Durante las últimas semanas, una buena porción de la conversación política ha girado alrededor de la búsqueda de consensos por parte de los principales partidos y referentes.
Con los 10 puntos de consenso presentados por el Gobierno como catalizador, los actores que se disputarán el sillón de Rivadavia en los comicios de este año demostraron -en mayor o menor medida- intenciones en este sentido.
Sergio Massa y Roberto Lavagna anunciaron respectivos documentos. Y la ex presidente Cristina Kirchner, en un gesto aperturista que se circunscribió a un sector del espectro peronista, le dejó el centro de la escena a Alberto Fernández al ungirlo como el candidato presidencial que ella secundará.
Sin embargo, mucha agua corrió bajo el puente desde entonces. Los 10 puntos del Gobierno ya parecen ser tema del pasado; Lavagna se mostró reticente a dialogar con ambos extremos de la grieta y, luego de una serie de efímeras negociaciones frustradas, anunció su intención de competir por fuera de Alternativa Federal. Massa, por su parte, hace rato ya redujo el alcance de su llamado al arco opositor. Y sus últimos movimientos han sido interpretados como pasos hacia su nuevo objetivo: un acuerdo político con el binomio Fernández-Fernández.
En este contexto de definiciones, donde las estrategias finales comienzan a cristalizarse, Infobae habló con cuatro consultores políticos para conocer su opinión respecto de la posibilidad de que efectivamente logre un acuerdo político transversal; cual es -o fue- su papel en el período pre-electoral; y que tipo de pactos pueden llegar a darse antes o después de los comicios. Ellos son Carlos Fara, presidente de Carlos Fara & Asociados; Lucas Romero, director de Synopsis; Shila Vilker, directora de Trespuntozero; y al politólogo e histórico dirigente peronista Julio Bárbaro.
Más allá de los matices, los cuatro coincidieron en que las chances de lograr un acuerdo de esta naturaleza son extremadamente bajas, y que las acciones al respecto surgieron como reacción ante una demanda de la sociedad.
“Esto se planteó después de que muchos sectores sociales lo pidieran con cierta insistencia. La sociedad estaría claramente a favor de un acuerdo, teniendo en cuenta la profundidad de la crisis y que esto la agarra cansada, escéptica y un tanto resignada”, aseguró Fara.
En tanto, Vilker indicó que en su análisis “la demanda, que claramente responde a demandas de opinión pública, tiene que ver con la crítica al desempeño del Poder Legislativo”. No obstante, y en contraste con Fara, postuló que “hoy en Argentina los consensos no parecen tener lugar“. “Hay una diferencia irreconciliable entre dos espacios. La dinámica política está atrapada en la polarización, que por definición excluye el reencuentro”, agregó.
En la misma línea, pero de manera un tanto más descarnada, se pronunció Bárbaro: “Estamos en un contexto de minorías parlamentarias donde no se buscan consensos en el parlamento. Eso no se arregla si no es con una concepción de estadistas que no está presente ni en Macri ni en Cristina. Me parece que no van a convocar a nadie. Hablar de diálogo en una sociedad donde algunos dicen que si ganan van presos los otros es un oxímoron“.
Consultados acerca de si las chances de llegar a un acuerdo se redujeron porque este tema se puso de manifiesto cerca del final del gobierno de Cambiemos -y ya en medio del frenesí electoral- y no antes, las respuestas variaron. Fara y Bárbaro se inclinaron por la positiva, mientras que Romero mostró sus dudas sobre un contrafáctico donde un llamado de este estilo hubiera tenido un desenlace positivo.
“Es muy difícil sentarse a negociar en una situación de crisis profunda con un gobierno que plantea algo que a los otros actores les parece oportunista. Si los llamás cuando se te está incendiando la casa, es lógico que prime la desconfianza“, expresó Fara.
Y continuó: “Cuando un actor está con problemas electorales y políticos y llama a otro actor que tiene alguna posibilidad de volver al poder, este se vuelve reticente. Independiente de un estilo poco dialoguista del kirchnerismo en general”.
En tanto, Bárbaro indicó que “el Gobierno, en su agonía, no puede convocar a una unidad que no quiso cuando tenía poder. Es falso lo que plantean y lo saben hasta ellos. No va a conseguir ningún aliado. Está debilitado en su esencia”.
Por su parte, Romero explicó por qué cree que un llamado del Gobierno a un acuerdo no hubiera llegado a buen puerto: “Yo tengo un enfoque institucionalista, de tratar de entender el proceso a través del sistema de incentivos. No lo tuvo en la primer fase porque el peronismo apuntaba a renovar la conducción y reemplazar a la ex presidente. De ninguna manera iba a tener incentivos y siempre le iba a convenir acordar política por política porque de esa manera maximiza su capacidad de negociación“.
