Desde el incendio de la emblemática catedral Notre Dame el 15 de abril pasado, muchas han sido las propuestas para su reconstrucción. Estudios de arquitectura de todo el mundo han barajado las más locas ideas que van desde la construcción de una piscina en el techo, un parking para autos, hasta un local McDonald’s.
Aunque suene disparatado, todos los proyectos dejan entrever un debate sobre qué bases debería plantearse la reformulación del monumento de estilo gótico.
El reconocido arquitecto y profesor de la Ecole Nationale Supérieure d’Architecture de Versailles, Arnoldo Rivkin, en comunicación con Infobae explicó su postura, más conservadora y fiel al estilo original del monumento: “Si se aplicara la Carta de Venecia sobre los monumentos históricos (1964) habría que restaurarla sin transformarla. Sin embargo, acá aparecen varios interrogantes arquitectónicos y políticos”.
“Lo que hay que reconstruir es la cubierta y su estructura de madera y la aguja. Respecto a la primera hay ya quienes proponen hacerla metálica o de hormigón. Lo cual, aunque parezca, no aumenta la seguridad de la estructura. La flecha que se incendió es la que construyera a mediados del siglo XIX un gran especialista arquitectura gótica, Viollet le Duc. Muchos de los proyectos nuevos propuestos no se sustentan en una arquitectura gótica corriendo el peligro de borrar el contenido de un monumento de esta dimensión”.
Notre Dame es sin duda un monumento cristiano, pero su significado va mucho allá, según afirmó el experto: “La catedral representa la identidad de la nación francesa y de la civilización occidental. En un momento histórico en que esa civilización está en peligro, el incendio de la catedral, y la respuesta espontánea de la población francesa y mundial, implica una toma de conciencia de lo que está en juego en este momento de la globalización”.
“En las próximas elecciones para el parlamento europeo crecerá sin duda el peso de los partidos que se oponen a la Comisión de Bruselas, que no quiso inscribir el origen judeocristiano de Europa en su constitución. La emoción suscitada por el incendio de Notre Dame demuestra que la crisis europea tiene causas no solo en los problemas económicos, sino también en el abandono de la defensa de una civilización”.
El cordobés Marcelo Jouliá, quien vive en Francia desde 1976, es uno de los arquitectos que está trabajando en una propuesta para la reconstrucción. El argentino estudió urbanismo, geografía y arquitectura. En 1990 abrió su estudio en París y tiene sedes en Shanghái y Buenos Aires. El proyecto Jouliá lo va a presentar en dos semanas y si bien no dio muchos detalles a la prensa, anticipó que contempla completar la silueta de las torres frontales con una intervención provisoria que incluye una “escalera hacia el cielo”.
Desde Italia, el afamado arquitecto Michele De Lucchi, figura destacada del mundo del diseño y miembro del mítico grupo de los Memphis durante la década del 80, también brindó su opinión al respecto: “Siempre digo que hay que mirar hacia el futuro y no ser influenciado por el pasado. Sin embargo, frente a la catástrofe de Notre Dame creo que este monumento debe ser reconstruido como lo era antes del incendio”.
Dio varias razones que sustentan su postura: “Es una hermosa iglesia construida durante los siglos y convertido en un símbolo. Tenemos una gran necesidad de símbolos para entendernos entre los hombres. Es un objeto hecho en diferentes momentos y con diferentes técnicas anteriores a lo industrial. Cuando admiramos estos monumentos también admiramos a los hombres que los han concebido, diseñado y construido”.
“No quiero, entonces, que el incendio borre el heroísmo inherente a ese edificio. Me gustaría que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos lo puedan sentir así. Tenemos muchas ocasiones y oportunidades para expresar nuestro tiempo en los nuevos edificios sin tener que hacer una comparación directa entre períodos de tiempo y mundos distintos. Fue construida a partir de la búsqueda de un ideal de belleza universal en un momento en que se creía en lo universal. Hoy en día nos encontramos en una época de relativismo y cada uno de nosotros cree en una idea personal y la belleza individual”.
De Lucchi explicó que en tiempos de constante transformación, es difícil aplicar nuestra mentalidad agitada a algo que ha permanecido intacto a lo largo de los siglos pasados. Y cree que en la lógica de la reconstrucción son posibles muchas mejoras y medidas que no implican volver a inventar el techo y la aguja.
Y ejemplificó: “Incluso en el pasado se han reconstruido partes de monumentos sin cambiar necesariamente la estructura básica heredada como sucedió con el campanario de San Marcos de Venecia y con muchas partes de Europa reconstruida después de la guerra”.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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