Emilio Monzó es un hombre de la política. Como solía decir Max Weber, hay un tipo de personas que viven “para” la política y otras, los funcionarios burocráticos, que viven “de” la función pública. El ex presidente de la Cámara de Diputados está en el primer grupo. Y esa vocación es la que lo motiva a moverse hoy como un armador en las sombras de Juntos por el Cambio (JxC). Hace semanas que trabaja tendiendo puentes en el frente opositor. Con esa impronta se volvió a ver con Mauricio Macri, tras un interregno de cinco años con silencio político. Ambos se encontraron el viernes pasado y tuvieron una reunión de una hora.
Se trata de un encuentro que cobra relevancia política al calor de la interna opositora, a siete semanas del cierre de listas para las próximas elecciones presidenciales. Los dos habían sido aliados durante la campaña que lo llevó a Macri a la Casa Rosada en 2015. El ex intendente de Carlos Tejedor fue un actor clave para el triunfo electoral de Cambiemos y, luego, para contribuir en la gobernabilidad. Sin embargo, una serie de desavenencias con el entonces Jefe de Estado y parte de su entorno —centralmente con Marcos Peña, otrora jefe de Gabinete de la Nación—, fracturó de forma permanente el vínculo político. Pero el viernes pasado sellaron una pax política y dieron vuelta la página.
El cónclave fue en la casa de Jorge Triaca, en San Isidro: un lugar que —ironizan los huéspedes políticos del ex ministro de Trabajo— se parece cada día más a lo que fuera en los 90′ la residencia de Dante Caputo, donde supieron confluir radicales y peronistas. Incluso, en JxC hay quienes hablan del “Pacto de San Isidro”. Es que en ese mismo lugar fue la foto de unidad del PRO, también el viernes pasado. La cumbre del partido amarillo fue por la mañana, mientras que Macri y Monzó se vieron a las 17.
La charla fluyó y no se sacaron “trapos al sol”. Ambos coincidieron en la importancia de lograr la unidad de JxC. Los dos se refirieron al “fenómeno Javier Milei” con cierta “preocupación”. En la coalición opositora empiezan a ver que la interna a cielo a abierto los desangra y genera una fuga electoral hacia el líder de La Libertad Avanza.
Monzó ha manifestado su vocación de ser gobernador de la provincia de Buenos Aires. Es su territorio natural y desde donde construyó su carrera política. No obstante, por estos días se mueve para encontrar puntos de unión. A nivel nacional, el diputado nacional intenta mostrarse cauto. Tiene diálogo tanto con Horacio Rodríguez Larreta como con Patricia Bullrich. Al mismo tiempo, consintió que Sebastián García De Luca, legislador nacional y hombre de su plena confianza, sea jefe de campaña del bullrichismo en el armado bonaerense.
Se trata del territorio más grande del país, y clave para un triunfo presidencial —y para la gobernabilidad de cualquier administración nacional—. Sin embargo, la puja entre Rodríguez Larreta y Bullrich no cede. El jefe de Gobierno y la ex ministra de Seguridad tensionan políticamente y pretenden ir a fondo con la competencia interna de cara a las PASO.
Esa disputa repercute en el armado bonaerense de la oposición. Si bien hay operadores políticos que buscan la unidad, Larreta y Bullrich construyen cada cual por su lado. Una señal de eso fue la actividad que hizo ayer el jefe de Gobierno junto a Diego Santilli y un grupo de dirigentes “sin tierra” del PRO. El alcalde porteño buscó marcar la cancha con su alfil en la provincia, dejando claro que no tiene intención de compartir su candidato. El diputado nacional lidera las encuestas de precandidatos a gobernador de JxC. Rodríguez Larreta conoce que en unas primarias presidenciales parejas contra Bullrich, tener a un candidato bonaerense mejor posicionado puede significarle una diferencia calve respecto a su contendiente interna.
En tanto, Bullrich sostiene las candidaturas bonaerenses de Néstor Grindetti, Joaquín de La Torre y Javier Iguacel. Por su parte, Cristian Ritondo es el alfil de María Eugenia Vidal en la provincia. El presidente del bloque del PRO en la Cámara Baja tiene puentes tendidos con el bullrichismo y espera la definición política inminente de la ex gobernadora —que bajará su candidatura presidencial— para desembarcar en el esquema de la ex ministra de Seguridad.
En este contexto, Monzó y Macri coincidieron en la necesidad de “darle certeza a la gente” respecto a la unidad de JxC. Pero hay algo central para tal fin: la batalla por la Ciudad de Buenos Aires, casa matriz del PRO. El oriundo de Carlos Tejedor notó al ex Presidente movilizado por el intríngulis porteño. “En lo urgente, Mauricio tiene que resolver lo de la Ciudad con Horacio”, aseveró ante Infobae un dirigente nacional del PRO que frecuenta Acassuso y Parque Patricios. De todos modos, no será sencillo.
Tras la decisión de Soledad Acuña de bajar su candidatura, en el PRO siguen en carrera —férreos— las candidaturas de Jorge Macri y de Fernán Quirós. El intendente de Vicente López en uso de licencia cuenta con el respaldo del ex Presidente. Mientras que el ministro de salud porteño es el favorito de Larreta.
En el PRO conocen que Martín Lousteau, candidato a jefe de Gobierno porteño de la UCR, es un dirigente “muy competitivo”. El senador nacional tiene el respaldo unificado del radicalismo y hace meses que trabaja en su campaña porteña. A su vez, mantiene excelente sintonía con Larreta, quien aprobó las elecciones concurrentes en CABA, como un gesto para garantizar “reglas parejas” en la competencia porteña. Fue el detonante de la crisis en el PRO. El macrismo ve en esa decisión de Rodríguez Larreta una jugada que pretende “entregarle la Ciudad” a Lousteau. Es algo que en Uspallata rechazan.
En el partido amarillo persiste la puja entre el larretismo y el macrismo-bullrichismo para definir una candidatura unificada -o no-. Monzó es de los que piensa que esa interna es clave para JxC y que encontrar el Hilo de Ariadna en la Ciudad puede destrabar el laberinto electoral de la coalición. En las próximas horas se conocerá el anuncio de María Eugenia Vidal sobre su futuro político. La ex gobernadora desistirá de su candidatura presidencial y no tiene intención inmediata de competir en la Ciudad. No obstante, hay un grupo de dirigentes de JxC que consideran que su postulación en la Ciudad puede ser una salida salomónica para aplacar la interna amarilla. Eso sólo podrá suceder si -acuerdo mediante con Macri, Larreta y Bullrich-, Vidal es la candidata única, de consenso. Algo que hoy es improbable, centralmente porque Jorge Macri no piensa “para nada” deponer su postulación.
Mientras tanto, al reloj del calendario electoral le falta poco para quedar sin arena.
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