Por ese motivo, dijo, se inclina a “pensar que en todo momento fue inviable”. No obstante, analizó que esta imposibilidad fue un “déficit del Gobierno”, dado que en vez de ir “política por política”, se hubiera beneficiado más de un acuerdo englobante.
Romero analizó además que en la Argentina, este tipo de consensos suelen buscarse “en contextos de crisis”. Y aclaró que si bien el país se encuentra en el medio de una, “no es de una magnitud terminal que pueda llevar a los políticos a sentir la necesidad de sentarse a una mesa“.
En lo que parece ser una nueva etapa del calendario electoral, donde los consensos propuestos ya aparecen desdibujados en el espejo retrovisor, los consultores analizaron la significancia de estos gestos pasados y, en base a ellos, consideraron los escenarios que vienen.
Si bien los vaticinios no fueron coincidentes en su totalidad, si es posible extraer la conclusión de que los diálogos que se produzcan van a surgir de la necesidad. Tres de los cuatro entrevistados hicieron referencia a un mismo concepto: gobernabilidad.
“Cuando uno piensa el tema de los armados electorales, se ve que están pensados en no sólo en función de los resultados sino también de la gobernabilidad posible. También hay idea de acuerdo para gobernar en un contexto difícil. Más allá de las encuestas, no sé cuanta representatividad tiene cada uno de los actores. Eso se resuelve sólo con las elecciones. Ahí la legitimación sería mucho más precisa“, consideró Vilker.
Por un lado, se analizó un escenario donde Cambiemos logra un segundo mandato. El diagnóstico fue que sería uno desafiante.
“La gobernabilidad se consigue a través del voto. Ahí tendrás o no los recursos para necesitar acuerdos o consensos. Eso no va a suceder, o no va a suceder si Cambiemos reelige. No va a tener mayorías de nuevo y va a necesitar acuerdos. ¿Estaría en mejores condiciones que antes? No creo. Lo que va a necesitar es plantear el acuerdo en otros términos. Sería un acuerdo de integración de otros actores al Gobierno. Si gana Macri, el espacio de Alternativa Federal podría ser proclive a plantear un acuerdo“, consignó Fara.
En la misma línea se pronunció Romero, quien aseguró que el objetivo sería “integrar actores para construir una mayoría y no un consenso, para sumar representantes del peronismo y que eso tenga un correlato en el Congreso”. Los principales apuntados, dijo, serían Miguel Ángel Pichetto y Juan Manuel Urtubey.
Respecto del gobernador de Salta, Romero fue más allá y dijo: “Tengo la impresión de que Urtubey hace rato milita para ser jefe de Gabinete si Macri reelige. A lo largo del año habló del rol que debe tener el jefe de Gabinete en una multiplicidad de ocasiones”.
En diferentes entrevistas, Urtubey ha asegurado que de imponerse en los comicios impulsará una reforma para que el jefe de Gabinete sea electo por el Congreso y actúe como una especie de Primer Ministro europeo. Según su visión, este cambio obligaría a los partidos a formar coaliciones y a consensuar políticas públicas, especialmente en un escenario como el actual donde ninguna fuerza cuenta con mayoría absoluta.
Por otro lado, Fara y Romero vaticinaron que una potencial victoria del kirchnerismo presentaría menos escollos a la hora de asegurarse la gobernabilidad: “Si ganan en primera vuelta, seguramente no estén abierto a un acuerdo político. Lo van a hacer a su manera. Si ganan en segunda, puede que Alberto Fernández presente otro esquema. Depende de la fotografía que se queden los distintos actores en la cabeza para ver si un acuerdo es viable”, indicó Fara.
En tanto, Romero definió al peronismo como una fuerza muy “plástica, maleable” para construir mayorías, por lo que al mirar su posible composición en el Congreso en un escenario victorioso, descontó que Fernández pueda construir mayorías en ambas cámaras.
Por su parte, Bárbaro ni siquiera consideró un escenario donde Cambiemos tenga chances de imponerse en los comicios mientras Macri continúe al tope de la boleta, por lo que auguró que “si gana el kirchnerismo no va a haber diálogo porque los dos apostaron a la grieta”.
“La única posibilidad de diálogo que queda es que se baje Macri. Es irracional que un gobierno que está saliendo tercero en todas las provincias crea que puede ganar una elección nacional”, cerró.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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