Koh Samui (Tailandia), 9 abr (EFE).- El juicio contra el español Daniel Sancho por el supuesto asesinato del colombiano Edwin Arrieta en Tailandia se celebra a partir de este martes a puerta cerrada, tras la excepcional decisión del juez de vetar el acceso de la prensa y prohibir a los asistentes que difundan contenido de lo que suceda en la sala.
La primera sesión del juicio oral comenzó a las 9.45 hora local (GMT+7) en el tribunal provincial de Samui (isla al sur de Tailandia), a donde se han trasladado numerosos medios de comunicación, la mayoría españoles, que a partir de ahora se enfrentarán a grandes dificultades para informar del proceso.
Durante la primera parte de esta sesión, en la que declararon testigos de la Fiscalía, el juez prohibió además a los asistentes, a excepción de los abogados de la defensa y el fiscal, que tomen notas durante el juicio y advirtió a todos que no pueden contar detalles de lo que sucede dentro de la sala.
El juez, cuya identidad es confidencial y que previamente había impedido el acceso de la mayoría de los medios de comunicación por falta de espacio, aseguró que en caso de que haya sospechosas de que se ha difunde información se perseguirá y conllevará penas de cárcel.
La decisión de prohibir informar sobre lo que ocurre durante un juicio resulta totalmente excepcional en Tailandia, y cuestionan la legalidad de que pueda ser perseguible penalmente, según varios expertos consultados por EFE.
También ha generado sorpresa entre los expertos el hecho de que no se puedan tomar notas durante las vistas.
El juicio contra Daniel Sancho por el supuesto asesinato de Arrieta el pasado 2 de agosto en la cercana isla de Phangan, un caso que ha generado una gran atención mediática en España, está previsto que se celebre hasta el 3 de mayo y que la sentencia se haga pública entre cuatro y ocho semanas después.
Aunque inicialmente Sancho, de 29 años, confesó el crimen frente a la policía de Phangan, se declaró después no culpable del asesinato premeditado y defiende que la muerte de Arrieta se debió a una pelea y que actuó en defensa propia.
A la primera sesión del juicio asistieron una decena de personas, incluido el padre del acusado, el actor español Rofolfo Sancho, que pudo sentarse en un banco detrás de su hijo, quien contaba con la traducción de una intérprete del tailandés al español que le asistía por videoconferencia.
Además, en la pequeña sala del tribunal, presidida por los retratos del actual rey de Tailandia y de su padre, el difunto monarca Bhumibol Adulyadej, se encontraban los letrados de la familia Arrieta en España, Juan Gonzalo Ospina y Beatriz Uriarte, y representantes de la embajada de España en Tailandia.
“El tribunal ha sido muy contundente a la hora de apercibirnos de que todo lo que se diga que haya podido suceder dentro lo va a investigar”, señaló hoy Ospina a las puertas de la corte.
Todos los asistentes tuvieron que dejar hoy sus teléfonos móviles y dispositivos electrónicos en una taquilla, ya que en Tailandia está prohibido grabar audio o imágenes dentro de la sala.
En un momento de la sesión de la mañana, la seguridad del juzgado interrumpió en la vista para asegurarse de que nadie tenía algún dispositivo para grabar imagen o sonido, ante la creencia de que se hubieran hecho fotos en la sala, algo que el propio tribunal admitió que fue una falsa alarma.
En Tailandia “no hay directrices generales sobre cómo hacer las coberturas en los juicios” y depende del juez si permite o no la asistencia de periodistas, aunque normalmente no se les restringe el acceso y se les deja tomar notas, explicó hoy a EFE un portavoz del Tribunal Central de este país.
Un funcionario del tribunal de Samui dijo a EFE que las autoridades judiciales estaban muy nerviosas por la numerosa presencia de equipos de televisión, quienes aguardaban fuera de la corte ante un calor abrasador.
“Tenemos que respetar lo que el juez ha decidido y por nuestra parte así lo haremos”, aseguró a EFE desde España Ramón Chipirrás, del despacho criminológico jurídico que junto al bufete Marcos García-Montes asesora a Sancho.
Esta primera sesión de hoy, que se alargó hasta alrededor de las 18.30 hora local (GMT+7), dos horas más de lo previsto, estuvo dedicada a la declaración de cuatro testigos del fiscal Jeerawat Sawatdichai, que busca demostrar que la muerte de Arrieta se trató de un asesinato premeditado.
La Fiscalía acusa a Sancho de este y otros dos delitos, el de ocultación del cadáver y destrucción de documentación ajena, por el pasaporte del colombiano, y se enfrena a una condena máxima de pena de muerte.
La primera en declarar fue la mujer de nacionalidad birmana que encontró el 3 de agosto los primeros restos del cadáver de Arrieta en el vertedero en el que trabajaba en Phangan, a la que dio paso en el estrado una mujer tailandesa que alquiló una motocicleta a Sancho en la isla el 31 de julio.
Durante la sesión vespertina declararon otros dos testigos, empleados de los dos hoteles en los que el español se alojó en la isla desde que llegó el 31 de julio.
Sancho y Arrieta se habían conocido un año antes a través de Instagram y se vieron en varias ocasiones en España antes de quedar en la turística Phangan. EFE
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(foto)(vídeo)
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