Quién es Nacho Marciano, el polifacético artista heredero de Federico Moura

Nacho Marciano
Nacho Marciano

Son lo que todo el mundo desea, sobre todo cuando llega esta época. Y es cuando las más corrientes cosas se convierten en las mejores: se come, se nada o se toma sol, se lee y se descansa, se hacen deportes, se contempla. Y si se puede, también se viaja: mar, playa, río, selva, ciudades. De todo eso están impregnadas las instantáneas en pastel que, con una personalidad dúctil y definida, muestran la primera cosecha plástica del rocker cantante, dibujante, y productor artístico musical Nacho Marciano en Vacaciones, la muestra que se puede ver hasta fin de enero en galería Pasto.

Dibujos de Marciano
Dibujos de Marciano

Hace unos días, a propósito del aniversario de la muerte de Lennon, Marciano iniciaba la presentación de su nuevo disco solista: 9 Versiones de Lennon. Son covers en castellano de las más lindas canciones del ex Beatle, que también tradujo él -con aciertos como “soy un celoso mal” para el estribillo de la mítica Jelous guy– y una formación que armó ad hoc para tocarlas en vivo: la Plástico Band, con un primer concierto homenaje el pasado sábado 8 de diciembre en el ND Ateneo, y otros por venir pronto. El video de presentación es de Lisa Cerati. Hay más: otro disco recién salido, dos muestras, actuaciones, planes. Agenda en llamas.

Pero … quién es Nacho, o Marciano a secas, el platense que como ningún otro frontman de la ciudad del rock, calza el traje de artista pop que dejó vacante Federico Moura. Es su heredero más noble en el espíritu de sus producciones, cultivadas con amigos-familia y, a la vez, catalizadoras de disciplinas y de otros artistas, no importa de qué generación. Nacho, como Federico, convoca a partir de su propia luz estética, que es elegante, plácida, y algo distante, así manda el pop. Y, aunque la belleza física no sea una virtud, es otra de las características que sobresalen en su escena ao vivo. Y un link más con Federico. El chico más deseado de El Dorado en los 90, catapultó públicamente a Nacho el periodista Cristian Alarcón hace días.

Sobre todo, Juan Ignacio Marchiano, 39 años, conocido como Nacho a secas o Marciano, es muy platense. Hace unos cuantos años que vive en Buenos Aires pero nació y se crió en la capital de la provincia, donde pasó por el Colegio Nacional de la UNLP para luego ingresar y abandonar sucesivamente las carreras de Arquitectura y Bellas Artes, como en los 70 hiciera el mayor de los Moura. Y también como él para representar al linaje de la cultura contemporánea platense en el espectro visual – musical.

Narcho Marciano en Pasto
Narcho Marciano en Pasto

Si el pop nacional de los 60 tuvo un epicentro plástico porteño en la manzana loca de Florida, fue en La Plata, capital provincial y centro neurálgico de vida política y académica, donde se ubicó el epicentro sonoro que unió al rock con el canto popular llegado de las provincias de la mano de los estudiantes: así, La Cofradía de la Flor Solar hizo una marca fundante para que La Plata se perfilara como ciudad del rock.

Y, en esa suerte de pulseada con Rosario por ver cuál sería la capital, la marca de La Plata se adelantó en el calendario con las heridas de su historia: el rock le hizo frente a la represión de la dictadura gestando desde los subsuelos catarsis y emancipaciones que se verían a futuro, con el regreso de la democracia.

Virus en Obras, fotos del público tomadas por su letrista, Roberto Jacoby, en una muestra curada por Marciano (Galería NN, La Plata)
Virus en Obras, fotos del público tomadas por su letrista, Roberto Jacoby, en una muestra curada por Marciano (Galería NN, La Plata)

Los Redondos expresaron la estética y la lírica de forma expresionista, mientras que Virus las encarnó al modo 100% pop. En ese abordaje también se verifica el linaje de Federico en Nacho, ya desde su primera banda: Ahora (de 2003-2010), que estalló con un hit pop y trepó a la cima de los ránkings latinoamericanos: Mandame un e mail con alta rotación en la MTV. Sábado, otro tema del primer disco de Ahora, puso en pista escenas de la vida queer con letras explícitas. Le siguieron otras bandas, donde siempre es cantante: Marcianos (2014-16) y Pasolinis.

