“No hay futuro sin pasado”. Esas fueron las palabras de Manfred Thierry Mugler, una de las figuras contemporáneas que más cercana a la vorágine creativa del renacimiento, durante la presentación de su retrospectiva multifacética en el Montreal Museum of Fine Arts (MMFA).
Cuando para 1948 vio la luz, su ciudad natal no era la capital de Europa como hoy. Estrasburgo fue la primera ciudad francesa en ser declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Ese reconocimiento se centra en la diversidad cultural que acumuló y conserva desde el imperio romano hasta hoy. El entramado cultural alsaciano llenó sus pulmones y lo hizo bailarín en sus comienzos.
Para el mayo francés su trasladó a París. Imbuido por el arrebatador éxito de Yves Saint Laurent, se abocó al diseño y para 1973 presentó su primera colección en el mítico Café de Paris. El éxito desbordante le quitó un nombre y le dio una marca: Thierry Mugler nacía un año después.
Fue el cincelador de las hombreras femeninas. Obtuvo atrevida inspiración de comics, la ciencia ficción o el reino animal, cuando la moda se convertía en terreno de súpermodelos y espectáculo masivo. Se hizo dueño de campañas, puesta en escena, estética y concepto. El nuevo siglo lo encontró en olas minimalistas que diluyeron su estilismo barroco. Para el 2002 decidió retirarse, dejando sólo en funcionamiento su línea de perfumes, la que personalmente supervisa en detalle hasta el hartazgo. Pero su creatividad no es historia. Lady Gaga y Beyoncé son apenas dos de las más fuertes improntas que pisan la alfombra roja con sus creaciones.
Color Mugler
Couturissime, la propuesta multidisciplinaria que se propone en el Museo de Bellas Artes de Montreal, revela unos 150 conjuntos, en su mayoría restaurados y exhibidos por primera vez, confeccionados entre 1977 y 2014, además de muchos accesorios, disfraces, clips, videos, archivos y bocetos inéditos.
También presenta cientos de fotografías de nombres célebres como Max Abadian, Lillian Bassman, Guy Bourdin, Jean-Paul Goude, Karl Lagerfeld. Una galería está dedicada a la colaboración entre el diseñador y el fotógrafo Helmut Newton.
La exposición es, además, una oportunidad para admirar 16 trajes de la obra La tragedia de Macbeth, diseñados por Mugler y reunidos en dos etapas, por primera vez desde la presentación de la obra en el Festival de Aviñón, en 1985 por la compañía de la Comédie-Française.
“A menudo me han ofrecido exhibir mis creaciones, pero la idea de mirar hacia atrás nunca me ha interesado -expuso en la presentación-. Sin embargo en esta ocasión se reunieron las personas adecuadas para proponer reinventar el pasado con una puesta en escena innovadora, mezclas eclécticas y una nueva visión de mi trabajo”.
Nathalie Bondil, directora ejecutiva y curadora en jefe del museo, aseguró: “Honrar a los modistas, estos artistas contemporáneos, es un orgullo porque son muy pocos en este mundo tan exclusivo de alta costura han creado su propia casa. Metamorfosis, superhéroes y cyborgs están presentes en este creador que percibió muy temprano las revoluciones de un futuro transhumano con mucho humor. Sus criaturas elegantes, sus mujeres peligrosas y seductoras, pueblan un mundo de glamour en los límites de la realidad”.
La muestra es muchísimo más que los trajes. Se ha creado una instalación espectacular con dimensión escenográfica, efectos especiales inmersivos y escenografías no convencionales. “Thierry Mugler no solo ha dejado su huella, ha revolucionado la moda con sus creaciones con morfologías escultóricas que son futuristas y elegantes. Dirigió los espectáculos más deslumbrantes y dio una nueva oportunidad a la alta costura, gracias al uso de nuevos materiales como metal, látex y piel sintética. Su estilo distintivo ha trascendido la moda y la influencia a toda una generación de diseñadores “, dice Thierry-Maxime Loriot, curador de la exposición.
