Un medicamento antiguo puede ser un nuevo aliado en la lucha contra los infartos

Imagen de un corazón en un vibrante electrocardiograma, destacando la importancia de la salud cardíaca y la vida sana para la longevidad. (Imagen ilustrativa Infobae)
La colchicina ha demostrado reducir el riesgo cardiovascular en un notable 31%, podría revolucionar las estrategias de prevención en pacientes de alto riesgo (Imagen ilustrativa Infobae)

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) ha dado un paso pionero en la prevención de los infartos de miocardio al aprobar el antiguo fármaco colchicina como primer tratamiento de la inflamación cardiovascular, según publicó The Wall Street Journal.

Conocido en el pasado por su uso en el tratamiento de la gota y la fiebre mediterránea familiar, este fármaco versátil entra ahora oficialmente en el arsenal de los métodos de prevención del infarto de miocardio. Sin embargo, es posible que los cardiólogos se muestren inicialmente reticentes ante este avance, debido a la falta de marketing farmacéutico y a la preocupación por los efectos secundarios.

Se ha descubierto que la colchicina, administrada en dosis bajas, reduce el riesgo cardiovascular en un impresionante 31% en pacientes que ya reciben tratamientos preventivos como las estatinas. Su aprobación refuerza la idea cada vez más extendida en cardiología de que la inflamación desempeña un papel importante en la aterosclerosis, enfermedad que obstruye las arterias.

“No están en conflicto, son sinérgicos”, subrayó el doctor Paul Ridker, director del Centro de Prevención de Enfermedades Cardiovasculares del Hospital Brigham and Women’s, refiriéndose a la utilización simultánea de colchicina y fármacos convencionales. Ridker es asesor científico de Agepha Pharma, propietaria de los derechos de comercialización de la colchicina de 0,5 miligramos para la reducción del riesgo cardiovascular. No participó en los estudios previos a la aprobación del fármaco.

La imagen muestra la circulación de glóbulos rojos en arterias y venas, resaltando su importancia en la salud cardiovascular y la atención médica del corazón. (Imagen ilustrativa Infobae).
Un giro inesperado: de tratar la gota a prevenir infartos (Imagen ilustrativa Infobae).

Según el artículo, esta aprobación de la colchicina supone un avance hacia la cardiología de precisión. El campo se está alejando de los enfoques terapéuticos generalizados, optando por tratamientos más específicos que buscan maximizar la protección cardiaca de los pacientes de alto riesgo de forma más eficaz, más allá del uso de estatinas.

El Dr. Richard Kovacs, profesor de la Universidad de Indiana y jefe médico del Colegio Americano de Cardiología, insiste: “Tenemos que adaptar el tratamiento a los factores de riesgo individuales del paciente”. La estrategia de referencia para los pacientes de alto riesgo sigue priorizando el uso de estatinas, el control de la tensión arterial y medidas preventivas contra la coagulación como la aspirina o los antiagregantes plaquetarios, complementadas con cambios en el estilo de vida como dejar de fumar y hacer ejercicio con regularidad.

A pesar de sus beneficios potenciales, se prevé que el despliegue de la colchicina se enfrente a obstáculos debidos a diversas dificultades, consignó The Wall Street Journal. Entre ellos, los posibles efectos secundarios, como la diarrea asociada a dosis altas, y la limitada aprobación del Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón. Por otra parte, Agepha Pharma es una empresa pequeña con sede en Dubai que no cuenta con un equipo de ventas oficial en EE.UU. Sin embargo, el mercado potencial de este agente antiinflamatorio es considerable, si se tiene en cuenta la considerable población de pacientes con aterosclerosis y niveles elevados de proteína C reactiva (PCR), incluso tras un tratamiento intensivo con estatinas.

Representación realista de un corazón anatómico en rojo brillante con venas y arterias detalladas sobre fondo azul, simbolizando la unión entre tecnología, salud y prevención. (Imagen ilustrativa Infobae)
El futuro de la colchicina: competencia y evolución en las directrices médicas. (Imagen ilustrativa Infobae)

Los avances en torno a la colchicina evidencian que la inflamación puede ser determinante en el riesgo de infarto. Los datos de un estudio de 10.061 pacientes, denominado Cantos, revelaron una reducción del 15% de los episodios cardiovasculares graves entre los pacientes con PCR elevada sometidos a tratamiento con un inhibidor de la respuesta inmunitaria inflamatoria llamado canakinumab, de Novartis.

Mientras científicos y clínicos siguen desentrañando las complejidades de las cardiopatías, la aprobación de la colchicina como agente antiinflamatorio marca un hito importante. Sin embargo, el camino hacia su adopción generalizada puede estar plagado de dificultades, sobre todo por la existencia de otros medicamentos competidores en fase de desarrollo. A medida que la práctica clínica y las directrices sigan evolucionando, quedará por determinar el lugar específico de la colchicina en el conjunto de medidas preventivas contra las cardiopatías.

Qué es la colchicina

La colchicina es un medicamento antiinflamatorio utilizado en el tratamiento de diversas afecciones médicas, incluida la gota, una forma de artritis que causa dolor e inflamación en las articulaciones. Además de su uso tradicional en enfermedades reumáticas, estudios recientes han explorado su eficacia en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio y la enfermedad coronaria crónica.

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La autorización de la colchicina como tratamiento antiinflamatorio representa un avance significativo, según los expertos
(Gettyimages)

La colchicina actúa inhibiendo procesos inflamatorios en el cuerpo, lo que puede reducir el riesgo de eventos cardiovasculares adversos. Sin embargo, el medicamento no está exento de efectos secundarios y debe administrarse bajo supervisión médica. Su mecanismo de acción y su perfil de seguridad continúan siendo objeto de investigación en ensayos clínicos para determinar su aplicabilidad en una variedad de contextos médicos.

Fuente: The New England Journal of Medicine


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