Desde su matriz de producción de conocimiento y de movilidad social,
donde aún confluyen los hijos de las clases media y trabajadora de todo el país para estudiar, La Plata mantiene una sed constante de creatividad e intercambio. El circuito es independiente y siempre ajetreado. Prescinde de Buenos Aires aunque, casi como en el origen político de la ciudad allá por 1882, vive reclamando su atención y reconocimiento. Recién entonces, aunque no siempre, las estrellas locales se hacen profetas en su medio…

¿Cómo te trata La Plata?

– Si hablamos de dinero, nunca alcanza (risas). Mi paso por el indie de la ciudad fue corto: armé mi primera banda de rock a los 14 pero tocamos muy poco y en City Bell generalmente o en fiestas privadas. También en el Naciorock, festival del Colegio Nacional. Después armé un proyecto electrónico con el que participé de varias movidas en el under platense a fines de los 90, y al toque armé Ahora, que estalló en Buenos Aires antes que en La Plata. Después ya me instalé en Capital y entramos en el sello Warner Music.

Nacho dialogó con Infobae Cultura a poco de inaugurar su primera muestra plástica en Buenos Aires, curada por el artista Daniel Joglar, que en el texto de sala cita a Peter Sloterdijk para marcar el aura de Nacho y sus
dibujos- bitácora con aires Hockney de bandas, comidas, amigues, la vida: “Con razón se representa a los ángeles como músicos, solo tocan, no oyen nada. Si oyeran, se nos parecerían. Pero nosotros estamos condenados a la música, como a la nostalgia y a la libertad”

“Mi tía y madrina Graciela daba clases de cerámica en Bellas Artes y me llevaba con ella a los talleres de la Facultad desde chico, a los 6, 7 años. Ahí hacía cosas en arcilla y después horneaba las piezas. Ella tambien fue la que me compró los primeros óleos y bastidores a los 13 años. También me llevó a algunos concursos de dibujo y pintura donde fui premiado”, cuenta Marciano, sobre el otro soporte de Vacaciones: cerámicas. “Las cerámicas sobre todo me encantan, me recuerdan piezas de decoración barroca de mi infancia, cuando los motivos tropicales (loros, tucanes, palmeras, ananá y otros frutos, maracas, tambores y negros danzando) entraron a los livings de las casas”, observa el crítico Jorge Gumier Maier.

Muestra de dibujos y vajilla de Nacho Marciano en galería Pasto, Recoleta
Muestra de dibujos y vajilla de Nacho Marciano en galería Pasto, Recoleta

Nacho es hijo de una pareja de profesionales de la típica clase media universitaria platense: mamá fonoaudióloga, papá abogado y militante de la UCR. Un esquema que se mantiene desde el origen de la única ciudad prediseñada del país, que dio sucesivas tandas de bandas adolescentes que, además de buen acceso a instrumentos y discos, tenían algo fundamental garantizado: casas con garage donde ensayar.

“Casi al mismo tiempo que empecé a dibujar, también empecé a escuchar discos y cassettes que había en mi casa: Beatles, Lennon, Elvis.. y me hice fan. También dibujaba a Lennon, los Beatles y mis bandas de rock imaginarias”. A los 12, con la primera guitarra eléctrica, formó la primera banda con Agustín Della Croce y varios amigos y compañeros del Normal 1 y el Colegio Nacional. Un itinerario con los mismos pasos que el de Virus, tres décadas antes.

