Carlos Rosique
València, 20 oct (EFE).- Afirma el cineasta italiano Paolo Sorrentino a sus 53 años que ya no tiene expectativas, que eran “muy pobres” cuando era joven y ya las ha alcanzado. “Por eso tengo un estado de ánimo tan bajo”, bromea el napolitano, que asegura que el cine, el fútbol y la religión “son tres espectáculos” y que por eso los dos últimos elementos aparecen siempre en sus películas.
En una rueda de prensa para homenajear al director tras recibir la Palmera de Honor de la Mostra de València Cinema del Mediterrani, Sorrentino ha diseccionado la narrativa de sus películas, aunque no ha sabido responder a “cuál es el éxito” de su producto, pero tampoco quiere saberlo para “no ir persiguiéndolo”.
Ha preferido salir por la tangente de esa y de otras preguntas y ha querido hablar más de fútbol que de política, de fiestas que de sus próximos proyectos y de Nápoles mejor que de la guerra en el Oriente Próximo para “no decir banalidades” sobre un conflicto tan grave como el de Israel y Palestina.
Así, preguntado por qué le emocionaba más, si una película o un gol de Maradona, no ha dudado y ha optado por lo segundo, pues al argentino lo vio “de cerca” cuando era adolescente y las emociones que sintió eran “mucho más potentes”, por lo que ha optado por incluirlo en largometrajes como “Juventud” o “La mano de Dios”.
Sorrentino ha resaltado que era “más profundo” precisamente cuando era más joven porque entonces se “sentía más viejo”, y ahora que es más mayor se siente “más ignorante”.
“Me escondo a través de mis personajes”
Autor de filmes como “La gran belleza” -que le consagró como director y le hizo ganar el Óscar a Mejor película extranjera-, “La juventud” o “Fue la mano de Dios”, el napolitano ha resaltado que sus personajes “nunca están comprometidos” social o políticamente, y que solo tienen una idea: “Que el tiempo pasa y un día morirán”.
“Las películas que hago muestran emociones primarias, pero no creo representar al cine mediterráneo, sino que quiero representar emociones primarias que nos identificarían a todos”, ha comentado el cineasta, que no está “interesado en la política, y mucho menos con la actual”.
Por contra, lo que le interesa es “observar la realidad e intentar cambiarla” para “restituir al público una mentira que puede parecer una verdad más verdadera que la realidad”.
“No sé cuál es mi éxito y prefiero no saberlo porque si lo supiera no haría otra cosa que perseguirlo. Me escondo a través de los personajes… Soy el éxito de mis películas”, ha explicado preguntado por cuál es el éxito de sus largos, aunque ha apostillado que esa última afirmación era broma.
Le interesa más la crónica histórica que la política
Preguntado por las similitudes de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, con otros protagonistas de series o películas suyas, como Silvio Berlusconi o el papa -aunque de manera satirizada en “The Young Pope” y “The New Pope”-, ha explicado que estos últimos representan o han representado “un poder muy alto” que Meloni “aún no tiene”.
Así, de la política ha expuesto que lo único que le interesa son “las construcciones en las relaciones de fuerza” y en el “amplificador” que tiene la política para construir esas relaciones.
“Lo que he intentado -en ‘Silvio (y los otros)’ o ‘The New Pope’- es representar personas de poder, que han tenido poder, pero de momento es demasiado pronto para entender el poder de Meloni”, ha expuesto Sorrentino, que ha incidido que Meloni es un “personaje de crónica, no de historia”, pero que no le interesa la crónica política, porque la encuentra “vulgar”.
En esa vulgaridad ha insistido Sorrentino preguntado por la cotidianidad de la vida y las “mentiras que quieren ser verdad” y muestra de ello es que ha comentado a uno de los periodistas que si se fuera de fiesta a Roma con él vería que las fiestas “no son como las que aparecen en ‘La Gran Belleza’, invenciones en las que se intenta restituir una verdad”.
“La fiesta es el lugar donde se demuestra la incapacidad del ser humano de estar en el mundo. En un momento preciso, cuando se acaba de bailar, hay dos segundos en los que no se está ni bailando ni en la vida real. Hay dos segundos de ridículo. Por eso me gustan -las fiestas-, porque hay dos segundos en los que la realidad es ridícula, que para mí es la condición del ser humano”, ha destacado.
Similitudes con Fellini y la mujer en el cine
Requerido por sus similitudes al director ya fallecido Federico Fellini, ha insistido en que no quiere ni siquiera inspirarse en él ante el riesgo de hacer “una copia mala”, aunque ha destacado de su compatriota su “gran capacidad de relatar cómo las personas no se adaptan al mundo, incluso si son ricos o guapos”.
“Estamos inmersos en la fealdad y esa fealdad también la meto en las películas”, ha aseverado el director, que ha comentado que en sus películas los napolitanos aparecen irónicos y espontáneos.
Por último, el napolitano ha concluido incidiendo en “la belleza de la complejidad del ser humano” y “en los esfuerzos cotidianos en descifrar esa misma complejidad”. Al respecto, ha destacado que las mujeres “tienen una complejidad mayor” y que le “gustaría introducir más” la figura femenina en su cine. EFE
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