El gobierno griego acogió bastante favorablemente el pacto europeo sobre asilo anunciado esta semana, quince días después del incendio que devastó el campamento de Moria, pero las ONG critican que el acuerdo supone continuar con una política de “encierro” de los migrantes.
El nuevo pacto sobre migración y asilo presentado el miércoles a los países miembros de la Unión Europea (UE) para debate, preconiza el endurecimiento de la expulsión de migrantes en situación irregular y un mayor control en las fronteras.
Algo que podría tranquilizar al gobierno del primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis (conservador), que aplica una política estricta en la materia desde que llegó al poder, hace algo más de un año.
El único inconveniente que plantea el pacto, según Atenas, sería que el principio de “reubicación” (la repartición obligatoria de migrantes entre los países miembros) habría quedado abandonada. Se trata de una medida instaurada durante la ola migratoria de 2015 pero que, a la postre, no fue muy respetada, pues algunos países se oponían firmemente.
“El pacto va en la buena dirección, incluye nuestras principales posiciones pero estamos decepcionados sobre la reubicación, habríamos preferido otro modelo”, consideró Manos Logothetis, secretario del servicio griego de asilo, el jueves durante una entrevista con la televisión pública ERT.
Por su parte, el primer ministro subrayó el miércoles la “necesidad de una política de asilo equilibrada” y la “necesidad de compartir responsabilidades de manera justa” en la UE.
– “¡Ya basta!” –
A las puertas de Europa, junto con Italia y España, Grecia no ha dejado de reclamar que los países europeos se repartan de forma justa a los solicitantes de asilo que llegan prácticamente a diario a sus islas del mar Egeo desde la cercana Turquía.
El gobierno griego tiene serias dificultades para gestionar la superpoblación de los campos de refugiados de las cinco islas egeas con mayor índice de migración, sobre todo desde los incendios del 8 y 9 de septiembre que arrasaron el campo de Moria, en Lesbos.
En Grecia hay más de 24.000 migrantes hacinados en estos recintos, la mitad de ellos, en Lesbos.
Las condiciones de vida que ofrece el campamento provisional levantado apresuradamente para alojar a los migrantes que vivían en el de Moria, están en el punto de mira de las oenegés.
“La Comisión [Europea] prometió ‘el fin de los campos como Moria’ pero autorizó un nuevo campamento cerrado donde las condiciones son espantosas”, tuiteó el jueves el Centro de Ayuda Legal de Lesbos.
Lamentando las largas filas de espera para recibir la única comida que se sirve al día, la escasez de colchones y la imposibilidad de respetar las distancias de seguridad impuestas para atajar la pandemia de covid-19, las ONG también criticaron las propuestas europeas sobre el pacto de asilo.
“Hemos denunciado en varias ocasiones ante los líderes europeos el coste humano y la política ofensiva del encierro, pero nada parece llevar a un cambio radical de esta política”, denunció indignado en Twitter Christos Christou, presidente internacional de Médicos Sin Fronteras, el jueves.
“¡Ya basta! No más mentiras”, tuiteó el responsable, cuya organización es una de las pocas autorizadas para socorrer a los solicitantes de asilo que se quedaron en la calle por el incendio de Moria.
Unas 9.400 personas viven actualmente en ese campamento temporal, según la sección griega de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Su portavoz, Stella Nanou, destacó en declaraciones a la AFP “la necesidad de terminar con la situación precaria de miles de refugiados en las islas y de acelerar su transferencia al continente”.
– “#SaveDignity” –
A pesar de los esfuerzos del gobierno por trasladar, desde principios de 2020, a miles de personas a Grecia continental, la situación en las islas continúa siendo crítica.
En un intento por descongestionar los campamentos y tranquilizar a los habitantes de las islas, el ministro de Migraciones, Notis Mitarachi, anunció el miércoles el cierre del campamento municipal de Lesbos, que alberga a mil refugiados vulnerables, y del campamento Pikpa –también en Lesbos–, una estructura gestionada por voluntarios, lo que provocó una airada reacción de las ONG.
Creado en 2012 por la defensora de los migrantes Efi Latsoudi, ganadora del premio Nansen del ACNUR en 2016, el campamento Pikpa aloja a un centenar de personas y ofrece atención médica, educación y asistencia jurídica a los refugiados.
“Este tipo de alojamiento alternativo debe mantenerse hasta que se garantice una solución viable en Lesbos”, consideró Stella Nanou, mientras que el uso de la etiqueta “#SavePikpa Save Dignity” (#SalvenPikpa Salven la dignidad) se expandió rápidamente por las redes sociales.
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FUENTE: INFOBAE NOTICIAS
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