Luego de largos años de protestas y resistencia, finalmente una parte de los taxistas de la Ciudad de Buenos Aires decidió dejar de combatir a las aplicaciones de transporte e incorporarlas a su trabajo para sumar más opciones de servicio y tener una mayor ganancia.
Motivados en parte por la opción específica para taxistas que incorporaron en el último tiempo algunas de estas plataformas, varios conductores se convencieron de bajársela, se crearon un perfil y comenzaron a operar con ese sistema, paralelamente a sus viajes tradicionales, dejando atrás los piquetes y reclamos.
“Yo nunca me subí a esa movida de hacer protestas, jamás. Yo digo que los que lo hacen son odiadores seriales. Yo entiendo que te moleste la aplicación, que no cumplen con ciertas normas, pero es algo que pasa, que está sucediendo”, opinó Marcelo Norberto, que trabaja con ambas modalidades.
El hombre, propietario del auto en el que pasa un promedio de 10 horas por día, aseguró que “salen muchos más viajes con Uber que para el taxi”, al punto tal de que “más del 95 por ciento” de los trayectos que realiza son gracias a la app.
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“Es más, ahora aumentó el precio del taxi, en mayo último, y yo nunca fui a que me actualicen el reloj, me olvidé en su momento y después ni fui, porque casi no tiene sentido que lo haga. Esto a mí me da plata y también hay una realidad: la gente le tiene mucho odio a los taxistas, y por algo será también. Seguramente alguien, alguna vez, los trató mal, se sintieron inseguros, y después esa es una imagen que no podés cambiar. Contra eso no podés hacer nada, hay que adaptarse y listo”, agregó.
Por el contrario, quien tiene una visión completamente diferente a esta es Lucas, un profesional que hace 48 años conduce un taxi y se niega a incorporar, e incluso a usar, este tipo de aplicaciones, aunque remarcó que “cada uno es libre de hacer lo que quiera”.
“Esta es mi opinión personal, como conductor con más de cuatro décadas de experiencia, y es lo mismo que siempre hablo con mis amigos. Vos pedís un taxi y te llega un auto negro y amarillo, con un número de identificación, con el cartel de ‘taxi’, uno sabe a qué se está subiendo; cuando vos pedís por la aplicación, no te dicen ni el apellido del conductor, ni si tiene el vehículo en regla. Si te pasa algo, ¿a quién le reclamás?”, señaló.
En este sentido, el hombre, que también trabaja en la Sociedad Propietarios de Automóviles con Taxímetro (SPAT) sostuvo que las empresas como Uber son una “competencia desleal” dentro del rubro y que es un mito que sean más seguras.
“Yo nunca me pedí uno, no los consumo. Uno puede quejarse de que a veces hay algunos taxis que están en malas condiciones, bueno, es la realidad del país en el que vivimos, yo no puedo andar cambiando todo el tiempo el auto. Ellos compran un cero kilómetro, no pagan impuestos, no pagan licencia, entonces van pagando el vehículo, pero vos no sabés quién es o si sabe manejar. Nosotros tenemos entrenamiento y capacitaciones todos los años, y las hacemos. Ahora parece que en la provincia de Buenos Aires ya pueden circular, bueno, si es así que lo hagan, pero que no crucen a la ciudad”, completó.
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El caso de Arturo Hernán, en tanto, es otro de los tantos que hay actualmente por todos los barrios porteños, de taxistas que recientemente decidieron sumar a las plataformas digitales a su trabajo diario, en lugar de competir contra ellas.
De hecho, desde hace casi tres años tanto Uber como Didi tienen la opción para el usuario de pedir un “taxi”, de manera tal que pueden solicitar el auto para que los recoja en un punto de partida determinado y seguir todo el trayecto en tiempo real por GPS.
“Cuando pedís de esa manera, el cobro se hace según lo que marca el reloj, como en un taxi tradicional, lo cual lo hace un poco más caro. La diferencia es que acá no hay aumento por ‘alta demanda’. Por eso, cuando hay zonas o días puntuales en los que hay mucha movida, me llegan todos pedidos de modalidad ‘taxi’, porque ahí el precio es estable y se termina volviendo más barato”, explicó Arturo Hernán.
El joven comenzó a conducir profesionalmente hace seis años, pero durante la pandemia del coronavirus su empleo fue uno de los más perjudicados, ya que cayeron mucho los viajes, y cuando vio la posibilidad de incorporarse a las apps, no lo dudó.
“Incluso yo me había registrado como un Uber común, con el taxi, pero como si fuera un auto particular. Cuando vi que pusieron la nueva opción, me registré también ahí. Ahora hago las dos cosas y, si hago un promedio, te diría que el 60% de los viajes que hago son de taxi y el otro 40, por Uber. Yo creo que, de 10 taxistas, siete tienen también una aplicación”, precisó.
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Esta forma de trabajar es algo muy habitual en otros países, como en Perú, donde no hubo mucha resistencia a la llegada de las plataformas digitales y los transportes se adaptaron rápidamente a ellas, sumándolas a su día a día.
“Eso también pasó porque allá hay mucha informalidad, allá cualquier persona puede pintar su auto, ponerle un cartel y comenzar a trabajar como taxi. No pagan una licencia especial y los impuestos también son muchos menos, entonces fue más fácil”, detalló Arturo Hernán, que es oriundo de ese país, aunque hace casi tres décadas está viviendo en la Argentina.
Además, el joven destacó que estas plataformas le permiten “tener viajes en la provincia de Buenos Aires, cosa que antes no podía”, pero que todavía cumple con los requisitos y el pago de los impuestos de su taxi “para también mantenerse en la legalidad”.
Por su parte, Jorge Luis García, secretario general del Sindicato de Peones de Taxis de la Capital Federal, advirtió en diálogo con Infobae que el gremio que lidera está “en estado de alerta y movilización” en rechazo al avance de estas apps.
En este sentido, el dirigente sindical comentó que este jueves mantuvo una reunión con el jefe de Gabinete de la Nación, Agustín Rossi, quien le prometió un encuentro con las autoridades del ENACOM para debatir el conflicto.
“Desde el 2016 que venimos luchando como un gremio completamente en blanco, con 26 mil trabajadores que tienen obra social, jubilaciones, vacaciones, horas extra y todos los beneficios de un trabajador en blanco. Estas aplicaciones trabajan a pérdida, destruyen los empleos y después comienzan a ganar dinero. Lamentablemente, nosotros fuimos los primeros en sufrir esto, pero de a poquito les va llegando a todos: antes vos pasabas los peajes y te atendía alguien, ahora es todo automático; en los bancos, cada vez hay menos gente trabajando, porque se hace todo por aplicación”, indicó.
Al ser consultado sobre los taxistas que deciden registrarse también en estas plataformas, García contestó: “Ellos sabrán lo que hacen, yo no estoy arriba de cada coche como para saber qué es lo que pasa. Lo que sí te digo es que nosotros vamos a seguir luchando contra este monstruo”, cerró.
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