Barcelona, 9 may (EFECOM).- El Banco Sabadell se enfrenta a la opa hostil de BBVA con un capital atomizado y sin accionista de control, lo que dificulta su capacidad para reunir a un grupo significativo de inversores que se resistan a una operación no deseada, a la que se oponen tanto el Gobierno como la Generalitat.
El Sabadell ya ha rechazado en dos ocasiones un acercamiento amistoso del banco con sede en Madrid, la primera en 2020 y la segunda el pasado lunes, y se enfrenta ahora a un escenario en el que son los accionistas quienes deben decidir si aceptan la última propuesta del banco, idéntica a la que puso sobre la mesa del consejo de administración la pasada semana.
Fuentes del banco han insistido este jueves en que rechazan esta opa y han recordado que el órgano de gobierno que preside Josep Oliu ya dijo el lunes que la oferta infravalora al banco, que prevé volver a batir en 2024 su récord de resultados tras un 2023 en el que ya logró su mayor beneficio histórico, de 1.332 millones de euros.
Fuera de los focos, responsables del Sabadell han viajado esta semana a Londres, donde se encuentran los analistas e inversores más importantes, para explicarles de primera mano las últimas decisiones del consejo y la situación en la que se encuentra la entidad tras haber rechazado la oferta.
El lunes, el banco ya recalcó a sus accionistas el atractivo de continuar en solitario y su compromiso de distribuir 2.400 millones este año y el próximo en retribuciones.
La posibilidad de una opa hostil sobrevolaba la sede operativa del Sabadell, en Sant Cugat (Barcelona), desde que se conoció que BBVA descartaba mejorar la oferta presentada o incluir una parte en metálico.
La entidad plantea entregar a los accionistas un nuevo título propio por cada 4,83 acciones del Sabadell, una propuesta que desde Barcelona se veía inadecuada, en parte porque los mercados castigaron a BBVA tras conocerse el movimiento y premiaron a Sabadell, lo que restaba atractivo al canje.
Ese movimiento se ha vuelto a repetir este jueves: el BBVA se desploma en bolsa más de un 6 % mientras que el Sabadell se dispara casi un 5 %.
Carlos Torres, que preside el consejo de4 administración del BBVA, ya había informado el pasado domingo a la entidad catalana de que no tenía espacio alguno para mejorar sus términos económicos, por lo que la única opción para seguir adelante con el intento de absorción era trasladar la oferta directamente a los inversores.
En las cartas está que se materialice la segunda fusión bancaria más importante en España tras la que protagonizaron CaixaBank y Bankia en 2020, y la creación del que puede ser el segundo banco estatal.
El fondo estadounidense BlackRock es el principal accionista del Sabadell, con un 3,62 % de los títulos del banco, según los datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el supervisor bursátil español.
Ninguno de los inversores supera actualmente el umbral del 4 % de propiedad. Bank of America afloró brevemente en 2022 una participación superior al 6 %, pero se desprendió de ella apenas dos días después.
El inversor mexicano David Martínez Guzmán, el único consejero dominical de la entidad, es el segundo mayor propietario, con un 3,49 %, después de haber desembolsado en 2019 cerca de 20 millones adicionales para ampliar su inversión desde el 3,1 %.
Le siguen Fintech Europe, con un 3,1 % de los títulos; Dimensional Fund Advisors, con un 3 %, y Millenium Group Managment, con un 2,26 %.
El avance no deseado es una situación inusual pero no inédita en el panorama bancario español: en noviembre 1987, el entonces Banco Bilbao planteó una fusión con Banesto e, inmediatamente, lanzó una opa sobre el banco que proponía canjear seis acciones nuevas del Bilbao y una vieja por cada seis de Banesto, más un pago en metálico, lo que en su momento suponía una prima del 40 %.
La operación fracasó al no ser admitida a trámite y el entonces presidente de la entidad vasca, José Ángel Sánchez Asiaín, declaró que “alguien tendrá que responder algún día de este fracaso histórico, que frena la modernización en España”.
Riesgo de concentración y efectos laborales
La eventual absorción del Sabadell diluiría aún más el peso bancario de Cataluña en el conjunto del Estado y crearía un gigante financiero con cerca de un billón de euros en activos, que competiría con CaixaBank y Santander en España.
La entidad fusionada tendría 135.462 empleados y una red de 7.115 oficinas, de las cuales Sabadell aportaría una plantilla de 19.213 personas, 13.441 en España, y 1.414 oficinas.
La operación supondría un recorte de plantilla que, según el BBVA, se guiaría por “principios de competencia profesional y méritos” y se haría tratando de evitar medidas traumáticas. EFECOM
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