El nuevo recorte en la estimación de producción de trigo que realizó la Bolsa de Comercio de Rosario ), que ubicó la cosecha en 11,8 millones de toneladas, y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires en 12,4 millones de toneladas, encendió las alarmas en el mercado de trigo y sumó incertidumbre respecto a las oferta del cereal que habrá en los próximos meses tanto para la industria molinera como para la exportación, teniendo en cuenta que el volumen esperado será un 50% menor que lo obtenido en el ciclo anterior. Todo como consecuencia de las heladas tardías y la sequía.
Lo cierto es que las alarmas también suenan en el Gobierno, ya que nada indica que la producción no siga cayendo, haciendo cada vez más difícil asegurar el abastecimiento interno y la administración de la mercadería a exportar. Más allá de que la Secretaría de Agricultura, permitió a los exportadores postergar los embarques de trigo por 360 días, teniendo en cuenta que el volumen anotado para despachar era de 9 millones de toneladas, este nuevo recorte volvió a tensionar el mercado que tampoco descarta más mermas.
Para el presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, el trigo para la producción de harina “estará asegurado”, aunque ve un “año muy complicado” no solamente para poder conseguir la materia prima sino también por los precios que ante esta situación se están observando en el mercado local.
“Las estimaciones terminan siendo lo que los técnicos de FAIM habían estimado hace un mes y que parecía utópico. Más allá que se pueda recuperar algo por por las lluvias caídas, la combinación con las heladas tardías, fue fulminante y deja un número muy complicado y muy complejo, donde necesitamos 6,5 millones de toneladas para consumo y después cumplir los compromisos de exportación”, dijo Cifarelli a Infobae.
En este sentido, explicó que “si no tenemos la opción de poder originar trigo en alguna otra latitud, creo que por ahí (en la exportación) es donde va a ajustar. Argentina necesita, como manda el comercio, cumplir con sus compromisos internacionales, pero este es un tema difícil”, al mismo tiempo que marcó que “va a ser un año muy complicado con un trigo que va a ser difícil conseguir y con valores que ya hoy se comportan muy por encima del precio internacional”.
Mercado firme
Para el presidente de la corredora Kimei Cereales, Javier Buján, “no es sorpresa” este volumen esperado, sino que prevé que ese número puede llegar hasta los 11 millones de toneladas. Así, afirmó que la situación no solamente es crítica en el centro y norte del país, donde el trigo “ya está jugado”, sino que también hay una situación muy difícil en las zonas donde el cultivo tenía una mejor condición como en el sudeste y sudoeste de la provincia de Buenos Aires y anticipó que “las lluvias que están anunciado para este fin de semana no alcanzarán para darle un respiro a la fina y, mucho menos, para poder sembrar gruesa”.
Es por eso que Buján ve “un mercado súper firme” en cuestión de precios, donde “va a costar muchísimo que el productor se desprenda fácilmente del poco trigo que haya. Va a ser una comercialización sumamente ajustada donde la peor parte se la va a llevar la industria. Lo que no está claro es cuánto trigo se va a terminar exportando, porque si la cosecha es de 11,8 millones, como piso se le saca 6 millones de toneladas para la molinería le sacas seis palos pisos, que puede llegar a 7 millones, quedan 3,8 millones para el año que viene para exportar contra 9 millones que estaban previstas y 5,4 millones que tiene compradas las exportación”.
No obstante, Buján proyectó que será mejor negocio para la exportación volcar parte de la producción al mercado interno. “La exportación va a hacer un negocio interno que va a ser más jugoso que exportar, porque los precios internos hoy le permite a cualquier exportador que tenga trigo venderlo en el mercado interno con una mejor performance que exportándolo”, concluyó.
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