Rosalía inicia una gira centenial con "a de altura"… y de Almería

Javier Herrero

Almería (España), 6 jul. Con “a de altura” y también de Almería ha comenzado esta noche en dicha capital andaluza del sureste de España la nueva gira mundial de Rosalía, un “show” de mentalidad centenial hecho a la medida de estos tiempos de multipantalla, vídeos de TikTok y redes sociales, con momentos mágicos y en el que se han estrenado varios temas.

El recinto ferial de la ciudad, con el aforo preparado para unas 8.000 personas y “prácticamente agotado” según la organización, ha recibido a la artista catalana para desentrañar en vivo antes que nadie “Motomami”, su tercer LP, que ya está considerado uno de los grandes discos del año por la crítica internacional.

Hacía dos años y medio que Rosalía Vila (San Cugat del Vallés, 1992) no pisaba un escenario en gira, tiempo que aprovechó para ganar un Grammy, consolidar su posición como estrella global y rematar un trabajo aún más experimental que el previo “El mal querer” (2018) en el que conjuga flamenco, reguetón clásico, bolero, algo de jazz y el verbo rápido de las raperas estadounidenses.

Ese trabajo se ha convertido en el gran protagonista de un repertorio que a lo largo de hora y media ha pasado por todos sus cortes, además de por un buen número de “singles” sueltos como “Dolerme” y versiones de clásicos como “Gasolina”, en contraposición a la presencia anecdótica de sus dos primeros álbumes, de los que solo han sonado “Malamente”, “De aquí no sales”, “De plata” y “Pienso en tu mirá”, pero no “Di mi nombre”, “Bagdad” o “Catalina”.

A siete horas de tren de Madrid, desterrada a menudo de las grandes giras, poco podía imaginar Almería que acogería el arranque de una de las más esperadas del año, con algunos fieles seguidores haciendo cola desde varios días antes para conseguir una posición privilegiada ante su artista.

“Esta es una tierra de arte”, les ha reconocido luego en directo la protagonista de la velada al recordar cómo en unas vacaciones con 8 años se sintió “especial” por pasear por las mismas calles de “una una superestrella como David Bisbal… ¡y de Tomatito!”. “Me vuela la mente al pensar que he vuelto aquí para cantar”, ha asegurado.

Ha sido a las 22 horas, cuando la noche permitía disfrutar ya de todo el juego de luces, cuando rugidos de motor quemando rueda y su consiguiente polvareda han anunciado el inicio del “show” en medio del griterío y la conmoción general que se reserva a los más grandes.

En la penumbra ha irrumpido una manada de cíborgs avanzando como motocicletas, las cabezas embutidas en cascos luminosos de diversas formas y capitaneados por una “Motomami” de botas altas de cuero azul que no ha tardado en descubrir su faz, sus dos coletas y en despachar el primero de los temas, “Saoko” y ese “chica, ¡qué dices!”.

No hay en este espectáculo una banda que interfiera con la artista catalana y sus 8 bailarines al deslizarse por el limbo monocromático que ha construido como escenario; pero sí cámaras, muchas, ya sea a pie de pista, en el techo o al ras de las teclas de su piano, en pos de una realización muy medida que hace que atender a las pantallas sea como observar pedazos de videoclips construidos “in situ”.

En la retina se van prendiendo pequeñas instantáneas que subliman la estética del “show” sin perder por ello la importancia de la conexión con el público en estos tiempos de interacción permanente en redes, como cuando sube a parte de sus seguidores a bailar, exhibe orgullosa el retrato que le ha hecho uno de ellos o repasa al unísono su abecedario ya antológico: “De a de altura a z de zorra”.

Brincando, haciendo “twerking” o desde el suelo, Rosalía ha electrizado con los temas más rápidos, como “Bizcochito” o “Linda”, pero la magia ha llegado especialmente ante los más emotivos, como “Dolerme” con la guitarra colgada al cuello, “G3 NI5” o con “Hentai” al piano.

En uno de los momentos más vibrantes del “show” rescata “De plata” envuelta en una larguísima falda negra de volantes. Está sola ella en el escenario, casi a oscuras, y un bajo eléctrico acompaña de fondo su quejío con ánimo roquero. Así llega la primera gran ovación de la noche.

Ha habido más momentos para el recuerdo, como cuando en el segundo tramo aborda un popurrí dedicado al reguetón y allí suenan “La Combi Versace”, “Relación” y “Yo x ti, tú x mi” unidas al “Papi chulo” de Lorna y “Gasolina” de Daddy Yankee, justo antes de brindar varias canciones nuevas que ha prometido que verán la luz “en algún momento”, como “Aislamiento” o “Chiri”.

“¡Qué calorcito, Almería!”, ha destacado empapada en un sudor que, condensado sobre el suelo, hacía ya difícil ejecutar las coreografías cuando en la parte final ha abordado grandes éxitos como “Malamente” o “Con altura” y unos bises para los que ha dejado “Chicken Teriyaki”, la ingrávida “Sakura” y “CUUUUuuuuuute”.

Tras esta toma de contacto, el “tour” recalará el próximo sábado en el Estadio de La Cartuja de Sevilla y recorrerá 8 ciudades españolas más, además de varios países a uno y otro lado del Atlántico hasta su final el próximo mes de diciembre en París.


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