Durante gran parte de su vida, Timothy Garton Ash, historiador, catedrático y periodista británico, se ha dedicado al estudio de los regímenes autoritarios y la importancia esencial de la libertad de expresión como piedra angular de los estados democráticos.
Profesor de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, durante su juventud vivió también en Berlín y llegó a ser investigado por la Stasi, la policía secreta de la República Democrática de Alemania, experiencia que relató en su libro “The File” (El Archivo).
Por su trabajo ha sido elegido como una de las 100 personas más influyentes el mundo por la revista Times y en 2008 ganó el Premio Orwell al Periodismo, entregado por el University College London.
Su último trabajo, publicado en 2017, es “Free Speech: Ten Principles for a Connected World (Libertad de palabra: diez principios para un mundo conectado)”, un extenso ensayo sobre la libertad de expresión en los tiempos de Facebook y Google que pretende también ser un libro “pos-Gutenberg” [Por Johannes Gutenberg, creador de la imprenta moderna en el siglo XV], acompañado de su propio sitio web experimental.
“En este mundo multitudinario debemos aprender a navegar mediante el discurso como los antiguos marineros se enseñaron a sí mismos a navegar por el mar Egeo. Jamás podremos aprender si no se nos permite salir en la nave”, señala el historiador al inicio del texto.
De paso por Argentina, donde fue invitado por el Programa Argentina 2030 de la Jefatura de Gabinete de Ministros, que dirige Iván Petrella, Garton Ash habló con Infobae sobre las amenazas que se ciernen sobre la libertad de expresión, el rol de las grandes empresas tecnológicas y su relación con el auge de gobiernos populistas de distinto tipo.
-¿Cuál cree usted que es el estado de la libertad de expresión en el mundo, cuáles son los principales desafíos?
-Pasé los últimos diez años trabajando en un libro sobre la libertad de expresión, viajé por todo el mundo y en cualquier lugar en el que he estado, la libertad de expresión está bajo ataque. Por tanto la posición es que hemos dado un gran salto hacia adelante en libertad de expresión, que vino con la ola de democratización y luego con internet, y ahora tenemos la contrarrevolución. Y esto no es sólo en China o Turquía, donde he hablado de libertad de expresión y la mitad de las personas con las que hablé allí están en prisión o en el exilio. También está en Estados Unidos y en Gran Bretaña, está en el corazón del mundo democrático ese gran empujón hacia atrás en términos de libertad de expresión.
-Aunque parezca claro, ¿por qué diría que es importante en nuestra época tener libertad de expresión, por qué deberíamos mantenerla en tiempos de contrarrevolución?
-Creo que es importante ir hasta lo fundamental, al decir que la libertad de expresión es la libertad de la cual todas las otras libertades dependen. El oxígeno que todas las otras libertades respiran. Y no puedes considerarte un país libre si no tienes libertad de expresión. Así que es absolutamente vital defenderla, y la razón por la que Vladimir Putin o Xi Jinping o Erdogan u otros líderes autoritarios, en Venezuela también, están atacando con tanta fuerza contra ésta es que ellos saben que amenaza sus gobiernos autoritarios.
-Solíamos pensar en la libertad de expresión como algo relacionado a los estados, pero hoy día, como ha señalado en su libro, debemos lidiar con el inmenso poder de empresas como Google, Facebook o Apple. ¿Diría usted que estas son los elementos principales, o uno diría enemigos, a la libertad de expresión actual? Más allá de China o Turquía, en el mundo occidental, ¿qué tan importantes son?
-Increíblemente importantes, yo las considero como superpotencias privadas. Por siglos, la cuestión de la libre expresión tuvo que ver con el estado, lo que el estado te permite o no decir. Ahora la libertad de expresión tiene tanto que ver con lo que Facebook nos permite decir o leer como lo que el gobierno nos permite decir o leer. Ahora bien, hasta hace poco la posición era que Facebook estaba tomando decisiones sobre lo que podías decir o no, que no eran transparentes, no rendían cuentas y que no se podían apelar y tenían un efecto vinculante para 2.000 millones de personas. Claramente esa situación no es aceptable. En respuesta a eso tienes gobiernos democráticos, como Alemania, que dicen “Ok, yo voy a llegar y voy a regular lo que puede decirse o no”.
Eso es muy peligroso, por que es exactamente lo que los dictadores quieren. Ellos quieren reafirmar el poder del gobierno y efectivamente destruir el potencial liberador de internet. Así que ahora estoy trabajando, llegué ayer de Silicon Valley, en Stanford, y estuve trabajando con Facebook para lograr que ellos sean más transparentes sobre los criterios que usan para tomar estas decisiones, por qué esto se retira y esto no. Ahora han introducido un proceso de apelación, y quiero que vayan más allá y rindan cuentas a algún tipo de cuerpo independiente. Creo que ese es el camino que debemos seguir. Si lo logramos, lo que haremos es conservar los beneficios que logramos con internet, pero limitando el daño, los peligros que vienen de internet. Eso tenemos que hacer, maximizar los beneficios y reducir los daños.
-Ya que menciona Facebook, este tipo de redes sociales son responsables por la proliferación de las “fake news” y son presionadas para intentar contenerlas. ¿Podría explicar cómo Facebook puede contener este fenómeno? Unos días atrás, un laboratorio de investigación que trabaja para Facebook señaló que entre los cuatro artículos más populares en la red social sobre corrupción en Brasil, tres resultaron ser falsos, a un mes de las elecciones. ¿Es posible para ellos contener las “fake news”?
