¿Puede tener Claudio Bonadio el rol que tuvo el juez Moro en Brasil?

Los jueces Claudio Bonadio y Sergio Moro

Los jueces Claudio Bonadio y Sergio Moro

En la semana que pasó, el 4º piso de Comodoro Py se transformó en un vector del poder. No solo por la cantidad y calidad de involucrados en la más resonante causa contra la corrupción que tuvo la Argentina, sino por las personalidades del derecho penal que se apostaron en los anchos y fríos pasillos, donde no existen asientos ni buena luz, tampoco un bar para tomar un café de parado, aunque sea.

Las cabezas de los estudios más influyentes, esos abogados que nunca hacen pasillo, y solo van al edificio donde se concentran los tribunales federales de Capital cuando tienen alguna entrevista con algún juez o secretario, se apostaron para espiar en persona los trámites procesales, conocer quiénes son los defensores, recordar lazos sociales y familiares tal vez para saber por dónde influir en caso de que fuera necesario.

Destacados profesionales lograron sortear a la Policía Federal que impedía que los periodistas accedan a las puertas de acceso a los despachos de los magistrados; iban 4º al 5º y del 5º al 4º quizás esperando que Claudio Bonadio salga para ir al baño, pero no tuvieron esa suerte: el juez ni se asomó a los pasillos.

El juez Sergio Moro cuando estuvo en la Argentina en abril del 2017 (Foto: Nicolás Stulberg)

El juez Sergio Moro cuando estuvo en la Argentina en abril del 2017 (Foto: Nicolás Stulberg)

No es una buena noticia para muchos que Bonadio esté de nuevo en el centro de la escena, un juez a quien todos le reconocen su capacidad y, más que nada, su valentía en momentos en que no estaba bien vista la justicia independiente.

No tuvo formación en Harvard, como Sergio Moro, el juez del Lava Jato, sino en las calles del conurbano bonaerense, donde desde muy joven militó en el peronismo. Tampoco proviene de los estudios prestigiosos ni juega al golf los fines de semana en los countries; sin embargo, el titular del influyente Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, Guillermo Lipera, salió a respaldarlo enfáticamente. “Bonadio puede ser el Juez Moro argentino. Tenemos que ayudarlo!”, puso ayer a la mañana en Twitter.

Quienes conocen al juez que lleva adelante la investigación de los mencionados en los cuadernos del chofer Oscar Centeno aseguran que Bonadio no escucha a las voces que le hablan de la dimensión de lo que está haciendo. “No levanta los ojos de los procedimientos y no tiene intención de convertirse en héroe, solo quiere hacer justicia, y tuvo la suerte de estar siguiendo la investigación por la importación de Gas Natural Licuado con el fiscal Carlos Stornelli, con quien tiene excelente vínculo”, contó una amiga del juez.

Sucede que cuando el periodista Diego Cabot le llevó al fiscal la información de los cuadernos, Stornelli fue a verlo a su despacho y le dijo “Fijate, está esto, están mencionados Julio De Vido, Roberto Baratta, (el ex titular de Enargas) Walter Fagyas y (el ex ministro) Roberto Dromi”. Lo miraron, lo estudiaron, y Bonadio abrió la causa conexa, donde fue recusado por otro imputado, Oscar Parrilli, y hoy está a dictamen de la Cámara Federal.

Una vez que la Cámara decida, ¿podrá Bonadio ser el juez Sergio Moro de la Argentina? Primero hay que ver cuánta verdad están dispuestos los argentinos a tolerar. Pero, fuera del asunto moral y filosófico, ¿tiene el sistema judicial argentino capacidad para tolerar la carga que significa una investigación semejante?

Las fuerzas de seguridad hoy están a disposición de la Justicia independiente y también hay nueva legislación que facilita la tarea judicial. En esta causa, además, tanto la AFIP, como la UFI y la Oficina de Anticorrupción le ofrecieron ayuda. ¿Pero es humanamente posible llevar adelante semejante esfuerzo con capacidad logística limitada y la carga de trámites judiciales que suponen 1000 causas por juzgado?