Con más de cinco sentidos
Atravesar los salones con las puestas en escena de las creaciones de Mugler pone en jaque las sensaciones. Lo que sucede allí se aprecia por ósmosis. Gracias a una conjunción de sentidos ajena a la media decena humana. Allí deja trazos de sus varios espectáculos de music hall como The Wyld, presentado en Friedrichstadt-palast de Berlin y de sus colaboraciones con una miríada de celebridades como Diana Ross, David Bowie, Liza Minnelli, Diane Dufresne y Celine Dion.
La escenografía está bajo la dirección de Sandra Gagné, responsable de producción de exposiciones en el museo. Concebida como una ópera en seis actos, el itinerario de la exposición retoma las creaciones y colaboraciones icónicas de Mugler, en una espectacular escenografía a la que aportó Philipp Fürhofer, artista visual alemán y diseñador de vestuario y escenografía de ópera,
Rodeo FX, productor de efectos para Game of Thrones, por ejemplo, creó las imágenes visuales para la galería “Metamorfosis”. Tord Boontje realizó cinco monumentales candelabros llamados Blossom. Compuestos por cristales de Swarovski, dominan el techo de la galería “Belle de jour & Belle de nuit”, como una hiedra brillante.
La sala dedicada a su creación para la famosa obra de William Shakespeare expone las piezas realizadas con el mayor presupuesto destinado por la Comédie-Française desde su fundación en 1680, Mugler creó más de 70 trajes y accesorios. El vestido de Lady Macbeth, una imponente estructura de metal independiente, se abre para revelar con esplendor a la reina caída con un sencillo vestido de gasa, fuera de sus altas plataformas. Bordadas en enormes fresas plisadas de raso que recuerdan a los troncos de guillotina. Sus sublimes vestidos renacentistas están rotos y quemados.
“El baile me enseñó mucho sobre el lenguaje corporal -explica-, la importancia de los hombros, el uso de la cabeza de las mujeres, su andar y la posición de sus piernas. Estas impresiones me ayudaron a crear un estilo de ropa esencial, refinada y funcional. La moda es una puesta en escena personal y cotidiana”.
El recorrido fotográfico de obras propias y ajenas cubre un amplio espacio de su tiempo creativo. El fotógrafo alemán Helmut Newton, que por primera vez ofrece materiales para ser expuestos fuera de sus muestras personales, es contratado para fotografiar la primera campaña publicitaria de Thierry Mugler. Molesto por las persistentes propuestas de Mugler, de repente le entregó su cámara y le dijo que tomara las fotos él mismo, lo que hizo el creador.
Su búsqueda del escenario ideal para sus personajes lo llevó a lugares extraordinarios de todo el mundo, incluidos el Sahara, China, Japón, Groenlandia, Rusia, África, Oriente Medio, América del Norte y del Sur. Fascinado por la infinidad de la arquitectura natural y humana, y por el aspecto gráfico de la naturaleza, el ojo de su fotógrafo revela un punto de vista altamente personal, una perspectiva poética y pictórica sobre la vida y el mundo urbano. “Para mí -sugiere- una fotografía no es la realidad. Es un arte que captura una emoción de la realidad y se puede rehacer hasta lograr la perfección. Raramente estoy satisfecho”.
Ya en 1981 David Bowie aparece en Saturday Night Live con el intérprete Joey Arias y el cantante Klaus Nomi, ambos vestidos con Mugler. Ese mismo año, Bowie luce un vestido de sirena con lentejuelas creado por Mugler para su clip Boys Keep Swinging. El cantante usará la ropa del diseñador a lo largo de su carrera: en el escenario, en sus videos musicales, para sus apariciones públicas, en la alfombra roja y en otros lugares, pero también durante su matrimonio con la modelo somalí Iman en 1992. Algo de todo ello se ve en esta retrospectiva.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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