Sean Strickland es una de los mejores luchadores de UFC de la actualidad y este fin de semana tendrá un gran reto al enfrentarse a Israel Adesanya, considerado como el mejor libra por libra de la compañía. En la previa de la gran velada, el norteamericano habló sobre el oscuro pasado que lo atormenta y contó cómo su vida cambió drásticamente gracias al deporte.
En declaraciones publicadas por el portal británico The Sun, el luchador de 32 años contó que en su adolescencia vivía frustrado y las malas influencias lo llevaron por el camino del odio: “Estaba realmente enojado. Estaba tan enojado que de hecho pasé por esta extraña fase neonazi y supremacista blanca cuando era más joven”.
Sin encontrar un camino de paz, Strickland pasaba por entonces de problema en problema: “Me echaron de la escuela por crímenes de odio, como toda esta locura. Estaba enojado y tenía muchas influencias jodidas en mi vida que me hacía sentir tan bien odiar algo. Caminaba por la calle con un cuchillo o una piedra con la esperanza de matar a alguien”.
El peleador de 32 años, que se manifestó profundamente arrepentido de aquella etapa de su vida, explicó que la influencia de su abuelo era la piedra fundamental de sus pensamientos: “Él era como un gran pedazo de mierda. Pero cuando eres niño no ves eso, la adoración a los héroes. Él simplemente me llenó la cabeza con cosas locas”.
“Estás en séptimo grado hablando sobre los nazis y ni siquiera sabes qué carajo significa eso. Pero lo escuchas de alguien a quien admiras y esa identidad me consumió. Dibujar esvásticas yendo a la escuela, como si supiera qué carajo era eso”, agregó.
Strickland explicó que el entorno en el que vivía no ayudaba demasiado. Su abuelo era racista y su padre un alcohólico que solía ejercer violencia contra sus hijos: “Siempre bromeo sobre mi infancia y digo que no la reviviría ni por mil millones de dólares”. Y recordó: “La Navidad fue buena, durante aproximadamente una hora, antes de que comenzara a beber. Siempre bromeo diciendo que si puedes esquivar una botella de cerveza, puedes esquivar un puñetazo”.
Su vida parecía no encontrar rumbo alguno hasta que lo invitaron a un gimnasio a desquitar su odio lanzando golpes y entrenando para luchar. De esa manera, logró canalizar su frustración, conoció gente nueva y se dio cuenta de que su mirada neonazi no tenía lugar alguno en su mente. “Cuando eres racista, no avanzas en la vida. Estás jodido, hombre. Ser racista no tiene ningún privilegio, así que a mi abuelo le tuve resentimiento durante la mayor parte de mi vida”.
El peleador norteamericano agradeció a quienes le abrieron las puertas de las MMA: “Fue la primera vez en mi vida, Me emociona solo hablar de ello, que sentí felicidad. A partir de ahí quedé enganchado. Si no fuera por esto, probablemente habría terminado en una celda de prisión“.
Strickland, de 32 años, ostenta un récord como luchador de 27 victorias y cinco derrotas, además fue elegido en 2020 como el mejor del año por dos portales web expertos en la materia. Ahora, después de su victoria contra el alemán Abus Magomedov tiene la posibilidad de medirse ante Israel Adesanya, campeonato de peso mediano de UFC.
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