Hoy a las 3:30 de la mañana, personal del área de Prevención Barrial de la Policía de la Ciudad descubrió a tres hombres que empujaban un carrito de cartonero por la manzana 99 de la Villa 31 bis. Se dirigían a la manzana 103, pleno Playón Este, una de las zonas más vulnerables del asentamiento de Retiro, justo detrás del paredón que divide a la Villa de las vías del ferrocarrill San Martín.
Había elementos combustibles en la parte superior del carro. En la parte más baja había un cargamento grotesco: tres cadáveres a medio quemar, entre ellos el de un menor. El hallazgo, que disparó una investigación por homicidio, recayó en la Fiscalía Nº25 del doctor Martín Mainardi. “Ajuste de cuentas”, dice alguien que conoce las maquinaciones de la 31 bis por dentro.
Las versiones que Infobae recogió hasta el momento de fuentes policiales y judiciales son contradictorias. Una habla de una mujer y un hombre. Otra apunta a tres sujetos masculinos, apodados “Remi”, “El Chino” y “El Indio”.
Los tres, según fuentes policiales, habrían pertenecido a la banda de César Morán de la Cruz, nacido en Perú, el presunto capo narco más sanguinario de la historia de la Villa. Su histórico aguantadero, “La Casa del Pueblo”, se ubica en la manzana 102, no muy lejos de donde los tres hombres del carrito se dirigía. Los apodos son hasta ahora desconocidos para los investigadores de Comodoro Py acostumbrados a seguir las maniobras y venganzas brutales de César y su clan. El hallazgo, en la gran escala de la villa, es de una brutalidad singular, el crimen más macabro de la historia reciente del asentamiento de Retiro. Los narcos de la Villa 31 bis nunca se molestaron en quemar o en ocultar los cadáveres, simplemente los dejaban en un pasillo. La aparición de estos tres cuerpos cambia todo y vuelve a poner al “Loco” en el ojo de la tormenta.
Condenado a 15 años por homicidio y con un pedido de extradición de la Justicia de Lima firmado por el juez Sebastián Casanello, Morán de la Cruz hoy está preso en un penal federal de Rawson, Chubut, alejado estratégicamente luego de años en el penal de Devoto para debilitar el control sobre su banda que solía agazaparse en la Villa alrededor de celulares en piezas de “La Casa del Pueblo” para oír por altavoz las ordenes del capo.
Su hijo Bladimir, prófugo hace casi dos años, heredó el territorio por el tiempo, con un rancho de dos pisos con jacuzzi y una impresionante colección de zapatillas deportivas. En 2016, el fiscal Jorge di Lello ordenó allanar en repetidas ocasiones a la banda de César, incluso quitándole el control de “La Casa del Pueblo” por un tiempo, con un conocido de Morán de la Cruz, un ex preso con la cabeza cubierta por tajos y cicatrices, que le oficiaba de cuidador.
Los tres cuerpos encontrados hoy son los últimos en una larga lista de vendettas. Juan Honorio Inga Arredondo, alias “Piedrita”, su supuesto sicario estrella, fue procesado por presuntamente cometer cuatro homicidios en cuarenta días en septiembre y octubre de 2015, ataques que ocurrieron dentro de la Villa y particularmente en el Playón. Las víctimas fueron adictos que traicionaron a la banda y una ex pareja de Morán de la Cruz. “Piedrita” fue arrestado precisamente en “La Casa del Pueblo” mientras dormía junto a su novia de nacionalidad argentina.
Jorge Luis Irigoitía, un adicto de la zona norte del Gran Buenos Aires, apareció muerto de un tiro en la cabeza en el Playón Este en marzo de 2016. El fiscal Di Lello investigó el hecho. Irigoitía, tras quedarse con un vuelto que no le correspondía, habría sido raptado y torturado en “La Casa del Pueblo” para luego ser ejecutado.
FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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