El ultraconservador Ebrahim Raisi ganó la elección presidencial iraní con 62,2% de los votos, según resultados parciales difundidos este sábado que lo convertirían en el sucesor de Hasan Rohani sin necesidad de una segunda vuelta, tal como aceptaron sus propios rivales.
Raisi obtuvo “más de 17.800.000” de votos sobre un total de 28,6 millones de sufragios escrutados, declaró Jamal Orf, presidente de la Comisión Nacional Electoral en una conferencia de prensa en Teherán.
Orf no dio estimación de la tasa de participación, pero según cálculos extraoficiales habría sido del 53%. El censo electoral es de más de 59,3 millones de iraníes mayores de 18 años.
Según los datos parciales, el general Mohsen Rezai, excomandante en jefe de los Guardianes de la Revolución -ejército ideológico de la República Islámica-, está en segundo lugar con más 11,5% de los votos, delante del expresidente del Banco Central Abdolnaser Hemati (8,3%) y el diputado Amirhosein Ghazizadeh-Hashemi (3,4%).
El guía supremo iraní, el ayatola Alí Jamenei, celebró este sábado la elección ganada por Raisi como una victoria de la nación contra la “propaganda del enemigo”.
“La gran ganadora de las elecciones de ayer es la nación iraní porque se ha levantado otra vez frente a la propaganda de la prensa mercenaria del enemigo”, dijo.
Poco antes de difundirse los primeros resultados oficiales -según los cuales hubo alrededor de 14% de votos en blanco o nulos-, el presidente saliente Hasan Rohani anunció que había un ganador en primera vuelta, sin nombrarlo.
“Felicito al pueblo por su elección (…) Sabemos quién ha obtenido los votos suficientes en estas elecciones y quién ha sido elegido hoy por el pueblo”, declaró Rohani, en un discurso televisado.
En mensajes en Instagram, Twitter o retransmitidos por los medios de comunicación iraníes, los tres candidatos que enfrentaron a Raisi reconocieron una victoria del ultraconservador.
La votación se extendió de manera considerable hasta las 02H00 del sábado (21H30 GMT del viernes) para permitir una máxima participación en buenas condiciones, teniendo en cuenta la pandemia de covid-19 que ha dejado oficialmente cerca de 83.000 muertos en una población de 83 millones de habitantes.
– “Privaciones” –
Jefe de la autoridad judicial, Raisi, de 60 años, era archifavorito para esta elecciones ante la falta de competencia real tras la descalificación de sus principales adversarios.
La campaña fue sosa, con un trasfondo de malestar generalizado de los ciudadanos ante la crisis que vive este país rico en hidrocarburos, pero sometido a sanciones estadounidenses.
Raisi se presentó como el líder de la lucha anticorrupción y defensor de las clases populares que perdieron poder adquisitivo por la inflación. Fue el único de los cuatro candidatos que hizo una verdadera campaña electoral.
“Espero que sabrá (evitar a la población) las privaciones”, confió a la AFP el viernes una electora en Teherán, una enfermera vestida con chador negro.
Reelecto en 2017 en primer vuelta justamente frente a Raisi, que entonces obtuvo 38% de los votos, Rohani, un moderado que dejará la presidencia en agosto, termina su segundo mandato con un alto nivel de impopularidad.
No era complicado encontrar en Teherán a abstencionistas que acusaron al gobierno de no haber “hecho nada” por el país o que no veían interés en participar en una elección decidida por adelantado, e incluso según ellos “organizada” para permitir el triunfo de Raisi.
Frente a los llamados al boicot lanzados por la oposición en el exilio, Alí Jamenei abrió con su voto los comicios e instó a participar masivamente.
Sin llamar a la abstención, el expresidente Mahmud Ahmadineyad, populista cuya candidatura fue invalidada en mayo, denunció en un mensaje de video el viernes unas elecciones organizadas “contra los intereses del país”. “No quiero participar en este pecado”, dijo.
– Represión –
El presidente tiene poderes limitados en Irán, donde el poder real está en manos del guía supremo.
El balance de Rohani quedó manchado por el fracaso de su política de apertura tras la retirada de Estados Unidos en 2018 del acuerdo sobre el programa nuclear iraní sellado con las grandes potencias en 2015 en Viena.
Esta decisión de Washington y el restablecimiento de sanciones punitivas que le sucedieron hundieron al país en una violenta recesión, privando por ejemplo al gobierno de sus ingresos por exportaciones petroleras.
En diciembre de 2017 y enero de 2018 y en noviembre de 2019, dos olas de protestas fueron violentamente reprimidas por las autoridades.
Para la oposición en el exilio y las oenegés, Raisi es la encarnación de la represión y su nombre está asociado a las ejecuciones en masa de detenidos de izquierda en 1988, aunque él niega toda participación.
Raisi figura en la lista negra de responsables iraníes sancionados por Washington por “complicidad en graves violaciones de los derechos humanos”.
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