Muchos quizás imaginan a la mundialmente famosa Rothenburg ob der Tauber como una ciudad bella pero masificada y por eso mismo tal vez la estuvieron evitando.
Pero actualmente, la pandemia de coronavirus dificulta el ingreso de muchos turistas internacionales, y los norteamericanos y japoneses, que tanto admiran la pequeña ciudad de la región alemana de Franconia, con sus tejados empinados, no pueden viajar. Ahora, por fin, es un buen momento para visitarla.
Rothenburg ob der Tauber, ubicada en el sureño estado federado de Baviera, recibió en 2019 un total de 1,7 millones de visitantes. Actualmente se puede recorrer prácticamente en soledad las intrincadas callejuelas.
El emblema de la ciudad, el Plönlein, una casa inclinada con entramado de vigas de madera y con una fuente de agua delante, se puede fotografiar casi a solas. En temporadas altas de turismo, en cambio, se suelen formar largas filas de visitantes para tomar esa misma imagen.
Especialmente de noche, el casco antiguo de Rothenburg parece salido de un cuento de hadas. Es más extenso de lo imaginado. La estructura medieval de la ciudad, con la amplia plaza del mercado, se ha conservado de forma auténtica. Ni las malas mejoras de la posguerra ni los carteles publicitarios afean el paisaje histórico. Solo los coches perturban la impresión de haber hecho un viaje en el tiempo.
Guardianes nocturnos e instrumentos de tortura
Antes de que irrumpiera la pandemia de coronavirus, los guardianes nocturnos solían hacer su ronda dos veces por noche. Armados con cuerno, alabarda y farol, recorrían con grupos de turistas las callejuelas de la ciudad y revelaban las historias más interesantes.
“Pero en los últimos meses, mis servicios ya no fueron solicitados”, lamenta Hans Georg Baumgartner, quien lleva 30 años haciendo de guardián nocturno en Rothenburg.
Entre tanto, el guía de la ciudad se ha vuelto a poner la capa negra para hablar a visitantes de su profesión, que se consideraba deshonrosa. El guardián nocturno real estuvo en servicio en Rothenburg hasta 1920.
¿Hans Georg Baumgartner habrá conseguido su vestimenta y armamento en “Waffenkammer”, la tradicional tienda de Rothenburg donde se venden réplicas de armas y armaduras históricas?
“Los fanáticos de la Edad Media se toman fotografías en nuestro sótano abovedado con trajes de caballeros medievales”, narra el propietario del comercio, Johannes Wittmann.
En el Museo de Criminalística Medieval se exhiben terroríficos instrumentos de tortura como el potro de tortura, aplastapulgares y sillas de pinchos.
“Pero no somos una exposición sobre métodos de tortura”, subraya el director, Markus Hirte. “Exhibimos mil años de historia jurídica”, afirma. El museo, de 101 años de antigüedad, está cobrando un estilo más contemporáneo. Su presencia en la red social Tiktok suele atraer a numerosos jóvenes al lugar rodeado por murallas de 600 años de antigüedad.
Vino de Franconia y el primer restaurante vegano
Una cata de vinos en el restaurante “Zur Höll” también es una buena ocasión para arrojar por la borda viejas creencias.
¿El vino de Franconia solo sabe bien después de la tercera copa? “Eso hace mucho tiempo que ya no rige”, afirma Klaus Wörle, quien se ha especializado en vinos de esta región del sur de Alemania.
El hombre, de 68 años, estaba acostumbrado a tener su famoso bar de vinos colmado de clientes hasta tarde en la noche. Ahora espera recibir a sus primeros visitantes para poder servirles una copa de Silvaner, un Riesling o un Tauberschwarz de las renombrados bodegas de Franconia.
Y luego, la comida. La carta de los restaurantes en Franconia no suelen ser apta para vegetarianos o veganos. Los tradicionales Schäufele (omóplato de cerdo) y Bratwurst (embutidos) dominan la cocina de Franconia y también lo hacen en Rothenburg.
Pero no es el caso de Simon Kistenfeger. Este bartender con amplios contactos internacionales regresó a su ciudad natal luego de sus pasos por México y Australia y abrió el primer restaurante vegano de Rothenburg, “Mucho Amor”. Es probable que la gente se imagine un bar de este tipo, con creaciones de cocktails de moda, más en Berlín que por esta zona.
“Rothenbug es, para mí, la ciudad cosmopolita más pequeña del mundo”, dice Kistenfeger. Como ahora están de moda las cenas al aire libre, él y otros dos establecimientos ofrecen una mochila de picnic. Además del cóctel para llevar, ofrecen un mapa con lugares románticos para dirfrutar la caída del sol en Rothenburg y a orillas del río Tauber.
El bartender cultiva las hierbas que usa en sus tragos en el jardín de su madre, lo que deparó la siguiente sorpresa.
Los jardines secretos de Rothenburg
Jamás se hubiera esperado que hubiera grandes jardines en esta ciudad tan densamente edificada. Un paseo por la muralla de 3,5 kilómetros de longitud alrededor de la ciudad no solo ofrece una vista espectacular de las torres del casco antiguo desde una altura elevada, sino también de escondites secretos en los jardines.
En el jardín de Hilde Kistenfeger, la mesa de café servida se encuentra entre coloridas flores.
“Nuestros jardines en el casco antiguo eran aprovechados solo para el autoabastecimiento”, explica la mujer. “Además de los huertos, los arbustos de bayas y los árboles frutales, incluso había campos de patatas en el centro de Rothenburg”, explica. El nuevo programa “Paraísos en los jardines de Rothenburg” permite a los turistas visitar los jardines privados de la ciudad.
Pintoresca exhibición especial
Los artistas fueron quienes redescubrieron Rothenburg en el siglo XIX. Primero llegó Carl Spitzweg, más tarde Wassily Kandinsky. “Rothenburg se convirtió en el punto de cristalización del romanticismo alemán”, señala Hellmuth Möhring, director del Museo de Rothenburg.
La exhibición “Pittoresk” expone no solo imágenes idílicas del casco antiguo de la ciudad creadas por el pintor inglés Arthur Wasse, sino que también aborda la representación kitsch de Rothenburg.
En la pintoresca comuna de Wildbad, ubicada a orillas del río Tauber en las afueras de Rothenburg, se rompen algunos estereotipos.
A lo largo de los años se ha creado un parque de esculturas con arte contemporáneo en el jardín del actual centro de conferencias, que antiguamente albergaba instalaciones balneoterapéuticas.
Allí, en medio de la espesura, se ha colocado un grupo de figuras de nómadas modernos, como huellas de los acontecimientos mundiales. En la histórica Rothenburg, el tiempo no se ha detenido, a pesar de las apariencias.
Rothenburg ob der Tauber está ubicada en la región de Franconia Media, unos 100 kilómetros al oeste de Núremberg. Se puede llegar en tren a la pequeña ciudad.
En el casco antiguo se puede pernoctar en habitaciones privadas económicas, en hoteles de diversas categorías o apartamentos de vacaciones.
Se pueden realizar visitas guiadas a los jardines privados previa concertación de cita con la oficina de turismo. Un folleto individual presenta los “Paraísos de los jardines de Rothenburg”.
También se ofrece una “visita literaria de jardines”, durante la cual la directora de la biblioteca municipal, Hannelore Hochbauer, recita poemas en lugares acogedores.
La exposición “Pittoresk – Rothenburg ob der Tauber como jardín paisajístico”, en el Museo de Rothenburg, se ha prolongado hasta el 31 de diciembre de 2022.
dpa
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