Los principales ejecutivos de Corporación América Airports, la empresa que preside Eduardo Eurnekian, pudieron comprobar esta semana en carne propia el interés que tienen los inversores extranjeros por activos locales. El “road show” que está realizando la licenciataria de 36 aeropuertos argentinos en Nueva York y seguirá en Londres esta semana culminará con la apertura de las acciones de la compañía en Wall Street. Los bancos colocadores buscan unos USD 600 millones, equivalente al 18% del capital de la empresa. Pero quedaría mucha demanda insatisfecha.
Loma Negra, la principal cementera del mercado local, realizó su oferta accionaria a fin de octubre y consiguió más de USD 950 millones. De los USD 19 fijados en su debut, la acción ya saltó a USD 24, una suba superior al 20% en menos de tres meses.
Pero no son casos aislados. En breve también abrirán su capital accionario Genneia, la compañía de energía alternativa que preside Jorge Brito, y Central Puerto –que ya cotiza localmente- también desembarcará en Nueva York.
Los inversores extranjeros ya no sólo están interesados en comprar deuda argentina a tasas altas, sino que también ingresan en compañías que salen a cotizar a Bolsa
Hace dos semanas el ministerio de Finanzas no tuvo sobresaltos a la hora de colocar USD 9.000 millones, consiguiendo una reducción de tasas en los bonos a cinco, diez y 30 años. Colocó en el arranque del año más del 60% de lo que precisa del mercado internacional este 2018.
Todas estas operaciones reflejan la avidez que existe entre los inversores extranjeros por comprar activos argentinos. En parte porque mantienen tasas de interés más altas que el resto de los emergentes (en el caso de los bonos), pero también porque se ven seducidos por una historia que les gusta. La economía argentina rozó el 3% de crecimiento el año pasado, bajó la inflación y el Gobierno está empezando a dar muestras de mayor austeridad fiscal.
Poco importan por ahora a los grandes bancos de inversión los desequilibrios que muestra la economía, en particular los déficit gemelos. Los 22.000 millones de dólares que atesoraron los argentinos en 2017, más los USD 9.600 millones que salieron por turismo y los USD 8.500 millones del sector automotor son una señal de alarma. Pero por ahora todo se cubre con los dólares que llegan por endeudamiento, tanto del Gobierno como del sector privado.
La fuga de capitales sigue siendo un problema serio, pero por ahora manejable. Está compensado por el ingreso de dólares proveniente de endeudamiento, apuestas al “carry trade” y algo de inversión directa
El sobrecumplimiento de metas fiscales que anunció el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, resultó una inequívoca señal hacia los inversores sobre el nuevo ciclo de mayor austeridad en el manejo de las cuentas públicas que comenzó a transitar la Argentina. El déficit primario de 3,9% del PBI (contra una meta del 4,2%) mostró por primera vez en casi 15 años un aumento de los ingresos sobre el gasto. Mientras los mercados sigan financiando a la Argentina, el enfoque de reducción gradual del déficit podrá mantenerse sin mayores sobresaltos. El anuncio de un recorte de 20% de los cargos políticos busca transmitir la idea de un esfuerzo un poco más equitativo a la hora del ajuste, aún cuando el efecto en las cuentas públicas no termine siendo significativo.
Con los ajustes tarifarios en marcha y el impacto sobre los salarios en los primeros meses del año, más que pasar el invierno como decía Alsogaray habrá que pasar el verano
El entusiasmo de los inversores extranjeros claramente ha aumentado luego de las elecciones legislativas. Pero no sucedió lo mismo puertas adentro. Varios informes de consultoras privadas coincidieron en la significativa caída que sufrió el Gobierno en la opinión pública a partir de diciembre, o sea a poco más de un mes del triunfo electoral.
Según la consultora Synopsis, la imagen positiva del Gobierno cayó de 51% al 38% entre noviembre y enero, volviendo a valores de principios de 2017, cuando todavía no estaba clara la salida de la recesión. Pero además surge que la inflación volvió al tope de las preocupaciones entre la gente (27% del total de las respuestas), mientras que en tercer lugar también aparece el desempleo (20% de los consultados).
En la misma dirección apuntó Management and Fit. El índice de expectativas económicas cayó 2,3 puntos en las últimas cuatro semanas, mientras que el de expectativas políticas disminuyó 2,9%.
Mientras que en Wall Street miran la “macro” y sienten que está un poco más ordenada, los argentinos están ahora más enfocados en la “micro”. La reforma previsional que le guadañó una parte del aumento que le correspondía a los jubilados y el alto índice de inflación de diciembre (3,1% fue el mayor nivel del año) tuvieron un claro impacto negativo. Pero además de los fuertes ajustes de tarifas de luz y gas de diciembre, este mes aumentó la nafta y en febrero le toca al transporte para la zona metropolitana. Una mayor volatilidad del dólar, como se viene observando desde diciembre, también es un factor que agrega a la incertidumbre.
Como una suerte de variación de aquella vieja frase de Álvaro Alsogaray, ahora más que el invierno hay que pasar el verano. Es muy claro que la apuesta de la Casa Rosada fue avanzar rápido con las leyes que precisaba luego de las elecciones y también concentrar los ajustes tarifarios lo antes posible. Lo que en 2016 se resolvió hacer a lo largo del año, ahora se decidió poner en marcha en plazos menores.
La consecuencia es que la inflación tendrá un salto significativo entre diciembre y abril (acumulará seguramente cerca de 11% en cinco meses), pero después el horizonte aparece mucho más despejado. La pregunta ahora es hasta qué punto se sentirá esa desinflación a la que apunta el Central, en particular al dejar atrás los reacomodamientos de precios relativos.
Mientras tanto, el impacto sobre el bolsillo es inevitable, aunque las vacaciones lo disimularán. “La inflación de diciembre podría provocar una caída en términos reales de las ventas en supermercados y centros de compras. Similar situación habrá que monitorear en los primeros meses del 2018 donde se espera que la inflación impacte moderadamente sobre rubros como alimentos, bebidas y restaurantes”, señaló la consultora ACM. Lo que está claro es que el consumo masivo seguirá afectado, aún luego de la tenue recuperación de los últimos meses.
El objetivo es que la combinación de ajustes de precios versus salarios que quedaron en los niveles del año pasado se revierta en la segunda parte del año. Es decir que la ecuación debería mostrar mejores niveles salariales y precios más estabilizados, lo que aliviaría los bolsillos y le permitiría al Gobierno encarar un 2019 con un impulso mayor.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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