Especial para Infobae de The New York Times.
(On Tech With Shira Ovide)
Muchos de nosotros estamos intrigados por esas maravillas, como los autos voladores, que dicen vívidamente: “EL FUTURO”. No obstante, a veces los mejores inventos están más relacionados con el poder del cerebro que con la magia de la tecnología. Permíteme darte un par de ejemplos en mi búsqueda por apreciar el ingenio de las cosas aburridas.
Fijémonos en las cadenas de suministro de las manzanas y las cerchas de los techos.
Hace poco, me presentaron una empresa de entrega de alimentos en línea con sede en Nueva Jersey llamada Misfits Market. Muchas empresas han batallado con los costos y la complejidad de llevarnos bananas o Doritos cuando queramos. Misfits lo sabe.
La respuesta de la empresa a la historia de las fallas en las entregas a domicilio es pensar en pequeño e intenta ahorrar centavos al eliminar ineficiencias diminutas aquí y allá que pueden ser la diferencia entre el fracaso y el éxito.
A continuación, un par de ejemplos de cómo lucen sus pequeñas innovaciones: las tiendas y los servicios de entrega a domicilio suelen vender tan solo trozos de la parte media del salmón. Misfits compra y vende con un descuento los otros cortes, que son igual de deliciosos. Abhi Ramesh, director ejecutivo de Misfits, también me comentó emocionado sobre saltarse algunos pasos en la larga cadena de productores, empacadores y distribuidores de manzanas. Eliminar a un intermediario o dos puede ahorrar tiempo y dinero.
“Los problemas aburridos son los que más valen la pena resolver”, opinó Ramesh.
Este hombre habla mi idioma. Es una ventaja competitiva si una empresa hace un poco mejor una cosa que es difícil, aburrida y cara, comentó.
Hay otras empresas de alimentos que están llevando a cabo estrategias similares y no sé si tendrán éxito. Sin embargo, Misfits es un ejemplo de una empresa tecnológica que conoce bien una industria y cree que puede mejorar un poco los mecanismos convencionales de hacer las cosas. El progreso tecnológico suele lucir así: un giro novedoso a lo que se hacía antes, aunque tal vez sea poco llamativo.
Roy Bahat, un inversionista en incipientes empresas tecnológicas de la firma Bloomberg Beta, utiliza el término “cambio en caliente” para referirse al tipo de empresa emergente que piensa en grande remendando lo que constituye el statu quo. Dio ejemplos como Flexport, empresa que está intentando optimizar los pasos que integran el envío, por aire o por mar, de cajas con productos, y Newfront, empresa que está intentando hacer algo similar para las aseguradoras (Bloomberg Beta es un inversionista en Newfront).
Según Bahat, una característica de estas empresas es que no buscan realizar un cambio importante, como lo hizo Warby Parker con los lentes de sol, por ejemplo. Ese tipo de cambio puede dar miedo o sentirse amenazador, en especial para los clientes de industrias enormes como los fletes o los seguros, comentó Bahat. En cambio, una empresa emergente de “cambio en caliente” promete algo conocido, pero mejor.
Esto no siempre luce INCREÍBLE, pero a veces sí. Dan Patt, un ingeniero aeroespacial con quien platiqué hace poco sobre la entrega de paquetería con drones, me contó sobre una empresa de construcción cerca de Boise, Idaho, que usaba algo genial —¡robots!— para mejorar algo aburridísimo.
La empresa, House of Design, vende máquinas inmensas con brazos robóticos que automatizan algunos pasos en la construcción de una casa o un edificio de apartamentos, incluidas las cerchas de los techos.
Tuve que buscar en Google qué eran las cerchas. Son segmentos triangulares de madera ensamblados para formar el esqueleto de un techo. Los diseños de las cerchas de los techos varían y juntarlos es una labor relativamente repetitiva y laboriosa, me comentó Michael Lindley, ejecutivo de ventas y mercadotecnia en House of Design.
House of Design promete que sus sistemas son compatibles con softwares populares de diseño en la industria de la construcción y que producen cerchas en masa más rápido y con menos gente. Según Patt, en House of Design hay conocimientos tecnológicos, pero la diferencia es la creatividad en el proceso de producción.
Mi colega de The New York Times Conor Dougherty ha escrito sobre los altibajos de las expectativas con respecto a la automatización de la construcción de casas. Katerra, una prominente empresa tecnológica emergente, colapsó el año pasado después de intentar optimizar todos los pasos de la construcción, entre ellos la fabricación de bombillas propias.
La historia de fracasos muestra la soberbia de creer que puedes reinventar una gran industria, ya sean los bienes raíces o las tiendas de comestibles. Las formas tradicionales de hacer las cosas se han vuelto tradicionales por una razón. Además, la inercia es poderosa, el statu quo a menudo es bastante bueno y la tecnología inteligente no puede resolver problemas estructurales.
Sin embargo, esto sirve para recordarnos qué es un invento. No siempre es un taxi autónomo o un nuevo teléfono inteligente que es significativamente distinto del que llegó antes. A menudo es tomar un producto o un proceso que conocemos y volverlo, poco a poco, un poco más sencillo o barato.
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