Un novato de los Astros mantiene su compostura… la mayor parte del tiempo

Especial para Infobae de The New York Times.

HOUSTON — Al crecer en la República Dominicana y luego en Providence, Rhode Island, Jeremy Peña soñaba con convertirse en un jugador de béisbol profesional. Cuando él y su hermano jugaban juntos, su hermano se encargaba del campocorto mientras que Peña estaba en la segunda base, la misma posición que jugaba su padre en las ligas mayores. Aun así, Peña quería emular a un campocorto que veía en la televisión: José Reyes de los Mets de Nueva York.

“Él era eléctrico”, dijo Peña en una entrevista a principios de este año. “Eso me encantó. Traté de hacer que eso fuera parte de mi juego, la energía que él aportó”.

Peña, un novato, ha traído eso y más a los Astros de Houston este año. Al remplazar al antiguo campocorto del equipo, Carlos Correa, quien partió a los Mellizos de Minnesota como agente libre, Peña, de 25 años, ha brindado poder en el plato, destreza defensiva en el campo y aplomo en todos los lugares a los que va. Al jugar una posición crítica en un equipo que tiene una racha vencedora, ayudó a los Astros a ganar 106 juegos de temporada regular y su quinto título de la División Oeste de la Liga Americana en seis años.

En su primera postemporada, Peña ha sido tan decisivo como Correa, quien condujo a los Astros a un título de Serie Mundial en 2017, empañado desde entonces por el escándalo de robo de señas, y logró conectar 18 jonrones durante una eliminatoria, en su tiempo con Houston.

Peña tuvo una explosión ganadora en la entrada 18 del Juego 3 durante una barrida a los Marineros de Seattle en su serie divisional, al mejor de cinco, de la Liga Americana. Y en la serie de campeonato de la Liga Americana, al mejor de siete, contra los Yankees de Nueva York, Peña fue nombrado Jugador Más Valioso por batear .353 (6 de 17) con dos jonrones, incluido uno que empujó tres carreras para empatar el marcador en el Juego 4 de la barrida antes mencionada.

“Es algo surrealista”, dijo Peña después. “Sueñas con estas cosas cuando eres un niño y les digo a mis compañeros de equipo: nos presentamos todos los días. Nos mantuvimos fieles a nosotros mismos todo el año. Estamos a un paso del objetivo final”.

A lo largo del camino, Peña no solo se ha ganado el respeto de sus compañeros, sino también a muchos aficionados. Desde lejos, un nuevo admirador lo ha visto jugar con frecuencia.

“Es supertalentoso”, dijo Reyes, de 39 años, durante una entrevista. “Él juega béisbol duro y con pasión. Es su primer año, y parece que tiene 10 años en la liga. Está relajado y luce como todo un veterano. Parece ser disciplinado. No lo conozco personalmente, pero su estilo de juego es admirable”.

Reyes, quien se retiró después de la temporada 2018, hizo eco de los sentimientos que muchos jugadores y directivos de los Astros tienen sobre Peña. A diferencia de Correa, la primera selección general en el draft de 2012 por los Astros, Peña fue seleccionado de la Universidad de Maine en la tercera ronda hace apenas cuatro años. Y cuando Correa firmó un contrato de tres años y 105,3 millones de dólares con los Mellizos en el entrenamiento de primavera, Peña solo tenía 182 juegos de ligas menores en su haber.

“En este momento, en su primera temporada, Jeremy está en el escenario más grande del mundo y no tiene miedo”, dijo el antesalista de los Astros, Alex Bregman, durante la Serie de Campeonato de la Liga Americana. Más tarde agregó: “Ha habido altibajos como los hay para todos a lo largo de una temporada, pero que haya podido manejar eso en su primer año ha sido extremadamente impresionante. Simplemente, estoy superorgulloso de él”.

Peña dijo que no siempre había sido equilibrado y que tenía que trabajar para desarrollar esa cualidad. La belleza del deporte, dijo, es su cotidianidad, que obliga a los jugadores a aprender la humildad porque un buen o un mal juego puede ser fugaz. Lo ha ayudado apoyarse en su padre Gerónimo, quien jugó en partes de siete temporadas con San Luis y su última temporada en 1996 con Cleveland.

“Probablemente, viene de su formación”, dijo el mánager Dusty Baker sobre el aplomo de Peña, “de su cultura, de su padre que jugaba, de su madre con la que es cercano y del hecho de que creo que es el único dominicano que conozco que fue a la Universidad de Maine”.

Sin duda, Peña ha dejado su huella. Bilingüe como Correa y Reyes, se ha mezclado a la perfección entre los estadounidenses y los latinos en el clubhouse de los Astros. Sus compañeros de equipo han quedado asombrados por su alcance en el campocorto. En 136 juegos de temporada regular, bateó .253 con un porcentaje de bases alcanzadas más “slugging” de .715 y 22 jonrones. Solo Julio Rodríguez de Seattle, el favorito para el premio al Novato del Año de la Liga Americana, tuvo más jonrones entre los novatos este año.

Sin embargo, en la segunda mitad de la temporada, Peña tuvo problemas, como lo hacen muchos novatos a medida que los lanzadores rivales se adaptan a ellos. Desde la pausa del Juego de Estrellas a mediados de julio hasta el 10 de septiembre, Peña registró un promedio de embase de .591. Pero en un turno al bate contra Shohei Ohtani de los Angelinos de Los Ángeles, Peña evitó la patada habitual en su “swing” y en cambio bajó el pie izquierdo antes, y esto ha dado sus frutos. Desde entonces hasta el final de la temporada regular, registró un promedio de embase de .824 con cinco jonrones.

“Antes, trataba de leer el lanzamiento cuando mi pierna estaba en el aire”, dijo. “Y luego, cuando me dije a mí mismo que debía balancearme, que debía encontrar el suelo y luego comenzar a balancearme. Pero tener el pie en el suelo pronto es solo eliminar ese paso y ahora tengo más tiempo para tomar mi decisión”.

Quizás la mayor diferencia entre Peña y el jugador que modeló su juego, Reyes, es su expresividad en el campo. Si bien Peña lanzó su bate después de su batazo clave contra los Yankees, en general ha sido menos llamativo que Reyes.

“Yo era mucho más tonto que él en ese momento”, dijo Baker, quien jugó 19 temporadas en las mayores, sobre Peña. “Muchos novatos son un poco tontos y, a veces, te alimentas de esa tontería, como lo hacen los jugadores mayores. Necesitas eso. Pero Peña es callado y no se distrae”.

Peña tuvo un extraño momento de dinamismo después de ese jonrón. Normalmente, hace una señal de corazón hacia su madre en las gradas cuando cruza el plato. Pero cuando rodeó la tercera base, se encogió de hombros, gesto que el jugador de baloncesto Michael Jordan hizo famoso.

Después del partido, mientras recibía su trofeo de Jugador Más Valioso de la Liga Americana en el Yankee Stadium por televisión, se le preguntó a Peña sobre ese momento. “Simplemente, me salió”, dijo Peña, sonriendo tímidamente. De pie junto a Peña, Baker le pidió que lo hiciera de nuevo. Peña obedeció y los Astros se rieron.


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