-Absolutamente. ¿Puedo decir algo primero? Si tu preguntas por qué Donald Trump resultó electo, no tengo dudas de que Fox News fue más importante que las “fake news”. La hiperpolarización de todo el sistema de medios, de manera que si miras Fox News y lees Breitbart, vives en un universo distinto que si lees el New York Times, y manejas hechos distintos. Así que ese fenómeno es mucho más grande que el de las “fake news”, que es una parte relativamente pequeña. Pero yendo a tu pregunta, la razón por la que estas se viralizan, y hay estudios que demuestran que las noticias falsas tienen mayor probabilidad de viralizarse que las noticias precisas, es que los algoritmos de Facebook y otros, todos privilegian el engagement.
Quieren que la gente se mantenga conectada el mayor tiempo posible y comparta porque lo que hacen es vendernos a los anunciantes y eso maximiza sus ingresos. Así que si ajustan los algoritmos e introducen un control de calidad, cosa que perfectamente pueden hacer, podrán no eliminar pero sí reducir ampliamente las “fake news” y los contenidos super exagerados, a un costo. Porque eso reducirá el margen de ganancia. Y nosotros, la sociedad civil, tú y yo, las democracias, debemos lograr que hagan eso.
-¿Y es posible, con tan alto costo?
-Absolutamente posible. Porque Facebook y Google son compañías inimaginablemente rentables. Ellos simplemente van riendo al banco. Así que harían algunos millones menos pero estarían bien, te aseguro.
-¿Qué relación observa entre este estado general que estamos discutiendo y el auge del populismo, especialmente en el mundo desarrollado, como en Europa o los Estados Unidos?
-No hay duda de que este fenómeno de hiperpolarización de todo el sistema de medios, la pérdida de ese territorio medio compartido donde solíamos encontrarnos, como el bar o la sala de debate, ha catalizado el populismo y la contrarrevolución antiliberal, pero no es la causa principal. La causa principal radica en otra parte, en la forma en la que nuestras sociedades se han dividido en una mitad que se ha beneficiado de la globalización, que ha ido a la universidad, que vive en ciudades y gusta de sociedades abiertas, que valora la inmigración y la diversidad, y la otra mitad de la sociedad, sea en Gran Bretaña, Alemania, Francia o los Estados Unidos, que en realidad piensa que hemos tenido tiempos duros en los últimos treinta años, no nos gusta lo que hemos visto y queremos cambiarlo
-¿Cómo ve entonces el futuro de la Unión Europea, un proyecto que parece más cercano al primer grupo de personas?
-Ese es uno de los problemas, muchas de las personas que votan [no comparten el proyecto de la Unión Europea]. Por cierto, no es sólo el caso de Hungría o Polonia, Italia, un miembro fundador de la Unión Europea, uno de los grandes países de Europa, que tiene un gobierno populista. Por eso estamos en un período de desintegración europea. Durante décadas hablamos de la integración europea. Las universidades tienen cursos sobre integración europea, ahora necesitamos cursos en desintegración europea y la pregunta es si esto puede detenerse y revertirse. Y debo decirte que como historiador tengo mis dudas, porque el mayor patrón de la historia ha tenido que ver con estados, imperios, alianzas commonwealth, formándose en Europa por un período de tiempo. Y ahora hablamos de un período de 70 años desde 1945, desintegrándose gradualmente en desorden. Así que uno no debería sorprenderse si tenemos este período de desintegración. Pero Churchill solía decir “la democracia es la peor forma de gobierno, aparte de todas las otras formas de gobierno que se ha intentado en el tiempo”. Esta es la peor Europa, aparte de todas las otras Europas que se han intentando en el tiempo. Así que estoy convencido de que tenemos que intentar defenderla, pero en las palabras famosas de Lampedusa, las cosas deben cambiar para que puedan seguir igual. Y el desafío es poder reformar la Unión Europea, que tiene grandes problemas empezando por sus logros, como el euro. Si no fuera por el euro, Italia no tendría un gobierno populista. Así que hay elementos centrales de la Unión Europea que tienen problemas
-América Latina viene de un período de casi 20 años de populismo con tendencias de izquierda, y ahora tenemos gobiernos menos populistas con tendencias de derecha y que atraviesan problemas económicos. ¿Cuál es su impresión, como ve la región desde lejos?
-El truco debe estar en hacer las reformas necesarias para hacer a las sociedades latinoamericanas más prósperas, más democráticas, más plurales, más estables, con mayor respeto a la ley, sin olvidarse del pueblo. Porque la lección del populismo en Europa y Estados Unidos es qué pasa si te olvidas de la gente. Así que curiosamente tienes una oportunidad para aprender de los errores de otras personas. Pero hay otra cuestión aquí, y es que hace diez años podrías haber pensado en ver al mundo desde América Latina y pensar “allí hay un modelo” de lo que llaman normalidad, de como llegar allí, a esa modernidad, y ahora eso está muy en cuestionamiento. Así que creo que van a tener que solucionar más cosas por su cuenta y hacerlo a su manera, porque la manera del Norte ya no es tan claramente un modelo, y al mismo tiempo hay otro modelo que compite y es el de China. Creo que hay una oportunidad allí para toda América Latina, pero es un gran desafío.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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