Un asesino serial, una banda delincuencial o un fenómeno más de la violencia que afecta la población LGBTI en las ciudades de Colombia, son las hipótesis que han rodeado los al menos seis homicidios de hombres gay que se han registrado en lo corrido del año en Medellín, capital del departamento de Antioquia, al occidente del país.
Fueron los mismos miembros de la población quienes utilizaron las redes sociales para alertar de una situación que estaba ocurriendo en la ciudad: hasta ese momento cinco personas habían aparecido muertas, algunos en sus viviendas y otros en hoteles, en condiciones similares, aparentemente después de haber acordado encuentros con desconocidos.
De acuerdo con la Policía Metropolitana de Medellín, hasta la fecha y en lo corrido del año, hay seis casos confirmados. De ellos, dos han sido esclarecidos con la captura de los victimarios, pero otros cuatro permanecen en investigación.
A raíz de las denuncias, el alcalde Daniel Quintero designó un equipo especial para esclarecer e investigar los hechos y estableció una recompensa de 80 millones de pesos por los responsables, la misma que se tiene para casos de feminicidio en la ciudad.
“En los últimos meses hay un pánico colectivo. Hay maricas que no quieren salir, que están asustadas”, sostuvo a Infobae (apropiándose de esa palabra que ha sido usada para discriminar a la población diversa) Mitchael Velásquez, ‘dragactivista’ de Medellín bajo el seudónimo Myth Drag Queen, quien ha buscado llamar la atención de lo que está ocurriendo en la ciudad y ha convocado plantones para rechazar la violencia.
A Velásquez como a las demás personas de la población LGBTI en la ciudad las han impactado imágenes de las víctimas que se han difundido en las redes sociales. Varios de ellos amarrados de pies y manos o uno de ellos sumergido en una bañera.
El primer caso registrado tuvo como víctima a Osvaldo Botero Giraldo, un comerciante de 45 años, asesinado el 11 de enero en su vivienda del barrio La Castellana. Se trató como un caso de hurto porque su vivienda había sido revolcada.
El segundo hecho ocurrió el 28 de enero. La víctima fue identificada como Juan David López Alzate, de 31 años. La familia lo encontró al día siguiente en su apartamento, atado de pies y manos y con el rostro cubierto. Aparentemente habría sido asfixiado.
El primero de febrero se registró otro caso. Gustavo Alberto Arango, de 52 años, llegó ese día a un hotel del barrio La Candelaria con un acompañante. Poco después, la persona que había entrado con él salió del lugar y un empleado encontró el cuerpo de la víctima que había sido asesinado a golpes.
El cuarto hecho ocurrió el 15 de febrero, cuando Sahmir Javier González Sarmiento fue encontrado por su pareja muerto por asfixia mecánica, atado de pies y manos con una correa y una sábana, al interior de su vivienda en el barrio Laureles. Había ingresado minutos antes con otros dos hombres, quienes serían los presuntos responsables del hecho.
A partir de allí las autoridades advirtieron una presunta banda delincuencial, que según dijo el coronel Rolfy Jiménez, ofrecía servicios sexuales a través de redes sociales para engañar a sus víctimas, pactar encuentros, atacarlas y robarlas. Ese mismo día, en un hotel del barrio San Joaquín, las autoridades auxiliaron a un ciudadano australiano amordazado y golpeado con sevicia, que había sido víctima también de dos hombres que lo engañaron con un encuentro sexual.
Apareció en el panorama una plataforma, popular entre la población gay, pero poco conocida fuera de ese contexto, llamada Grindr, que funciona para conectar personas que se encuentran cerca geográficamente y es usada para encuentros ocasionales. Al parecer, ese espacio virtual habría sido invadido por violentos para ubicar a sus víctimas.
El quinto caso se registró un mes después, el pasado 16 de marzo en el barrio La Estancia. Juan Danilo Bedoya Román, de 30 años, llegó en la madrugada de ese día junto a dos sujetos a su casa; poco después, los desconocidos salieron y huyeron en un vehículo. Cuando su madre fue a verlo, lo encontró atado, semidesnudo y con varios golpes en el cuerpo. Algunas de sus pertenencias habían sido hurtadas.
