
“Si hay respeto entre los gobiernos, no importa cuán grande sea Estados Unidos, y si hay un diálogo, un intercambio de información veraz, entonces estén seguros de que podemos crear un nuevo tipo de relación”, expresó Maduro al Washington Post, en la primera entrevista con un medio estadounidense desde febrero del año pasado, cuando expulsó abruptamente a todos los periodistas de Univisión de Venezuela.
El chavista dijo que está listo para negociar con Washington el fin de las sanciones impuestas por el presidente Donald Trump que tienen como objetivo asfixiar a la industria petrolera venezolana y obligar a Maduro a dejar el poder. Según afirmó, un levantamiento de las sanciones beneficiaría a las compañías estadounidenses. “Una relación de respeto y diálogo trae una situación en la que todos ganan. Una relación de confrontación trae una situación en la que todos pierden. Esa es la fórmula”, dijo Maduro.
No obstante, el gobierno estadounidense ha rechazado cualquier posibilidad al respecto. En una declaración pública en Costa Rica la semana pasada, el secretario de Estado Mike Pompeo aseguró que la comunidad internacional -aunque no Estados Unidos- ha sostenido numerosas conversaciones con Maduro, pero que no ha habido voluntad de parte del régimen chavista de celebrar elecciones libres.
Por su parte, en declaraciones a la cadena Caracol, el diplomático norteamericano aseguró que la estrategia de Washington “está funcionando” para terminar con la dictadura chavista: “Lo que yo escucho es que la estrategia está funcionando… Antes de la caída de la Unión Soviética nadie creía que estaba funcionando, pero funcionó. Hemos fortalecido a la gente de Venezuela. El mundo está con ellos y hemos impuesto duras sanciones, así que continuaremos haciéndolo”. “Maduro se irá y Venezuela tendrá elecciones”, auguró.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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