Dos puntos de vista muy diferentes sobre el actual panorama que vive el ELN y el proceso de paz se sienten desde dos orillas distintas: mientras que desde una se experimenta un optimismo moderado por lo ocurrido, desde la otra la actual situación de inseguridad no augura nada positivo para el futuro.
Infobae Colombia consultó al general (r) Guillermo León, actual presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares (Acore), y al excomandante del ELN Carlos Arturo Velandia, conocido como Felipe Torres, quienes plantearon sus puntos de vista al respecto.
Aunque para el general León la Paz Total ha sido una muy buena idea, a la que calificó de audaz, también reitera que ha sido desarrollada con muchos tropiezos e improvisación. “A ellos debemos los resultados que se están dando, no ha habido desde el principio claridad en el discurso de la Paz Total”, recalcó.
Del mismo modo, aseguró que “no ha habido un planeamiento previo de las negociaciones, no hay una hoja de rutas, no hay una metodología, no hay una estrategia. Eso fue lo que vimos al inicio de este proceso que anunció el Gobierno nacional. Y empiezan a sentirse las consecuencias de que no se haya estructurado muy bien el proceso”.
Recuerda que, a punto de cumplirse un año del actual Gobierno, se empieza a sentir el deterioro de la seguridad en muchas de las regiones del país de manera preocupante, como lo han señalado con angustia los gobernadores y los alcaldes.
“Hay que oír la realidad de lo que está sucediendo en estas áreas, sobre todo porque se ha deteriorado el control territorial en razón a la implementación o a la forma como se han hecho estos ceses que de alguna manera han sido ventajosos para los grupos que han entrado en estos ceses de fuego”, sostuvo.}
El presidente de Acore aseguró que el Estado entró con gran desventaja en estos ceses, porque “no hubo un periodo de planeación donde se estableciera primero los acuerdos, luego que se establecieran los protocolos, así como los mecanismos de monitoreo y verificación ha generado debilidades confusión y desconcierto que han llevado a que la Fuerza Pública no pueda actuar de manera contundente, al no entender las circunstancias que se viven en los territorios”.
León afirmó que hay un control territorial por parte de los grupos ilegales, lo que a su vez se ve reflejado en un control social, económico y político en las regiones. “Lo vemos en el sentido de que los habitantes se movilizan de acuerdo a las instrucciones de estos grupos, los paran o los confinan en algún momento, les dicen cómo deben circular, como vestirse, esto es un control social de la población. Un control económico en el sentido de las economías ilícitas como pululan en estas regiones y cómo afectan la economía legal que ha sido penetrada por esos mismos recursos, como extensión de los negocios de estos grupos”.
“Finalmente, se ve un control político cuando le dicen a la población por quién o no votar, haciendo un constreñimiento, que es lo que puede pasar en las próximas elecciones. Además, determinan quiénes son los candidatos, quiénes pueden hacer campaña, quiénes pueden entrar a los territorios para hablar con los electores y todo esto para nombrar unos candidatos respaldados por ellos. Al final, termina el presupuesto público en manos de ellos para coadministrar”, manifestó el general retirado Guillermo León.
El compromiso del ELN
Mientras tanto, el excomandante del ELN Carlos Arturo Velandia, antes conocido como Felipe Torres, subraya el compromiso del ELN en este proceso, “sobre todo porque veo que lo está haciendo de cara a la sociedad y a la comunidad internacional y se está entendiendo con un Gobierno que tiene toda la disponibilidad para adelantar el proceso, en mejores condiciones no pudo haberlo adelantado”.
Sin embargo, aclara que la voluntad se ensombrece, con lo que se expresa en la mesa y lo que expresa su dirigencia, frente a lo que ocurre en los territorios. “El paro armado decretado por el frente de guerra occidental del Chocó va en contravía de esa voluntad expresada en la mesa, pero ese es un asunto que el ELN tiene que resolver internamente, y tiene que decírselo al Gobierno y al país si realmente ellos representan esas estructuras que tienen un comportamiento díscolo”.
Velandia explicó que en los últimos años el ELN se ha fortalecido, “toda vez que ha copado espacios, tiene más combatientes, más milicianos y ocupa más territorios que antes. Es la única organización revolucionaria que queda de la estirpe de los años 60, de modo que no hay quien dispute su protagonismo, veo que se ha fortalecido”.
El excomandante del ELN advirtió que el asunto no es que los integrantes de este grupo guerrillero dejen los territorios donde militan, “el asunto es que se generen mecanismos de transformación de los territorios y que los excombatientes, en un momento dado, puedan integrarse a una vida normal en los mismos territorios donde siempre han estado”.
Del mismo modo, enfatizó que este proceso con el ELN no tiene parangón con el de las Farc, sobre todo porque en el de este último grupo no se desarrolló un proceso de participación tan protagónico de la sociedad como el que se plantea en la actualidad: “Además, está el asunto de la dejación de las armas que está comprometida desde un comienzo en el marco de un cese final del fuego y de hostilidades”.
“Soy optimista moderado en el sentido de que sería necio lanzar las campanas al vuelo, hay que ser ponderados, hay que tener optimismo, y al mismo tiempo creo que la sociedad civil debe ejercer presión positiva sobre esa mesa para que produzca resultados, serios, profundos y prontos”, concluyó Felipe Torres quien estuvo por 30 años en ese grupo subversivo.
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