Casi un año después de que las fuerzas de Kiev liberaran Izium, en el noreste de Ucrania, la localidad sigue arrastrando las secuelas de seis meses de ocupación rusa marcados por el miedo, la muerte, la destrucción y la colaboración con los invasores de algunos de sus habitantes.
Las víctimas de secuestros y torturas tratan de superar el trauma de días, o incluso semanas, metidos en sótanos donde a menudo se les aplicaban descargas eléctricas para extraerles confesiones sobre supuestas actividades de apoyo al ejército de Ucrania.
”Me torturaron varias veces hasta que me desmayé”, explica a EFE Maksim, un psicólogo de 52 años que afirma sufrió estos malos tratos durante seis días, en las mismas instalaciones subterráneas donde los militares le ponían las pinzas eléctricas en las puntas de los dedos para darle calambrazos.
Las descargas, las amenazas y las condiciones insalubres son sólo la forma más extrema del abuso generalizado al que fueron sometidos los 12.000 habitantes que se quedaron, tras la llegada en marzo de 2022 de las tropas rusas, en este municipio en el que vivían antes de la invasión más de 50.000 personas.
”Lo dominaban absolutamente todo”, dice Maksim sobre la naturaleza del poder impuesto por el Kremlin en la Ucrania ocupada.
El psicólogo compara su modelo jerárquico de dependencia con el que se establece entre los adultos y los niños. “No había trabajo, dinero o libertad. La población dependía de ellos para todo”, explica el psicólogo, que recuerda cómo las fuerzas rusas despojaban a discreción a la gente de cualquiera de sus propiedades y habla del “síndrome de Estocolmo” que algunos desarrollaron.
Una delación
Yakiv tiene 38 años y trabaja en la Policía de Izium. Durante la ocupación escondió su uniforme para salvarse de la persecución a la que le condenaba formar parte del Estado ucraniano que aspiraban a borrar los invasores.
”Un delincuente al que una vez había detenido me delató a los rusos”, cuenta a EFE el agente, que, como el psicólogo, prefiere dar únicamente su nombre. Durante su detención, Yakiv fue agredido constantemente por sus captores, que le rompieron un brazo por el que sigue recibiendo tratamiento hoy.
”Los peores eran los chechenos”, dice a pocos metros del edificio que se adjudicaron como alojamiento en Izium los soldados del líder de Chechenia leal a Putin, Ramzán Kadírov.
Yakiv sigue cruzándose por la calle con el delincuente que le delató, con el que una vez se enfrentó para recriminárselo. “El Servicio de Seguridad de Ucrania lo está investigando”, dice al ser preguntado si su delator, que desde que Izium vuelve a ser parte de Ucrania vive “avergonzado”, ha sido detenido o juzgado.
Ideología o dinero
Algunos vecinos de Izium ayudaron a las nuevas autoridades e incluso aceptaron puestos de responsabilidad. Otros participaron en saqueos u otras acciones oportunistas.
Muchos de ellos se marcharon con las tropas rusas cuando éstas se batieron en retirada el pasado mes de septiembre. Cómo tratar a los que permanecen es una cuestión espinosa y recurrente en Izium y otras zonas liberadas de Ucrania.
”Algunos lo hicieron por ideología, y otros por dinero o beneficios como la oportunidad de hacer carrera”, afirma a EFE el vicealcalde del municipio, Volodímir Matsokin, que añade que las investigaciones pertinentes están en marcha y pide paciencia: “Pasaron años hasta que se juzgó a muchos colaboradores de los nazis”.
La ciudad más atacada de Ucrania
Según el Consejo de Seguridad Nacional, Izium es, por delante de Mariúpol, la ciudad más bombardeada de Ucrania. El peor de esos bombardeos ocurrió el 9 de marzo de 2022, cuando la aviación rusa lanzó una bomba de detonación retardada contra un bloque de viviendas que quedó completamente arrasado. En el ataque, perpetrado días antes de la toma de la ciudad por Rusia, murieron 44 personas.
De acuerdo a datos del ayuntamiento, un 80 % de los edificios públicos y de los bloques de pisos están dañados. El porcentaje es del 35 % para las casas bajas.
La invasión rusa ha matado además a centenares de personas en esta localidad situada a unos cincuenta kilómetros de la actual línea del frente. Un total de 449 cuerpos fueron descubiertos en fosas comunes cavadas junto al viejo cementerio por los militares ucranianos que liberaron Izium.
”Al principio la liberación fue una fiesta, pero pronto descubrimos la magnitud de la tragedia”, dice el vicealcalde.
(con información de EFE)
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