Tras los últimos anuncios: ¿se recompone la relación entre el Gobierno y el campo?

Dominguez-campo-Gobernadores
El martes pasado el Gobierno junto a la Mesa de Enlace. Fue en el ministerio de Agricultura donde se anunció una flexibilización de las exportaciones de carne vacuna.

La política argentina es impredecible, ya no quedan dudas al respecto. Esa flaqueza deriva en que la economía del país carezca de reglas claras, concisas y perdurables en el tiempo y crea escollos de difícil resolución para negocios de cualquier tamaño y envergadura. El nivel de incertidumbre que generan estos constantes vaivenes desalienta tanto a un humilde trabajador como a un empresario con ganas de invertir.

Esa cuestión general se ahonda en la política agropecuaria que aplican los diferentes poderes del Estado. En los casi 22 meses de gestión presidencial de Alberto Fernández, el esquema de retenciones cambió tres veces, se intervinieron formalmente dos mercados y se crearon normas, como la Ley del Fuego, que perjudicaron abiertamente al sector.

En los últimos 7 días, sin embargo, el Gobierno dio la impresión de pasar de una actitud confrontativa y hasta combativa a otra más dialoguista con el campo: mensajes conciliadores, encuentros, anuncio de iniciativas de alivio de medidas que afectaban a la producción, incluso incentivos; y giro desde la demonización del campo a presentarlo como un aliado.

Sin duda, la fuerte derrota de la coalición gobernante en las PASO fue un parteaguas. El oficialismo todavía tiene las esperanzas de mejorar su performance electoral en noviembre y por eso hizo cambios en el gabinete, entre ellos en la cartera agropecuaria, a la que volvió Julián Domínguez en lugar de Luis Basterra. Ávido de mostrar gestión, el nuevo ministro emprendió su segunda semana acaparando el centro de la escena política.

El raid comenzó el martes. Tras reunirse con los presidentes de la Mesa de Enlace y secundado por el Jefe de Gabinete, Juan Manzur; el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y cinco gobernadores, anunció una flexibilización del cepo a la carne, permitiendo la exportación de la vaca manufactura y conserva con destino a China. No fue la liberación total de las restricciones, pero sirvió para dar por tierra una potencial protesta del sector.

Conferencia Ministro + Jefe de gabinete en compañía de gobernadores
Kicillof, Manzur y Domínguez, durante los anuncios para la exportación de carne vacuna. (Gustavo Gavotti)

El anuncio del jueves contó con una marco más imponente, no solo porque se cambió el escueto microcine de Agricultura por el Museo del Bicentenario adjunto a la Casa Rosada sino también porque Domínguez fue acompañado por el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en su primer encuentro público tras la crisis post-electoral. Allí se anunció el envío del proyecto de Ley que crea el Régimen de Fomento a la Agroindustria, iniciativa trabajada con el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), que no cuenta con la total venia de la Mesa de Enlace.

La impronta que Domínguez quiere imprimir a su gestión, donde “diálogo” es una palabra repetida, es tomada con pinzas por vastos sectores del campo. Hay cautela ante este aparente giro oficial. Se esperan hechos concretos que permitan establecer una confianza hoy destruida en el Ejecutivo. Otros ven señales de un “principio” de camino hacia un entendimiento virtuoso entre las partes que le dé al sector un lugar de importancia y lo provea de herramientas para expresar su potencial.

Hechos

Los productores pretenden ver las medidas concretadas antes de sacar conclusiones sobre si hay o no un cambio de postura del Gobierno. En este sentido, el titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Jorge Chemes, entiende que la presunción solo puede ser confirmada con hechos: “Hoy por hoy son anuncios, palabras. Lamentablemente, estamos cansados de que sean anuncios o promesas que no son cumplidas. Hoy estamos, no con desconfianza, pero sí en una situación de ser cautos y, hasta que no vemos los hechos, no podemos decir que el cambio estructural en la visión del gobierno hacia el campo pueda ser así”.

“El productor está inserto en un malestar muy grande, porque hace rato que se anuncian cosas que no se cumplen y que se desarrollan políticas que en vez de generar crecimiento, generan más desconfianza y menor inversión. El productor tiene esa sensación, pero por otro lado, también tiene la sensación de que está en un callejón sin salida, que este gobierno, por más que tome algunas medidas, no reacciona ante los pedidos. Por eso la sorpresa de este cambio, en el diálogo, en tratar de arrimarse y conversar con el sector, porque no se esperaba. O sea, hay un estado de malestar y sorpresa”, explicó Chemes.

Jorge Chemes
Jorge Chemes, presidente de CRA.

En diálogo con Infobae, el dirigente rural de una de las entidades que componen la Mesa de Enlace entiende que las medidas y los anuncios del Gobierno durante la semana, como así también su acercamiento al sector “entra en el marco general de lo que les pasó después de las elecciones primarias, que fue un llamado de atención muy fuerte, en donde todo el país le pidió que cambie de rumbo porque así no se puede seguir y en ese contexto también entra el campo”.

