Este lunes, la revista Semana confirmaba que María Teresa Campos no había dejado herencia porque era una persona muy supersticiosa. “Nunca quiso hacer testamento, le parecía que era como llamar a la muerte”, explican fuentes cercanas a la reina de las mañanas. La veterana periodista falleció el pasado 5 de septiembre en el Hospital Fundación Jiménez Díaz (Madrid) debido a una insuficiencia respiratoria aguda. La familia todavía se recompone de su pérdida, pero al mismo tiempo estudia qué hacer con su legado. Muchos lectores, al conocer esta información, han empezado a darle vueltas a una pregunta: ¿cómo se reparte una herencia cuando no existe testamento?
Si una persona muere y no deja testamento, su propiedad se reparte de acuerdo con las normas de distribución vigentes en su país. Por mucho que pueda sorprender, cada vez son más los ciudadanos que prefieren no dejar por escrito cómo proceder con el reparto de sus bienes y derechos. El testamento no solo supone un ahorro de tiempo y trámites para los herederos, sino que también evita problemas y deja claras las últimas voluntades de la persona causante. Los familiares pueden recibir igual su parte correspondiente de la herencia sin necesidad de presentar este documento, no obstante, el proceso suele ser más engorroso de lo habitual.
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La muerte de una persona sin testamento es uno de los supuestos que contempla la sucesión intestada, también conocida como sucesión legítima o ab intestato. El hecho de que el fallecido no haya especificado cómo quiere que sea el reparto de propiedades no impide que los herederos tengan derecho a recibir sus bienes con total normalidad. La sucesión de trámites no es un camino de rosas, pero los familiares no tienen por qué preocuparse.
¿Cómo funciona la herencia sin testamento?
Lo primero que tienen que hacer los herederos de una persona que no ha dejado testamento es acudir al Registro General de Actos de Última Voluntad, donde un notario confirmará que realmente no existe ningún escrito. El plazo para pedir esta información es de 15 días hábiles desde la fecha del fallecimiento. Si la persona causante no ha dejado testamento, será la ley la que determine quiénes son sus herederos y cuál es el orden sucesorio. El viudo de la persona fallecida tendrá derecho al usufructo viudal de una tercera parte de la herencia. El importe restante, se distribuye tomando como base una escala sucesoria.
Los hijos heredarán “por cabezas”, es decir, por partes iguales, que es lo que ocurrirá en el caso de María Teresa Campos. Los descendientes, en cambio, lo harán “por estirpes”, es decir, por partes iguales en función de lo que le hubiera correspondido a su padre o madre. Si todos los descendientes directos han fallecido y solo sobreviven los nietos de la persona causante, el proceso se hará “por estirpes”. Cuando el difunto no tiene hijos, recibirán su herencia los ascendientes, es decir, sus padres y abuelos. En su defecto, los bienes y derechos acabarán en manos de la pareja de hecho, aunque si tampoco existe, los hermanos del fallecido recibirán la herencia a partes iguales. La línea sucesoria acaba con los sobrinos, tíos o primos de la persona causante.
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