El añadido “Bad” (balneario, termal o medicinal, en este caso) en el nombre de una ciudad hay que ganárselo en Alemania: alrededor de 200 ciudades lo llevan porque disponen no solo de parques termales y clínicas, sino también de fuentes de remedios naturales como pantanos, aguas minerales, saladas o termales. Y la mejor calidad de aire.
A los clásicos baños termales se suman numerosos otros sitios balnearios, tanto en el interior del país como en la costa, donde el clima marítimo ayuda a recuperarse de enfermedades respiratorias y de otras índoles. Así que aunque no le hayan recetado un tratamiento, de todas maneras puede ocuparse de su bienestar y encontrar balnearios certificados donde relajarse. Aquí presentamos seis lugares, desde el norte al sur de Alemania.
– Bad Malente-Gremsmühlen: tratamiento hidroterapéutico en la Suiza del norte
Cuando descienda del tren en esta pequeña comunidad, se encontrará en medio de un paisaje con colinas, marcado por bosques y lagos: la Suiza de Holstein. Esta región obtuvo en 1995 el certificado como balneario para tratamientos hidroterapéuticos con el método Kneipp. Cuenta con fuentes de agua natural que invitan a rendirse ante los chorros de agua helada típicos de este método.
Uno de los establecimientos se encuentra en el parque del balneario, no muy lejos de la estación de tren. Pero el más concurrido y estimulante está directamente a orillas del lago Diek.
Quien vaya desde la estación por el sendero entre cotos de caza y las vías del tren, llega a la “fuente de los corazones rotos”. Y justamente eso es de lo que, según dicen, se cura aquel que beba de su agua.
Quizá también fue el buen aire de Malente, el que llevó a la selección alemana a ganar el Mundial de 1990: entre 1974 y 1990, el once germano se preparó allí para los campeonatos mundiales.
– Bad Bevensen: cura en el brezal
Bad Bevensen, en Baja Sajonia, espera al visitante con todo tipo de bellezas: las rosas se elevan por las antiguas casas de paredes entramadas, en el jardín balneario junto al río Ilmenau todo reverdece y florece. Además, esta localidad está en el este del Parque Nacional Brezal de Luneburgo. Al sur de la ciudad, se pueden hacer paseos en bicicleta o a pie, especialmente en el verano europeo, cuando el brezo está en flor (agosto y septiembre).
El hecho de que esta pequeña ciudad se convirtiera en balneario se lo debe a una fuente de agua termal. El agua brota de la profundidad a borbotones un poco a las afueras de la localidad y justificó así la construcción del centro termal. En 1975 fue reconocida como estación hidrotermal mineral y un año después, la ciudad pasó a llamarse Bad Bevensen.
Apta tanto para quienes deban hacer un tratamiento como para quienes quieran descansar e imán para los visitantes es la terma de yodo y agua salina, con sauna, masajes o terapia con lodo medicinal Rasul.
– Bad Belzig: flotar en el balneario más nuevo de Brandeburgo
Bad Belzig, en el estado federado de Brandeburgo, es “Bad” desde el 2010. Ubicado entre Berlín y Magdeburgo, en el Parque Natural Hoher Fläming, los vistantes no solo pueden caminar por el verde y recorrer el casco histórico y las fortalezas. En la entrada del centro termal Steintherme, también pueden deshacerse del estrés.
Seis piscinas de agua salada -también una exterior- permiten relajar los músculos y fortalecer el sistema inmunológico con el agua a más de 30 grados.
Una experiencia para todos los sentidos es el salón de luces y sonidos. Con un contenido de sal de 4,5 por ciento, lo que es más salado que el mar del Norte, pareciera que uno flota sobre las cálidas aguas termales, rodeado de suaves sonidos y juegos de luces.
– Bad Wildungen: manantiales en vez de calderos de bruja
La historia de la ciudad junto al río Wilde, en la central región de Hesse, tiene un capítulo oscuro: los juicios por brujería hasta el año 1664. Pero ya en el siglo XIX floreció el turismo termal gracias al descubrimiento de varias fuentes de aguas medicinales. Desde 1906, Bad Wildungen es oficialmente un “Bad” o ciudad balnearia.
Centro de la localidad es el histórico salón Wandelhalle. Allí, equipados con vasos en mano, los huéspedes caminan por las salas ingiriendo las diversas aguas medicinales ofrecidas. El edificio está ubicado en la parte original del parque termal, a la que le fue anexado el recinto de la exposición regional de jardinería de 2006. Diferentes senderos permiten recorer el exuberante parque. Hasta la actualidad, tanto residentes como visitantes pueden servirse agua mineral en las siete fuentes, llamadas “estaciones de aguas medicinales”.
– Bad Ems: bañarse como Goethe y Dostoievski
La lista de huéspedes famosos es impresionante: desde el emperador Guillermo I o el zar Alejandro II, pasando por Wagner, Goethe o Dostoievski, todos viajaron alguna vez a Bad Ems. Ya muy pronto la localidad de Renania-Palatinado junto al río Lahn, bendecida con numerosas fuentes termales, se convirtió en un balneario concurrido.
Aun hoy, el imponente “Kurhaus”, edificio central y representativo que reúne la oferta cultural y social de la ciudad balnearia, construido en 1715, da testimonio de la época de gloria de la cultura termal imperial. No en vano integra Bad Ems la lista de siete ciudades termales destacadas de Europa, que como Great Spas of Europe se postulan para convertirse en patrimonio mundial de la Unesco. Entre ellas figuran también Bad Kissingen, Baden-Baden, la británica Bath y Vichy en Francia.
Bad Ems atrae además con maravillosos paseos junto al Lahn y buenos vinos. Como si todo esto fuera poco, los viajeros pueden también visitar atracciones de la región, como los castillos Stolzenfels y Marksburg.
– Bad Aibling: guerra de lodo que hace bien
Ya sea reuma o artritis, trastornos circulatorios u osteoporosis: el “oro negro” de Bad Aibling promete alivio. Es ciudad balnearia desde 1895 y es considerada el centro de baños medicinales de fango más antiguo de Baviera. La combinación de calor, minerales y las hormonas vegetales producen un efecto analgésico y relajante.
Al mismo tiempo brotan aquí, de 2.000 metros de profundidad, aguas termales que contienen azufre, fluoruro y yodo. Desde 2008, la fuente de Desiderius es reconocida oficialmente como curativa.
Los senderistas de montaña pueden ver desde las cimas de los cercanos Alpes del Chiemgau el lugar de su relajante programa vespertino en el valle del río Mangfall: el centro termal de Bad Aibling, con sus ocho cúpulas blancas y de estilo futurista. En 10.000 metros cuadrados, les espera calma y regeneración.
dpa
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