Tuit de Guillermo Lipera en respaldo de Bonadio

Tuit de Guillermo Lipera en respaldo de Bonadio

El pasado 6 de marzo, con la firma de Lipera y Ezequiel Cassagne, el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires le presentó una nota a la Corte Suprema de Justicia solicitando la creación de nuevos 12 juzgados para dar celeridad a los juicios penales por narcotráfico, corrupción y trata de personas. “Permitirá una distribución más razonable de los expedientes” y resolver el problema de “juzgados que se encuentran saturados”.  “Los jueces no pueden solos”, insistió Lipera en diálogo con Infobae. ¿Podrá encararse este problema en medio del ajuste del Estado?

En Brasil, mientras tanto, la causa de los cuadernos en la Argentina tiene muy poca repercusión mediática. Nada de lo que puede pasar aquí llama la atención en el país del Lava Jato, mucho menos cuando están en plena campaña electoral.

En la noche del jueves último se realizó el primer debate presidencial de las elecciones que tendrán lugar el 7 octubre. Ocho candidatos discutieron sus propuestas en un clima enrarecido por la ausencia del postulante del PT. Luiz Inácio “Lula” da Silva, que fue proclamado como candidato, aún no está oficializado en el tribunal electoral. Tiene tiempo hasta el 15 de agosto, pero como está preso en el pabellón sexto del Complejo Médico Penal de Pinhais, se supone que la justicia no le va a permitir que compita, ya que en ese país existe la llamada “ley de expediente limpio”, que impide la postulación de quienes tengan una condena judicial.

A dos meses de la fecha de elecciones, todo indicaría que Jair Bolsonaro podría pasar a la segunda vuelta, ya que está segundo en las encuestas, después de Lula. Muy probablemente, quien pase el filtro de la primera vuelta sea finalmente el presidente, pero aún no está claro si será la activista Marina Silva, el candidato del PSDB y ex alcalde San Pablo, Geraldo Alckmin, el candidato de la izquierda Ciro Gomes o el postulante del oficialista MDB, el ex presidente del banco central brasileño, Henrique Meirelles.

Jair Bolsonaro (Foto: Adriano Machado/Reuters)

Jair Bolsonaro (Foto: Adriano Machado/Reuters)

La última campaña electoral arrancó en el 2014, cuando se inició el Lava Jato. “Hoy las campañas salen 30 o 40% de lo que salían hace cuatro años atrás, quedaron como modelos de Zara, que de lejos parecen elegantes, pero de cerca te das cuenta que son baratas”, le dijo a Infobae el argentino Guillermo Raffo, un destacado consultor político que hace vive hace 20 años en Brasil.

La nueva regulación de financiamiento de la política impide que los privados puedan hacer aportes, las campañas se realizan con el presupuesto que otorga el Estado y los empresarios prácticamente no hacen aportes en negro porque tienen miedo. Sin embargo, si un candidato quiere aportar a su propia campaña puede hacerlo en el monto que le plazca.

No es la única diferencia entre Argentina y Brasil. Michel Temer está gobernando con el 90% de rechazo de la población y llegará a entregar el poder con  menor legitimidad popular que la que tuvo Dilma Roussef cuando el Congreso le realizó un polémico juicio político con la quedó destituida. Sin embargo, el año pasado se rompió con la recesión y continúan las previsiones de que este año la economía crecerá por encima del 2% y del 3% en el 2019, a pesar de los efectos del paro de los camioneros, la volatilidad financiera, la devaluación y las dudas acerca de cómo afrontará el próximo gobierno los problemas fiscales.

Argentina no puede decir lo mismo. Los últimos días volvió a temblar la estantería del peso. Parece que ayer al mediodía Mauricio Macri aterrizó el helicóptero en el country San Diego para almorzar con Mario Quintana y conversar sobre lo que podría hacerse para fortalecer las posiciones de las empresas argentinas en medio del tembladeral global y el tsunami judicial. Se esperan novedades en los próximos días.

 

 

 

 



FUENTE: INFOBAE NOTICIAS

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