El pasado 21 de mayo se reportó la desaparición de Yesenia Guadalupe Durazo, una integrante del colectivo Madres Buscadoras de Sonora luego de que fuera vista por última vez hablando por teléfono a las afueras de su domicilio ubicado frente a la Plaza Pública de Arivechi.
De forma extraoficial se indicó que luego de salir de su casa, la activista había sido interceptada por hombres armados a bordo de camionetas, mismos que presuntamente la privaron de su libertad a la fuerza.
Ante el temor de que la activista pudiera ser víctima de algún delito, la Fiscalía General de Justica (FGJ) de Sonora activó desde la tarde del 24 de mayo la segunda fase del Protocolo Alba con la finalidad de solicitar apoyo a la ciudadanía para que proporcionaran cualquier información que pudiera conducir al paradero de la mujer de 33 años de edad.
El mensaje a líderes criminales
A la búsqueda de Yesenia Guadalupe Durazo Cota también se sumó el colectivo, quienes además de coordinar pesquisas de campo, también enviaron un mensaje a los líderes de las organizaciones criminales que operan en el estado con la finalidad de solicitarles que entregaran a su compañera con vida.
El comunicado emitido por activistas estuvo dirigido al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), al Cártel de Sinaloa (CDS) y a Los Salazar, organizaciones criminales que operan en el estado de Sonora y que pudieron haber estado involucrados en la desaparición de la mujer de 33 años.
Afortunadamente, la tarde del pasado jueves 25 de mayo la Fiscalía General de Justicia (FGJ) del estado de Sonora informó sobre el hallazgo con vida de Yesenia Guadalupe Durazo, no obstante y aunque no se confirmó que grupos del crimen organizado fueran los responsables de su desaparición, el caso puso en la mira a una célula delictiva que poco a poco ha ido cobrando relevancia en el norte del país: Los Salazar.
(Foto; Twitter/@fgjesonora)
¿Quiénes son “Los Salazar”?
En el año 2005 la violencia que recrudeció a lo largo y ancho de los estados de Sonora y Chihuahua anunció la llegada de un nuevo grupo delictivo a la zona: Los Salazar.
De acuerdo con información de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) los integrantes de la célula criminal están involucrado en la siembra, producción y trasiego de drogas hacia Arizona, Estados Unidos, así como en el tráfico de migrantes en asociación con el Cártel de Sinaloa.
El cártel fue encabezado por Adán Salazar Zamora, alias “Don Adán”, quien fue considerado como uno de los operadores y lugartenientes del cofundador del Cártel del Pacífico, Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Información de la Administración para el Control del Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) apunta a que Adán Salazar es acusado de poseer cocaína con la intención de distribuir; el capo coordinaba al grupo delictivo de Los Salazar junto a sus hijos Jesús Alfredo, alias El Muñeco, y Adán “El Indio” Salazar.
Actualmente, la narcofamilia de “Los Salazar” ha sido identificada como uno de los principales aliados en Sonora con los que cuenta la facción de “Los Chapitos” del Cártel de Sinaloa para el tráfico de fentanilo a Estados Unidos.
Y es que, aunque Adán Salazar se encuentra recluido en un penal de máxima seguridad desde 2011 y es requerido por la justicia estadounidense, un reporte de la célula delictiva consultado por el periodista Héctor de Mauleón señala que las operaciones de la organización criminal son coordinadas por Crispín Salazar, alias “El Tío Pin”, quien estuvo involucrado en el asesinato de la periodista Miroslava Breach.
En los reportes de seguridad también se identificó a Heraclio Vargas -alias El Accord-, Jesús Francisco Serrazín –El Pirata-, José Gaxiola –El Huarache-, Óscar Gabriel Larios –El Gabito-, Luis Abel Gaxiola –El Costeño-, Feliciano Ramírez –El Cuza– así como un individuo apodado como El Rojo.
Las actividades delictivas de “Don Adán” y su clan familiar obligaron el desplazamiento forzado de mil 200 personas en el municipio de Sonoyta, Sonora y de unas 300 familias en Las Chinacas en Chínipa.
Algunas versiones no confirmadas apuntan a que “Los Salazar” pudieron haber estado detrás de la desaparición del esposo de Yesenia Guadalupe Durazo, caso que la llevó a convertirse en activista e integrante del colectivo Madres Buscadoras de Sonora.
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