Tocame el rock
Tocame el rock

“No recuerdo el momento exacto que escuché por primera vez a Federico o a Virus, pero ya estaba instalado cuando yo era chico. Recuerdo juntarnos con Agustín a los 12 años en su casa de la calle 40 entre 2 y 3 o en mi casa de la calle 12, a escuchar los cds que nos íbamos comprando y a sacar los acordes en el teclado o la guitarra”, cuenta Marciano.

Fan desde niño de Virus y su frontman, a fin de los 90 conoció a su letrista: Roberto Jacoby, con quien forjó una amistad que pronto también se hizo sociedad artística. A Tócame el rock, el disco que produjo con canciones de Jacoby interpretadas por distintos músicos y corporizada en una obra material-digital (una serie limitada de rocas con un USB para coleccionistas) le siguieron la producción musical de las Brigadas por Dilma, la obra de Jacoby que levantó la polémica en la Bienal de San Pablo 2010. Ahora, le sigue un plato dulce: Golosina caníbal, el disco donde, además de poner la música, la producción y la imagen de tapa, Nacho logró que por primera vez el sociólogo-artista-letrista… cante.

Marciano y Jacoby
Marciano y Jacoby

Luego de presentarlo en noviembre en los museos Reina Sofía de Madrid y Contemporáneo de Barcelona, Jacoby y Marciano iniciaron en el país la previa a la presentación oficial, que será en breve. Recital, invitados y un concepto que invierte el karaoke. Nacho, que fue productor de Larenband, el episodio sonoro del plástico Benito Laren en 2017, también tiene en gateras otro disco: el que le produjo a Moris con las versiones electrónicas de sus temas clásicos.

Sobre su propia genealogía cita a “Warhol, Haring, Basquiat y Hambleton, junto a todas las bandas que integraron la new wave y el punk de la movida neoyorquina, también al Swinging London (Indica gallery…) donde se mezclan el rock, el techno, las drogas el arte… el under, lo urbano, la noche. De aquí: Alberto Greco, el Di Tella… y la movida madrileña, sin duda: Carlos Berlanga, Macnamara, Almodóvar, Pegamoides,…etc)”. Y admite la conexión conceptual con que liga lo visual a lo sonoro en todas las producciones, propias o ajenas.

En tanto sigue fluyendo su diario de pasteles: “Son dibujos que vienen de los deseos, la imaginación, los placeres y las cosas que hago. Pinto rockeros, lugares selváticos paradisíacos en los que me gustaría estar… piletas y también unos de mis grandes hobbies: amo cocinar. Mis dibujos representan las cosas que me hacen bien, que me producen relax, placer. Hay algo de hedonismo pop, supongo, en mis trabajos”, admite sobre eso mismo que suena en su música.

Desde La Plata, el periodista y crítico de rock Ariel Valeri dice: “Siempre pienso a Nacho como ese platense mezcla de plaza Moreno y la arquitectura europea del Normal 1, ilustrado y elegante. Pero también lo imagino sentado en la panchería de la misma plaza. La Plata siempre te construye en los márgenes, él tiene esa escuela desprejuiciada”.

Aunque no hiciera falta para terminar de confirmar ese comentario a voces que, como una estela, sigue desde hace más de una década el paso de Nacho, bien vale consultarle a Jacoby si, efectivamente, lo considera el heredero de Federico Moura. “Nacho es un habitante del Parnaso del Río de la Plata, difícil que adquiera la cualidad mítica de Fede, porque Nacho es terrenal, próximo, amiguero, un gran chef natural, un gozador de placeres. Mientras que Fede era un poco de otro mundo: no comía, se alimentaba penosamente, no se sabe con quién cogía, no tenía novios. Era como de aire. Nacho es tierra. Pero sí, aprobado: le sigue en saga”.

Confirmado. Si alguien podía consagrarse continuador de Federico, tenía que ser Marciano.

 

*Vacaciones, obras de Nacho Marciano. Galería Pasto Pereyra Lucena 2589, Buenos Aires. Horarios: martes a viernes 14 a 20 h / sábados 11 a 14 h. Hasta el 31 de enero de 2019.

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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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