Las últimas dos semanas han sido una de las más sangrientas que ha dejado el sicariato y la guerra entre mafias en Lima en los últimos años. Aunque el móvil de casi todos los ataques habría sido el ajuste de cuentas contra otras personas con antecedentes penales, los asesinos no han dudado en disparar y matar a niños en lugares públicos, donde las balas incluso han herido a personas que nada tenían que ver con el enfrentamiento entre bandas del crimen organizado.
La masacre de San Miguel
El lunes seis de febrero fue el inicio de esta ola de crímenes por sicariato en Lima. Seis personas, entre ellos dos menores de edad, que viajaban en un auto blanco fueron asesinados por tres sujetos que aprovecharon la luz roja del semáforo del cruce de las avenidas Riva Agüero y La Marina para disparar a sangre fría contra toda una familia en el distrito de San Miguel.
El objetivo principal del ataque era Israel San Román Doroteo, alias ‘La Tota’, quien, según la Policía tenía antecedentes en el mundo del hampa, en el 2003 ingresó al penal San Jorge y desde entonces su prontuario fue creciendo.
Óscar Arriola, jefe de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri), señaló que este crimen estuvo relacionado con un ajuste de cuentas por temas de tráfico de terrenos y cobro de cupos en construcción civil.
Los agentes de la Dirincri presentaron a ocho detenidos a quienes se les acusa de participar en este crimen. Sin embargo, las autoridades no dejan de buscar al ‘Loco Franco’, quien sería el autor intelectual de este ataque.
Terror en Centro Comercial de Santa Anita
El 14 de febrero, el Centro Comercial Mall Aventura Santa Anita tenía más clientes de lo común por la celebración del día de San Valentín. Sin embargo, la noche se tornó sangrienta en el lugar, luego de que, al promediar las 10:00 p.m. dos sicarios se acercaron a la pollería Norky’s para buscar asesinar a José Lorenzo Mayanga, quien cenaba junto a su pareja.
De acuerdo a la Policía, Lorenzo Mayanga cuenta con antecedentes penales por hurto y robo agravado, estuvo preso en el penal de Castro Castro y, además, se le investiga por el asesinato de su expareja y madre de su hija en el 2020.
Los sicarios realizaron alrededor de 17 disparos contra su objetivo y su pareja, sin embargo, las balas también hirieron a una madre y su hija que se encontraban en otra mesa.
Otros crímenes sangrientos
La mañana del 15 de febrero, un estibador del mercado Caquetá identificado como Guillermo Santiago Medrano Campamanes, de 38 años, fue asesinado a balazos mientras caminaba por la calle rumbo al centro de abastos para iniciar sus labores en San Martín de Porres. Por las características del hecho, la Policía cree que se trataría de un ajuste de cuentas. Los familiares de la víctima no quisieron brindar declaraciones a la prensa.
El mismo día, un hombre, identificado como Roger Uribe Garay fue asesinado de dispararon en la cabeza y en el tórax en el asentamiento humano ‘Oasis de Villa’, en el distrito de Villa El Salvador. Uribe había sido citado por su enamorada en la avenida la B, aunque la Policía sospecha que se trataría de un enfrentamiento entre bandas del distrito. Su madre de la víctima declaró que este había recibido amenazas de muerte desde días atrás.
La noche de ese miércoles, un hombre falleció de varios disparos cuando se encontraba con un grupo de amigos en una esquina de la calle Floresta, en el distrito de Ate Vitarte. Eran las 8:20 p.m. cuando tres desconocidos llegaron al lugar y dispararon contra los jóvenes. A diferencia de sus amigos, Leonardo Pampas Saldaña, la víctima mortal, no pudo huir y recibió tiros en la cabeza y cuerpo. Para la Policía, el homicidio estaría vinculado a una disputa entre bandas que pretenden controlar esa zona de Ate.
La madrugada del jueves 16 de febrero, otro hombre fue asesinado de varios disparos por la espalda, cuando se encontraba caminando a la altura de la cuadra 16 del jirón Margarita, en la urbanización Inca Manco Cápac, en San Juan de Lurigancho. Según los vecinos dos desconocidos a bordo de una motocicleta se acercaron a la víctima y le dispararon directamente en la cabeza. Luego que el cuerpo cayó al suelo, continuaron lo remataron. Al igual que en el resto de casos, la Policía sospecha de un ajuste de cuentas.
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