Asimismo, Chemes hizo mención al régimen de fomento anunciado el jueves, acto en el cual ningún dirigente de las cuatro entidades estuvo presente. En este sentido, considera que el proyecto “es positivo para toda la cadena, básicamente para el sector industrial y exportador, pero no marca lo que en el origen se trató de llevar a cabo con el CAA. En principio apuntaba al crecimiento de las exportaciones pero también en una disminución de las retenciones y no lo vemos plasmado en el proyecto, y creo que de esa manera no se está pensando en la cadena, sino en ciertos eslabones. Es por eso es que no acompañamos. Las intenciones del Consejo son buenas, pero el proyecto no refleja realmente lo que el sector primario necesita”.

Impronta

Si algo quedó evidenciado en estas dos semanas que pasaron es que la gestión de Domínguez al frente a la cartera agropecuaria no será, ni por asomo, parecida a la de Luis Basterra, que más allá de su cordialidad en el trato con las entidades de toda la cadena productiva del agro, su poder de decisión y de incidencia en las políticas agropecuarias era casi nulo. Caso contrario ocurre con el actual ministro, que en dicho lapso de tiempo demostró (o aparentó) tener un peso político más considerable que lo que pudo tener la administración del ahora titular del Ministerio de Educación de Formosa.

“Si uno no tiene relación con lo público, no tiene mucha razón de ser porque es el que marca las políticas. Uno tiene que sentarse a la mesa y charlar, porque el deja la silla vacía pierde la posibilidad de hacerlo” (Alberto Morelli, presidente de Maizar)

En este sentido hizo su apreciación el presidente de la Asociación Argentina del Maíz y Sorgo (MAIZAR) e integrante del CAA, Alberto Morelli, que no consideró los anuncios oficiales como un relanzamiento de la relación entre el Gobierno y el campo, sino a que “cada ministro le pone su propia impronta. Domínguez tiene una diferente a Basterra. Se pudo avanzar más rápido con este tema de la presentación de la ley. Las instituciones tenemos que tener el sostenimiento y el mantenimiento de la relación público-privada. Si uno no tiene relación con lo público, no tiene mucha razón de ser porque es el que marca las políticas. Uno tiene que sentarse a la mesa y charlar, porque el que deja la silla vacía pierde la posibilidad de hacerlo”.

Para Morelli, “hay una mirada inicialmente de mayor interés y comprensión sobre el sector agroindustrial” desde el Gobierno nacional y consideró que “es razonable que tenga una mirada proactiva con el actor para que siga trabajando y haya una mayor ingreso de divisas por los problemas económicos que tiene el país. Yo abogo porque esta relación sea razonable y se limen los puntos que sean conflictivos”.

Alberto Morelli, presidente de Maizar.
Alberto Morelli, presidente de Maizar.

Por su parte, el Director Ejecutivo de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) y también integrante del CAA, Alfredo Paseyro, puso de relieve la “impronta proactiva” de Domínguez para impulsar ambos anuncios, aunque consideró que “lo que vimos fueron dos medidas concretas que todavía no definiría como una cambio de relación. No creo que sea tan rápido. El anuncio de proyecto de ley con todo el arco político, empresario y sindical fue una señal. Hay que empezar a construir a partir de esa señal una relación y empezar a mostrar los resultados”.

De todas maneras, Paseyro también hizo mención a una cuestión electoralista tras este cambio en la conducta del Gobierno. “No vamos a ser ingenuos. El cambio de ministros viene por una cuestión del resultado electoral. Eso es así. Ahora, a partir de una convicción o necesidad, tenemos la oportunidad de dialogar, de consensuar, acordar e ir trabajando medidas que apuesten a la inversión, a la equidad y al trabajo, Nos van a encontrar siempre, este y cualquier gobierno. Las relaciones hay que abonarlas y este ministro es una persona que del diálogo hace un culto”.

Electoralista

Para el director de la consultora agropecuaria Zorraquín + Meneses, Teo Zorraquín, las medidas anunciadas tienen un tinte electoralista, que no significan un giro en la política del Gobierno. “La percepción que tengo es que estas medidas tienen un gusto mucho más electoralista que de transformación o de reconocimiento del potencial productivo que tiene el agro. Si ese es el fondo, son medidas coyunturales que cuando en noviembre ganen o pierdan las elecciones te las pueden volver a cambiar”.

En la misma línea, Zorraquín consideró que en la reapertura de la exportación para la carne de vaca a China, “no hubo un reconocimiento de que fue una medida desacertada, entonces se parece al esquema de que te saque diez, pero te devuelvo seis, entonces quédate satisfecho . Los ganaderos con esto no cambia su visión de que el Gobierno sigue en esta dualidad la mesa de los argentinos versus la producción. No apuesta a una mayor producción sino que apuesta a una regulación”.

Respecto al proyecto de ley de fomento a la agroindustria, también lo considera electoralista. “Si vamos a su letra y lo comparamos con el original del Consejo Agroindustrial, es una plan de fomento, no un plan agroindustrial, porque en definitiva no toca las retenciones y, tácitamente está reconociendo que la presión fiscal es tan alta, que lo que se empieza a dar son excepciones. Bienvenidos sean como parches, pero no modifican las estructuras. Son medidas bien orientadas que si tuvieran un marco de confianza en el cual se crea en el agro, que hay un proyecto a largo plazo, sería como un paso en el rumbo correcto. Son señales electoralistas. Probablemente el Gobierno ganó tiempo, descomprime el gran enojo que hay y logre parar un paro agropecuario, pero la crisis de expectativas en el sector queda intacta”.

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