KIEV, Ucrania (AP) — Rusia lanzó el lunes una serie de ataques contra instalaciones ferroviarias y depósitos de combustible en el interior de Ucrania, lejos del frente de la nueva ofensiva de Moscú en el este del país, en un intento por frustrar el envío de suministros a las fuerzas ucranianas.
En tanto, Estados Unidos tomó medidas para enviar rápidamente más armas a Ucrania y dijo que el apoyo de los aliados occidentales está marcando una diferencia en el conflicto, el cual comenzó hace dos meses.
“Rusia está fracasando. Ucrania está teniendo éxito”, manifestó el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, un día después de que él y el secretario de Defensa estadounidense Lloyd Austin visitaron Kiev para reunirse con el presidente Volodymyr Zelenskyy.
Blinken indicó que Washington aprobó una venta por 165 millones de dólares en municiones —las cuales no son de fabricación estadounidense, sino principalmente para las armas de la era soviética que posee Ucrania— y también otorgará financiamiento por más de 300 millones de dólares para la adquisición de más suministros.
Austin fue más allá con sus comentarios, asegurando que si bien Estados Unidos quiere ver que Ucrania siga siendo un país soberano y democrático, también quiere “ver a Rusia debilitada al punto de que no pueda hacer cosas como invadir a Ucrania”.
Los comentarios de Austin sobre debilitar a Rusia parecen representar un objetivo estratégico estadounidense más amplio. Previamente, la posición de Washington había sido que la meta de la ayuda militar de la Casa Blanca era ayudar a Ucrania a ganar y defender a sus vecinos pertenecientes a la OTAN contra las amenazas del Kremlin.
El presidente ruso Vladimir Putin acusó a Estados Unidos y a sus aliados de intentar “dividir a la sociedad rusa y destruir a Rusia desde adentro”.
En otros frentes, se reportaron incendios en dos instalaciones petroleras en el oeste de Rusia, a poca distancia de la frontera ucraniana. De momento se desconocen las causas.
Cuando Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero, su aparente objetivo era la captura expedita de la capital Kiev. Pero los ucranianos, con la ayuda de las armas occidentales, frustraron dicho intento y obligaron a las fuerzas rusas a replegarse.
Ahora Moscú dice que su objetivo es tomar el Donbás, la región industrial de mayoría rusoparlante en el este de Ucrania. Aunque ambas partes aseguran que la campaña militar en la zona ya está en marcha, Rusia aún no lanza una operación terrestre a gran escala y sigue sin lograr grandes avances.
El Kremlin enfocó su ofensiva en otras partes el lunes, lanzando ataques con aviones y misiles a puntos muy lejanos de la línea del frente.
Los ataques dañaron cinco estaciones ferroviarias en el centro y el oeste de Ucrania, y un trabajador murió, dijo Oleksandr Kamyshin, director de la compañía ferroviaria estatal ucraniana. La ofensiva incluyó un ataque con misiles cerca de Leópolis, la ciudad occidental cercana a la frontera con Polonia a la que han llegado una gran cantidad de ucranianos que huyen de los combates en otras partes del país.
Las autoridades ucranianas señalaron que al menos cinco personas murieron a causa de los ataques rusos en la región de Vinnytsia, en el centro de Ucrania.
Rusia también destruyó una refinería en Kremenchuk, en el centro de Ucrania, y depósitos de combustible en la zona, dijo el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, el mayor general Igor Konashenkov. En total, los aviones de combate de Moscú inhabilitaron 56 objetivos ucranianos durante la noche, aseguró.
Philip Breedlove, un general estadounidense retirado que fue el máximo comandante de la OTAN entre 2013 y 2016, dijo que los ataques más recientes contra depósitos de combustible forman parte de una estrategia para diezmar recursos de guerra de Ucrania. Los ataques contra la red ferroviaria, por otro lado, son una táctica más nueva, señaló.
“Creo que lo están haciendo con el legítimo propósito de intentar impedir el flujo de suministros hacia el frente”, declaró. “El motivo ilegítimo es que saben que hay personas que intentan salir del país, y esta es sólo otra táctica intimidatoria y terrorista para que desconfíen de viajar en trenes”.
Phillips P. O’Brien, profesor de estudios estratégicos de la Universidad de St. Andrews, en Escocia, dijo que por el momento la guerra se decanta en una campaña de crecientes pérdidas y ganancias en el campo de batalla.
“Ambas partes se debilitan una a la otra todos los días”, declaró. “Así que es cuestión de qué puedes hacer que sea novedoso” y “qué puedes destruir del otro bando”.
En Transnistria, una región separatista de Moldavia ubicada a lo largo de la frontera con Ucrania, varias explosiones que se cree fueron provocadas por lanzagranadas impactaron el Ministerio de Seguridad del Estado. Nadie se atribuyó de inmediato el incidente ni se reportaron víctimas. Transnistria es una franja en la que habitan unas 470.000 personas y en la que hay cerca de 1.500 soldados rusos apostados.
El ministerio del Exterior de Moldavia dijo que “el objetivo del incidente de hoy es crear pretextos para tensar la situación de seguridad en la región transnistriana”. Estados Unidos había advertido previamente que Rusia podría lanzar ataques de “bandera falsa” contra su propio bando a fin de crear un pretexto para invadir otras naciones.
La semana pasada, Rustam Minnekayev, un comandante militar ruso, hizo notar que el Kremlin quiere controlar totalmente el sur de Ucrania, lo que dijo que le abriría el paso hacia Transnistria.
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Yuras Karmanau y Jon Gambrell, en Leópolis, y periodistas de The Associated Press en todo el mundo colaboraron a este despacho.
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