Los dos hombres (aunque no se ha confirmado que sean los mismos), la mordaza a las víctimas y la asfixia se repitieron en el último caso registrado hasta ahora. El 30 de marzo, Hernán Macías López, de 28 años, oriundo del departamento de Caquetá, ingresó a un hotel del barrio La Candelaria con otras dos personas.
Su cuerpo semidesnudo fue hallado al día siguiente, atado de pies y manos, sin signos de violencia, sumergido en la bañera de la habitación que estaba llena de agua a más de la mitad. Hacía menos de un año había llegado a la capital antioqueña en busca de oportunidades para ayudar a su familia y comprar una casa.
El brigadier general Javier Josué Martín Gámez, comandante de la Policía Metropolitana del valle de Aburrá, afirmó que no se había establecido una relación entre los demás casos, pero había elementos comunes como un contacto inicial a través de redes sociales, además la forma en la que habían sido asesinados.
Sin embargo, para las organizaciones de derechos LGBTI, esos elementos comunes son suficientes para establecer una situación de violencia sistemática. Tanto Caribe Afirmativo, Colombia Diversa y la Alianza Social de Antioquia han señalado la sistematicidad de los casos.
De acuerdo con la organización Colombia Diversa, los patrones de violencia registrados corresponden a las tendencias victimizantes contra esta población en el país. “Los seis asesinatos de hombres gays en Medellín, son, lamentablemente, un patrón de violencia por prejuicio contra hombres gays. Desde 2014 hasta 2020, Colombia Diversa ha registrado 352 homicidios en contra de esta población”, aseguró la organización a este medio.
“Esto concuerda con los patrones de violencia descritos en el análisis de homicidios contra personas LGBT entre 2014 y 2018: la mayoría de hombres gays mueren por heridas de arma blanca, mientras que la mayoría de las mujeres trans mueren por ataques con armas de fuego”, agregó.
Los datos también indicarían un aumento exponencial de la violencia. Colombia Diversa tiene registro (bajo verificación) de dos homicidios de personas LGBT ocurridos en Medellín entre enero y marzo de 2021, que en comparación con las cifras actuales, se habrían triplicado.
Myth Drag Queen ha volcado su activismo hacia el colectivo para llamar la atención de esta situación en la ciudad. En sus eventos artísticos aprovecha para llamar al autocuidado y la denuncia, pero lo ha llevado a ser testigo del temor general.
Incluso, un amigo lo llamó, en los últimos días, para pedirle apoyo y seguridad. Había pactado un encuentro con dos personas a través de Grindr, tenía la sospecha que se trataba de la supuesta banda que ha sido difundida en redes sociales y decidió correr el riesgo para intentar ponerlos en descubierto. Pero al subirse a un carro con los sujetos, lo llevaron a gran velocidad con rumbo desconocido.
Las placas no fueron identificadas en los registros por las autoridades y Myth solo supo de su amigo al otro día, cuando le dijo que había amanecido en un hospital, con una herida de arma blanca en la pierna.
La Mesa de Casos Urgentes LGBTI de Medellín hizo un llamado a denunciar a través de los canales institucionales cualquier situación de riesgo que amenace la integridad o la seguridad. A través de la línea 123 se puede solicitar la atención del Módulo Diverso, especial para esta población.
Así mismo, hicieron un llamado al cuidado colectivo “para que juntxs reforcemos e implementemos estrategias de protección, especialmente cuando se generen encuentros con personas desconocidas y/o en lugares no públicos o que no suelen frecuentar. Es importante estar en contacto con amigxs o cercanxs que puedan estar pendientes en caso de que algo ocurra”.
La población diversa paisa teme que esa oleada de violencia pueda crecer. Incluso se han difundido panfletos amenazantes, que al parecer solo buscan sembrar mayor temor y no representan un peligro real, pero que han logrado su objetivo.
Este jueves se convocó un plantón artístico en La Alpujarra bajo la premisa de “querer vivir sin miedo en nuestros territorios”, dice Myth, uno de los promotores. Combatir el miedo a tomar a la pareja de la mano en la calle, expresar amor, pero también a vivir libremente la sexualidad sin la amenaza latente de ser asesinado, porque gozar de ese derecho no puede ser justificante de ningún tipo de violencia.
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