Por Susana Ceballos
En los chats de mamis, cuando alguna de sus integrantes se muestra desbordada por un disfraz de último momento, o un mapa que no se consigue, siempre hay otra que se solidariza y envía una gif de inmediato efecto calmante. La imagen no muestra un ángel protector ni una playa caribeña. Nada de eso. Aparece Richard Gere, vestido con un esmoquin que le queda impecable, con una rosa roja en la mano y una sonrisa bella y seductora. Porque si alguien es capaz de sonreír como lo hace Gere es imposible no pensar que, pese a sus imprevistos, la vida puede ser muy pero muy seductora.
Un día como el de hoy pero hace 70 años en la ciudad de Filadelfia nacía Richard Tiffani Gere. En su casa siempre había barullo. Es que eran cinco los hijos del matrimonio formado por Homer y Doris. Cuando era chico y sobre todo adolescentes todos creían que Richard sería músico. Razones no faltaban: tocaba y muy bien el piano y la trompeta, además había compuesto algunas obras musicales. Pero él no solo era bueno para la música, sino también para los deportes, y fue así como consiguió una beca como gimnasta en la Universidad de Massachusetts donde sorprendió a todos cuando se anotó en Filosofía.
No se sabe si la Filosofía lo aburrió o el espíritu aventurero y creativo lo invadió pero después de dos años abandonó los estudios y se marchó a Londres. Era 1973 y en el West End le esperaba su gran oportunidad. En Nueva York había participado en el musical Grease pero como actor suplente, esta vez le proponían ser titular y además encarnar a Danny Zuko, el protagonista.
La obra fue un éxito y los productores se empezaron a fijar en ese muchacho de ojos achinados, cuerpo formado y con una sonrisa tan seductora que daban ganas de preguntarle “¿me la puedo quedar?”. Así fue como le ofrecieron filmar primero Quiero la verdad y luego Buscando a Mr Goodbar.
Parecía que el cine lo atrapaba, pero no. En 1977, Richard decidió poner una pausa y se fue de viaje a Nepal para conocer y aprender con monjes tibetanos y lamas. No fue un arranque repentino sino una decisión largamente meditada desde los 20 años cuando se acercó al budismo. Él mismo contó cómo fue ese proceso: “Estaba buscándome. Trataba de encontrarle un sentido al universo, pero era incapaz. Fue entonces cuando descubrí el budismo, que logró darle sentido a todo. Desde entonces me siento muy afortunado por ello. El budismo me mostró un camino para vivir sin sentir tanto miedo, me quitó el temor a explorar y descubrir cosas”.
Los que lo conocían dice que cuando regresó de su viaje volvió más sabio, más sereno e igual de hermoso. Fue entonces que llegó a sus manos la propuesta de protagonizar Gigolo Americano, junto a Lauren Hutton. La película contaba la historia de un joven atractivo, culto e inteligente que se prostituía con mujeres ricas. Cuando Hutton lo vio por primera vez quedó tan impactada que, nerviosa, le arrancó los brazos al muñeco del increíble Hulk con el que jugueteaba. “Hay una razón por la cual las estrellas se llaman estrellas y es esa cualidad incandescente que emanan. Richard tenía eso”.
La película no fue un gran éxito para el estudio pero sí para Giorgio Armani. Es que en todas las escenas y para representar a su atractivo gigoló Gere se vestía con distintos estilos de ropa del diseñador italiano.. Así fue como Armani logró desembarcar en Hollywood, con una “percha” como Gere era imposible no lograrlo.
Gere comenzaba a ser sinónimo de éxito y de suspiros románticos y le llegó el guión para protagonizar Reto al destino, la historia de un joven solitario y testarudo que entra a la Escuela Naval y al mismo tiempo se enamora. A Gere la historia mucho no lo convencía porque le parecía demasiado sentimental así que decidió meter mano y cambiar diálogos para que todo “fuera más real y sencillo”. También, se negaba a rodar la escena final cuando ya convertido en oficial, con su uniforme blanco impoluto camina entre las maquinarias buscando a su amada (Debra Winger) y luego de besarla, la alza en brazos hacia la salida. A Gere la escena le causó algo de risa, pero al grabarla vio a las verdaderas empleadas de la fábrica llorando de emoción y entonces, supo que la historia sería un éxito. Y lo fue.
(Video: Escena final de “Reto al destino” / Youtube)
Gere se transformó en el actor del momento y en un sex simbol. Es que lejos de ser un carilindo perfecto o lucir el aspecto de un machote rudo, el encanto de Gere se basa en una imagen despreocupada y una mirada entre tierna y desvalida capaz de enamorar abuelas, madres y nietas. La mismísima Susana Giménez admitió que hace años desea entrevistarlo y que aunque no sabe si intentaría seducirlo “un beso le daría”. Y acá obviamente muchas pondríamos emoticon de persona con manito levantada.
