Mikaela Viqueira
Nueva Delhi, 2 jul. El icónico minarete de la India Qutub Minar está en disputa tras una polémica demanda que pide reconstruir 27 templos hindúes, destruidos para alzar el complejo de monumentos islámicos de su alrededor.
Considerado el minarete de ladrillos más alto del mundo con sus 72,5 metros de altura, Qutub Minar se consagra como uno de los atractivos turísticos más visitados de Nueva Delhi y, según su historia, fue construido como símbolo de victoria de la invasión mongol a finales del siglo XII.
Los alrededores del minarete, que incluye edificios funerarios, la gran puerta Alai-Darwaza, de corte indo musulmana, y dos mezquitas, se cimentaron con materiales de 27 templos de la casta de los brahmanes (sacerdotes), además del sancta-sanctorum del venerado dios hindú Vishnu, que ahora piden ser reconstruidos.
“El sancta-sanctorum del dios Vishnu fue demolido, desmantelado, y las estatuas fueron retiradas y deshonradas. Por eso estamos reclamando por la restauración de nuestro patrimonio cultural original”, dijo a Efe la abogada de los demandantes, Ranjana Agnihotri.
MATEMÁTICAS VS PATRIMONIO
La petición, realizada por un grupo de hindúes, desata las preocupaciones de que el histórico complejo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993, se reduzca a pedazos, como ya ha sucedido con otros templos religiosos recientemente en el país.
Pero Agnihotri aclaró que en ningún momento pretenden “cambiar la naturaleza de Qutub Minar”, sino “restaurar la herencia del proceso original”.
La abogada sostiene allí hubo templos hindúes donde los brahmanes (sacerdotes) realizaban “experimentos geométricos y matemáticos” y los mongoles cambiaron su nombre tras su llegada al poder, derruyendo “muchos símbolos interesantes”, como deidades femeninas que, según alegan, “fueron desmenuzadas para humillar a las mujeres indias”.
“Los musulmanes nunca lo usaron como una estructura musulmana, solo para mostrar el patrimonio cultural del país”, agregó.
Sin embargo, Qutub Minar presenta una serie de particularidades que juegan en contra de esta demanda: en 1914 fue declarado monumento nacional protegido, y tras la independencia de la India en 1947 su estatus se “congeló”, lo que significa que “cualquiera que fuera su estado, seguirá manteniendo ese estado, no cambiará”, indicó a Efe el arquitecto experto en patrimonio, K. T. Ravindran.
El arquitecto reconoce que si bien se trata de una obra asociada al periodo islámico, desde el punto de vista cultural “ha sido siempre un símbolo de la victoria” alejada de cualquier práctica religiosa, por lo que su estatus no debería cambiar.
TENSIONES RELIGIOSAS
La demanda ha desatado un gran temor a que vuelva a suceder un episodio similar al de 1992, cuando una turba de fundamentalistas hindúes destruyó la mezquita de Ayodhya, tras una movilización apoyada, entre otros, por líderes del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP).
La mezquita se alzaba en un terreno sobre el que afirmaban que nació el dios hindú Ram, lo que provocó los disturbios en los que murieron unas 2.000 personas, en su mayoría musulmanes.
El Tribunal Supremo resolvió este histórico caso en 2019 en favor de los hindúes, autorizando la construcción de un templo hindú.
La polémica demanda se enmarca en una creciente tensión religiosa en el país, recientemente avivada por el brutal asesinato un sastre hindú por supuestas motivaciones religiosas, y los hirientes comentarios a Mahoma por parte de una portavoz del BJP que han desatado una nueva ola la violencia en el país.
En este contexto, grupos de integristas han aprovechado para registrar ante los tribunales la destrucción de mezquitas que se erigieron sobre suelo supuestamente hindú.
El pasado mayo, en el curso de una investigación ordenada por un tribunal, se descubrió un supuesto “lingam” del dios Shiva, una figura ovalada que simboliza a esta deidad hindú, en la mezquita de Gyanvapi, en la ciudad sagrada para el hinduismo de Benarés.
La controversia llegó incluso al icónico Taj Mahal, después de que un miembro del BJP del primer ministro indio, Narendra Modi, pidiese a un tribunal una investigación sobre esta edificación pocas semanas después.
De perder el juicio, cuyo veredicto se dará a conocer a finales de agosto, Agnihotri llevará el caso hasta las últimas consecuencias.
“Si mi caso falla, procederé a la Alta Corte, y si de allí no obtengo éxito, definitivamente me trasladaré a la Corte Suprema para obtener justicia”, afirmó.
CUESTIONES RELIGIOSAS
Para el abogado especializado en defensa del patrimonio Jayant Thipathy las cuestiones políticas son lo que mueve a estos grupos hindúes a probar suerte ante la justicia para cambiar la historia del país a su antojo.
“Es un hecho histórico registrado que esa área tenía un grupo de templos que fueron demolidos y los escombros se usaron para hacer Qutub Minar y los monumentos a su alrededor, pero eso sucedió hace 600 años”, insistió.
Ravindran, en este sentido, pide dejar a un lado las tensiones religiosas y desarrollar “una perspectiva más amplia sobre la historia y una perspectiva más amplia sobre qué son estos monumentos, que deben ser valorados por su mérito arquitectónico”.
Al fin y al cabo, “la arquitectura pertenece a la humanidad”, sentenció. EFE
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