La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica que aparece cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre. Tener sobrepeso o ser obeso es un factor de riesgo para diabetes tipo 2. Pero no todas las personas con sobrepeso u obesidad llegan a desarrollar la enfermedad. Un estudio científico en los Estados Unidos encontró pistas para alcanzar una respuesta.
Son investigadores de la Universidad Estatal de Oregón. Desarrollaron una nueva técnica analítica que permite comprender el misterio de la diabetes de tipo 2: ¿Por qué algunos individuos obesos padecen la enfermedad y otros no?
Uno de cada diez estadounidenses padece diabetes de tipo 2. Se trata de una afección que afecta a la forma en que el cuerpo metaboliza la glucosa, un azúcar que es la principal fuente de energía. En el pasado, esta enfermedad se conocía como diabetes del adulto. Sin embargo, con el aumento del sobrepeso y la obesidad, también ahora se puede diagnosticar en las infancias.
Para algunas personas, esto significa que su cuerpo no reacciona a la insulina como debería. En su lugar, lucha contra los efectos de la insulina. La insulina es una hormona generada por el páncreas que facilita la entrada de azúcar en las células. Cuando el páncreas se desgasta en las últimas fases de la enfermedad, los individuos son incapaces de generar suficiente insulina para mantener sus niveles de azúcar en sangre dentro del rango normal.
En cualquiera de los dos casos, los niveles de azúcar en sangre aumentan y, si no se tiene en cuenta, la consecuencia es el debilitamiento de varios órganos importantes, a veces de forma grave o incluso mortal. El sobrepeso, que a menudo se produce por el consumo de cantidades excesivas de grasa y azúcar junto con poco ejercicio físico, es un factor de riesgo importante para la diabetes de tipo 2.
Para investigar los procesos que subyacen a la resistencia sistémica a la insulina en su fase inicial, Andrey Morgun, Natalia Shulzhenko y Giorgio Trinchieri, del Instituto Nacional del Cáncer, crearon un novedoso método analítico conocido como análisis de redes multiorgánicas. Los científicos querían saber qué órganos, vías biológicas y genes estaban implicados.
Los investigadores demostraron cómo un determinado tipo de microbio intestinal hace que el tejido adiposo blanco contenga células macrófagas -que son grandes células del sistema inmunitario- asociadas a la resistencia a la insulina. Publicaron en la revista Journal of Experimental Medicine.
En el cuerpo humano, el tejido adiposo blanco es el principal tipo de grasa. “Nuestros experimentos y análisis predicen que una dieta rica en grasas y azúcares actúa principalmente en el tejido adiposo blanco al provocar daños relacionados con la microbiota en el proceso de síntesis de energía, lo que conduce a la resistencia sistémica a la insulina”, dijo Morgun, profesor asociado de ciencias farmacéuticas en la Facultad de Farmacia de la OSU.
“Los tratamientos que modifican la microbiota de un paciente de manera que se dirigen a la resistencia a la insulina en las células de macrófagos del tejido adiposo podrían ser una nueva estrategia terapéutica para la diabetes tipo 2″, comentó.
El microbioma intestinal humano cuenta con más de 10 mil millones de células microbianas de unas 1.000 especies bacterianas diferentes. Morgun y Shulzhenko, profesor asociado de la Facultad de Medicina Veterinaria Carlson de la OSU, desarrollaron en una investigación anterior un método computacional, el análisis de la red de diferentes dominios o reinos, que predice los tipos específicos de bacterias que controlan la expresión de los genes de los mamíferos relacionados con condiciones médicas específicas como la diabetes.
“La diabetes de tipo 2 es una pandemia mundial, y se prevee que el número de casos siga aumentando en los próximos 10 años”, dijo Shulzhenko. “La llamada ‘dieta Occidental’ -con alto contenido en grasas saturadas y azúcares refinados- es uno de los principales factores. Pero las bacterias intestinales tienen un papel importante en la mediación de los efectos de la dieta”, resaltó.
En el nuevo estudio, los científicos se basaron tanto en el análisis de redes. También llevaron a cabo experimentos en ratones, observando el intestino, el hígado, el músculo y el tejido adiposo blanco, y examinaron la firma molecular -qué genes se expresaban- de los macrófagos del tejido adiposo blanco en pacientes humanos obesos.
“La diabetes inducida por la dieta Occidental se caracteriza por el daño mitocondrial dependiente de la microbiota”, dijo Morgun. “El tejido adiposo tiene un papel predominante en la resistencia sistémica a la insulina, y hemos caracterizado el programa de expresión génica y el regulador maestro clave de los macrófagos del tejido adiposo que se asocia a la resistencia a la insulina. Descubrimos que el microbio Oscillibacter, enriquecido por una dieta occidental, provoca un aumento del macrófago del tejido adiposo resistente a la insulina”.
Los investigadores añaden, sin embargo, que es probable que el Oscillibacter no sea el único regulador microbiano de la expresión del gen clave que identificaron -el Mmp12- y que la vía del Mmp12, aunque es claramente instrumental, probablemente no sea la única importante, dependiendo de qué microbios intestinales estén presentes.
“Anteriormente demostramos que la Romboutsia ilealis empeora la tolerancia a la glucosa al inhibir los niveles de insulina, lo que puede ser relevante para las fases más avanzadas de la diabetes de tipo 2″, dijo Shulzhenko. El nuevo estudio contó con financiamiento de los Institutos Nacionales de Salud y de la Fundación de Investigación Médica de Oregon de los Estados Unidos.
Como prevención de la diabetes, hoy la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda alcanzar y mantener un peso corporal saludable, mantenerse activo físicamente (al menos 30 minutos de actividad regular de intensidad moderada la mayoría de los días de la semana), consumir una dieta saludable, que evite el azúcar y las grasas saturadas, y evitar el consumo de tabaco, porque aumenta el riesgo de sufrir diabetes y enfermedades cardiovasculares.
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