Luis Dalle Nogare comenzó a familiarizarse habitualmente con el running hace cinco años, luego de que no pudiera (por calambres en las pantorrillas) finalizar una carrera de 10K organizada por una marca deportiva. Hasta entonces solo era habitúe de esa prueba; era la única que corría anualmente, siempre acompañado de Marco, el segundo de sus cuatro hijos, un ultramaratonista campeón mundial que luego sería su entrenador.
Aquella vez Luis, licenciado en Relaciones Internacionales que trabaja en la administración pública, entendió que para seguir corriendo a sus 50 años debía dedicar más tiempo a la práctica. En realidad fue su hijo el que así se lo hizo comprender. Bajo las órdenes de Marco, a partir de allí se abocó de pleno a la actividad en sus tiempos libres.
Hoy, a los 55, él es un personaje reconocido en la comunidad de corredores, donde lo llaman Daddy Noel Runner o Luigi Maratón. No por sus cualidades técnicas ni por hazañas en alguna de sus 18 maratones completadas, sino que sobresale por su costado caritativo: es el hacedor de la “Navidad Runner”, una cita que se organiza desde hace tres años con el propósito de recolectar donaciones destinadas a niños en situación de vulnerabilidad.
“En una iniciativa de dos etapas: primero nos unimos en un encuentro aeróbico en el que la gente puede caminar, correr, trotar, andar en bicicleta, siempre en grupos, coordinados por profesores y vestidos con algo de Navidad. Es gratis, puede unirse el que quiera: la idea es que cada participante solamente pueda donar juguetes (que no sean peluches, tal como solicitan desde los hospitales)”, comenzó a explicar Luis.
Y continuó: “El otro momento es cuando los runners -los que quieran, los que puedan- vamos disfrazados a los hospitales para dar los regalos. Los chicos reciben el obsequio de manos de un Papá o una Mamá Noel. Es algo muy lindo y que por suerte viene teniendo continuidad”.
La Navidad Runner se empezó a gestar en 2015. Por entonces Luis solía frecuentar la Reserva Ecológica de la Ciudad, en Puerto Madero. Se juntaba -aún hoy lo hace- a correr con amigos. Con su grupo de corredores adoptaron una costumbre bimestral: cada dos meses llevaban a la cita ropa y alimentos no perecederos, que luego donaban a iglesias y comedores.
La satisfacción que le dejaba cada cruzada solidaria hizo que con el tiempo Luis y sus colegas de calle pensaran en hacer lo propio, pero en la época del Día del Niño, en vísperas a las Fiestas y a fines de febrero y principios de marzo, cuando se convocan con el fin de reunir materiales escolares (denominan a este evento “Útilacto“).
Desde la primera edición de la Navidad Runner, a fines de 2016, la movida se fue masificando. “En el primer encuentro fuimos siete. En el segundo, a los dos meses, 13. A los cuatro meses, 30. Y en el último éramos 81“, rememoró.
La idea contagió y el boca a boca hizo que cada vez se sumen más personas. Por eso, en este 2018 se triplicó la cantidad de encuentros. El primero fue en La Plata: el domingo 2 se llamó a los corredores a que se anotaron en la tradicional media maratón platense. Después de la competencia, se contaron más de 100 juguetes que fueron obsequiados en el Hospital de Niños local.
El pasado domingo 16, en tanto, se volvieron congregar en la Reserva Ecológica, aunque no para probar capacidades en una carrera pedestre, sino para practicar actividad física (trote y caminata) en compañía. En este caso se cosecharon cerca de 200 juguetes que regalaron el viernes a niños internados en el Hospital Pedro De Elizalde -ex Casa Cuna-.
El tercer y último cónclave se dio este domingo 23, en la localidad bonaerense de Wilde, en el partido de Avellaneda. De la mano del equipo de running Wilde Corre, las donaciones se entregarán en un merendero de una villa cercana llamado “Pancitas Alegres”.
Para algunos correr es una manera de inspirar motivaciones. Hay quienes lo hacen para promover hábitos saludables; otros lo eligen para fomentar la amistad a partir de la práctica grupal. Para Luis y su grupo de aliados, en cambio, se trata de una herramienta útil para propagar el concepto solidario entre los aficionados a la actividad.
Feliz por su tarea, Luis invita a otros a replicar su propósito: “Más allá de la movida, lo más lindo es el impacto de alegría en los chicos. No te imaginás su sonrisa con los regalos y más cuando los reciben de Papá y Mamá Noel. Además, la alegría ocasiona la liberación de endorfinas, lo mismo que al correr. Ese combo hace que los chicos estén tan felices y que uno se sienta motivado seguir realizando esta acción”, finalizó.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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