Redacción deportes, 28 ago (EFE).- La jamaicana Elaine Thompson-Herah no pudo acercarse al legendario récord del mundo de 100 metros -10.49- de la estadounidense Florence Griffith-Joyner y se impuso este sábado en la reunión de París, undécima etapa de la Liga de Diamante, con un tiempo de 10.72 segundos.
No fue el único intento de récord del mundo que se produjo en el estadio Charlety de la capital francesa, donde el pertiguista sueco Armand Duplantis trató de superar, sin éxito, los 6,18 metros que el mismo posee como plusmarca universal desde febrero del año 2020.
Pero si Duplantis afrontó con una sonrisa sus tres intentos fallidos sobre 6,19, la jamaicana Thompson-Herah, pese a sus declaraciones posteriores a la prueba, en la que afirmó sentirse “supercontenta” por su temporada, no pudo ocultar su cara de decepción tras comprobar su marca.
La jamaicana no sólo no pudo con el récord de Florence Griffith-Joyner, vigente desde el lejanísimo año 1988, sino que ni tan siquiera pudo mejorar los registros que logró el pasado jueves en Lausana, donde firmó un crono de 10.64, ni hace siete días en Eugene, donde se impuso con un registro de 10.54 segundos.
“Sé que todo el mundo piensa que estoy apuntando al récord del mundo, pero …. sé que estoy cerca, pero ya estoy supercontenta con esta temporada”, señaló Thompson-Herah, que firmó en los Juegos de Tokio un histórico triplete tras colgarse el oro en los 100 y 200 metros, así como en el relevo 4×100.
Y es que la exigente temporada parece que comienza a pasar factura ya a la atleta jamaicana, que reunión a reunión se ha ido distanciándose cada vez más de la plusmarca universal.
Un cansancio al que sumar la ausencia de una rival que le obligase a exprimirse al máximo, tras la baja de última hora de su compatriota Shelly-Ann Fraser-Pryce, que en principio tenía previsto competir en la capital francesa.
Sin Fraser-Pryce, que se impuso el jueves a Thompson-Herah en Lausana con un crono de 10.60 segundos, la tercera mejor marca mundial de todos los tiempos, la carrera fue un monólogo de la campeona olímpica.
Tal y como reflejaron las 25 centésimas en las que Elaine Thompson-Herah aventajó a su compatriota Shericka Jackson, bronce en los Juegos de Tokio y que ese sábado fue segunda con un tiempo de 10.97, y las 34 en las que supero a la campeona de Europa, la británica Dina Asher-Smith, tercera con un registro de 11.06 segundos.
Mucho más satisfecho se mostró por su actuación, pese a no poder superar su propio récord del mundo, se mostró el sueco Armand Duplantis, que se reencontró con la victoria, tras la gris actuación que firmó el pasado jueves en Lausana, donde el saltador escandinavo fue cuarto con unos discretos 5,62 metros.
Una marca que Duplantis superó y con creces este sábado en París donde se alzó con e triunfo con una marca de 6,01 metros.
Pero el sueco siempre quiere más y una vez asegurado el triunfo no dudó en pedir que el listón se situase en 6,19 metros, que hubieran supuesto una nueva plusmarca universal.
Sin embargo, Armand Duplantis no pudo franquear el listón en ninguna de sus tres tentativas.
“6,19 metros es muy alto y para superarlo tienes que hacer un salto perfecto. Siento que estoy saltando bien y que puedo acercarme a esa altura, pero para superarla hay que hacer un salto perfecto”, explicó Duplantis en declaraciones difundidas por la organización.
Thompson-Herah y Duplantis no fueron los únicos que brillaron en la reunión de París, donde la burundesa Francine Niyonsaba se impuso en los 3.000 metros con unos sensacionales 8:19.08 minutos, la quinta mejor marca de todos los tiempos.
Niyonsaba, medalla de plata en los 800 en los Juegos de Río 2016 y que se ha visto obligada a reconvertirse en fondista para no someterse a un tratamiento para rebajar su excesiva producción natural de testosterona, dejó claro que también puede brillar en las distancias más largas.
De hecho, los 8:19.08 que firmó este sábado en París solo han sido superados por la neerlandesa Sifan Hassan, que posee la cuarta mejor marca de todos los tiempos con un crono de 8:18.49, y el “ejercito de Ma”, las atletas chinas que a comienzos de los 90 coparon las tablas de récords, con marcas increíbles, como las plusmarca de Junxia Wang -8:06.11-, que nunca han logrado quitarse la sospecha de dopaje.
Por su parte, el keniano Benjamin Kigen, bronce en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio, logró la mejor marca mundial del año en los 3.000 obstáculos tras imponerse con un tiempo de 8:07.12 minutos, en una fina que quedó condicionada por la retirada del campeón olímpico, el marroquí Soufiane El Bakkali, que tuvo que abandonar tras caer en el primer obstáculo y ser pisado por un rival.
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