Si su fama iba en ascenso en 1990 hizo cumbre cuando le propusieron filmar Pretty woman (Mujer Bonita) con una hasta entonces poco conocida Julia Roberts. En la propuesta original Edward Lewis no era ese millonario que descubría su lado tierno sino un ser que “le tiraba” tres mil dólares en la cara a Vivian la prostituta a la que contrataba por una semana y ella terminaba muerta por una sobredosis. Pero el estudio que iba a producirla quebró y lo que era una historia dura y cruel se transformó en una versión moderna de La Cenicienta. El cuento no era muy creíble pero estaba tan bien contado que daban ganas de creérselo.
En la ficción la pareja se mostraba tan adorable que se decía que se habían enamorado, algo que se encargaron de desmentir. El público los amó y nueve años después se volvieron a juntar para filmar Novia fugitiva. Seguramente nadie olvidará la frase, que Ike le dice a Maggie: “Tú quieres un hombre que se despierte al amanecer ansioso por hablar contigo, y que se muera de ganas por saber qué dirás”.
(Video: Escena final de “Pretty Woman” / Youtube)
En pleno exitazo y arrasando en todos los listados como “El hombre más sexy del mundo”, “El rostro más bonito del planeta”, el actor decidió abandonar su soltería para casarse con la top model Cindy Crawford. Se conocieron en una cena cuando ella tenía 22 años y él, 39 y se casaron cuatro años después. Cuando aparecían juntos el mundo se detenía eran las personas más atractivas del mundo y encima enamoradas.
Pero tanto éxito no está exento de sinsabores y comenzaron a circular rumores que aseguraban que ambos eran homosexuales. Otro chisme absolutamente bizarro aseguraba que al actor lo habían internado para sacarle un ratón que quedó atascado en sus partes íntimas luego de un juego sexual. Harta, la pareja publicó una solicitada en un periódico donde aseguraba: “Nos casamos porque nos amamos y hemos decidido compartir nuestra vida. Somos heterosexuales y monógamos y nos tomamos nuestro compromiso el uno con el otro muy en serio”.
En 1995, el matrimonio anunció su divorcio. Años después la modelo reconoció que la diferencia de edad fue uno de los desencadenantes de la ruptura y que la separación fue uno de los momentos más dolorosos de su vida.
Tiempo después, Gere se enamoró de la modelo y actriz Carey Lowell. En el año 2000 nació el hijo de la pareja al que llamaron Homer, por su abuelo paterno, y Jigme que en tibetano significa “sin miedo”. Pero en el 2013 la pareja llegó a su fin. Como la tercera es la vencida, el año pasado el actor se casó con la bella empresaria española Alejandra Silva, a la que dobla en edad. Tres meses después del casamiento anunciaron que esperaban su primer hijo que nació en febrero de este año.
Entre amores en pantalla y amores de verdad, Richard Gere además de filmar más de 30 películas siempre se preocupó por –literalmente- hacer del mundo un lugar un poco menos injusto. Por eso nunca dudó en luchar por las causas que cree aunque luego tenga que asumir consecuencias no gratas. Fue así que en una entrega de premios Oscar realizó un comentario contra el gobierno chino y expresó su apoyo al Tibet y fue vetado durante un largo período de la ceremonia. Lejos de arrepentirse declaró que “el budismo tibetano nunca me ha defraudado. Te enseña que todas las cosas buenas son posibles. Convierte el odio en amor”.
En 1991 creó una fundación que no solo recauda fondos para la causa tibetana, además brinda ayuda en esos lugares donde la humanidad parece retroceder en vez de avanzar. Fue así como subastó su colección de 110 guitarras valoradas en casi dos millones de dólares para causas humanitarias. Cuando le preguntaron por qué entregaba algo que había atesorado por cuarenta años respondió simplemente que “ser rico antes no es lo mismo que ser rico en la actualidad. Ahora es enfermizo. Con lo que me dieron por mis guitarras pude construir un hospital. Hemos perdido la cabeza”.
A principios del mes de agosto el actor fue noticia cuando repartió comida entre 121 inmigrantes rescatados en el Mediterráneo. Además apadrina un proyecto para ayudar a niños con cáncer en un hospital madrileño y prestó su ayuda a los pueblos indígenas y a personas sin techo, entre otras iniciativas en defensa de los Derechos Humanos.
Con 70 años recién cumplidos y su pelo totalmente blanco, el actor se muestra feliz, relajado. Lee entre 50 y 100 guiones al año pero filma solo pequeñas historias. La condición es que “tenga algo que la haga diferente, algo superficial que quiera conocer en profundidad y sobre todo, necesita emocionarme”. Cuando accede a filmar hay una condición que se cumple a rajatabla: debe tener libre todos los fines de semana para estar con su familia y poder acompañar a su hijo en los partidos de béisbol ya que él es el entrenador del equipo.
Alguna vez declaró que “si todos pudiésemos parar, respirar, contemplar lo que nos rodea, quizá dejaríamos de enfadarnos por estupideces. Lloraríamos menos, podríamos enamorarnos, cuidarnos, dejar de pisotearnos los unos a los otros”. Quizá en esa sencilla fórmula radica el secreto de por qué este hombre de siete décadas nos sigue seduciendo tanto. Porque Gere el galán nos enamora, pero la persona nos encanta.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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