Sólo un río separa a Argentina de Uruguay, pero en términos de confianza es un mar

El presidente Alberto Fernández junto a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva (REUTERS)
El presidente Alberto Fernández junto a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva (REUTERS) (ARGENTINE PRESIDENCY/)

El titulo de la nota dice: “Mientras Argentina llega a un riesgo país de 1.900 puntos, Uruguay consigue deuda a menos de 1%”. Sólo un río separa a Argentina de Uruguay, pero en términos de confianza es un mar.

La confianza es la materia prima de los mercados y también de las relaciones entre las personas que empiezan por las palabras. Tener palabra es cumplir. Dicen que cuando hay palabra ya hay un pre contrato. La letra de un contrato es la palabra documentada, con sello y firma. Si la palabra y los contratos no tienen valía, todo vale menos. No puede ser normal que vivamos en un país donde la voluntad de cumplir se encuentre en estado de duda.

Bien puede el riesgo país considerarse entonces una metáfora de la desconfianza. Hay países donde nunca en su vida sus ciudadanos se van a enterar que hay un índice mundial que mide el riesgo.

Aquí vivimos el riesgo y estamos tan acostumbrados que la alerta ya no nos pone en alerta. La anestesia ante el riesgo debería ser un estado patológico y psíquico. Para nosotros es total normalidad.

Medir el riesgo es uno de esos empeños del mercado por cuantificar y poner en términos de indicadores el peligro de una crisis económica o de un cambio abrupto en el sistema político de un país o su seguridad jurídica, es decir que se cumplan las reglas o que no cambien todo el tiempo. Es la manera de dilucidar si hay clima para los negocios. Esos que requieren ecosistemas previsibles. Nadie apuesta al futuro en medio de convulsiones. En Argentina nos acostumbramos a vivir sin poder prever.

Por eso el alto riesgo del país es alta tasa de interés para pedir dinero. Básicamente porque no nos creen. Nos cobran el riesgo. No tenemos crédito. No tenemos confianza. El actual gobierno pasó casi dos años dando señales de no querer recuperarla. La paradoja de necesitar dólares pero no intentar que quieran volver. Empecinarse al punto de cerrar grifos vitales para cualquier economía sana, es decir que mínimamente quiera funcionar, pero no tomar medidas sensatas para que las divisas fluyan, y encima emitir todas las señales erróneas.

Nos acostumbramos tanto a esta situación que debería escandalizarnos que no nos escandalice. Entonces, el contraste con un vecino, inmediato, cercano, que está cruzando un charquito, aunque el río sea grande, nos da un cachetazo, nos interpela por la diferencia. Claro que la confianza empieza por casa.

No se sabe si manda o lo mandan (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)
No se sabe si manda o lo mandan (EFE/Juan Ignacio Roncoroni)
(Juan Ignacio Roncoroni/)

Cómo pensar que el país pueda tener crédito si la palabra del Presidente que va y vuelve con el viento no tiene crédito. Si no se sabe si manda o lo mandan. O mejor dicho, sí se sabe.

Ese 18% de interés que se encarece pedir un préstamo de este lado del Rio de la Plata dice que el país no tiene crédito. Ni crédito ni fe. Y hasta habla de duda sobre su buena fe.

La noticia indica que hoy Uruguay accedió a un préstamo histórico, emitiendo bonos samurái en yenes en Japón por el equivalente a 442 millones de dólares y a una tasa de 0,71%. Dinero casi sin costo. El reporte indica que además de obtener la tasa más baja de su historia, Uruguay acaba de recibir el visto bueno del Fondo Monetario Internacional, que hizo una revisión de su economía a través de denominado “artículo IV”, como le corresponde a cada país miembro una vez al año.

El Fondo también habló hoy de Argentina. A horas de que el Presidente le exigiera un mea culpa por el préstamo al gobierno de Macri y a en medio de la negociación por un entendimiento. Kristalina Georgieva afirmó “Todavía hay mucho por hacer para un acuerdo”. La titular del FMI precisó que están “pensando en un programa equilibrado que sea un programa de la Argentina. No un programa del Fondo. Solo un programa que Argentina apoye ampliamente y sea propio probablemente tenga éxito”, dijo.

Argentina no logra esbozar ni un plan para si misma. Se lo viene a pedir el Fondo. Pero lo podría pedir cualquier argentino que a su vez intente hacer el minimizar boceto de un plan o un proyecto para su vida en vez de pensar si toma la decisión de volver a sacar sus ahorros del banco, que tiene en dólares porque en el peso tampoco puede confiar. Cómo va a tener confianza. Es cierto, este gobierno no inventó el riesgo país pero hace dos años que se empeña en multiplicarlo.

* Editorial de Cristina Pérez en “Confesiones en la noche” (Radio Mitre)

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