Prolapso del intestino delgado (enterocele): causas, síntomas y tratamiento

Muchas enfermedades no presentan signos o estos aparecen cuando ya es demasiado tarde, lo mejor es acudir al médico constantemente (Infobae/Jovani Pérez)
Muchas enfermedades no presentan signos o estos aparecen cuando ya es demasiado tarde, lo mejor es acudir al médico constantemente (Infobae/Jovani Pérez)

El prolapso del intestino delgado, también llamado “enterocele” ocurre cuando el intestino delgado desciende al interior de la cavidad pélvica inferior y empuja la parte superior de la vagina y se forma una protuberancia. La palabra “prolapso” significa deslizamiento o salido del lugar.

El parto, la edad y otros procesos que ejercen presión sobre el suelo pélvico pueden debilitar los músculos y los ligamentos que sostienen los órganos pélvicos y esto aumenta la posibilidad de que se produzca un prolapso del intestino delgado.

Para controlar el prolapso del intestino delgado, las medidas de cuidado personal y otras opciones no quirúrgicas suelen ser eficaces. En casos graves, es posible que necesites cirugía para corregir el prolapso.

Síntomas

El prolapso leve del intestino delgado posiblemente no produzca signos ni síntomas. Sin embargo, si tienes un prolapso importante, podrías tener los siguientes síntomas:

Una sensación de tironeo en la pelvis que se alivia cuando te recuestas Una sensación de dolor, presión y pesadez en la pelvis Dolor en la parte baja de la espalda (lumbalgia) que se alivia cuando te recuestas Una protuberancia de tejido blando en la vagina Molestias vaginales o dolor durante el coito (dispareunia)

Muchas mujeres con prolapso del intestino delgado también presentan prolapso de otros órganos pélvicos, como la vejiga, el útero o el recto.

Cuándo debes consultar a un médico

Consulta con el médico si tienes signos o síntomas de prolapso que te causen molestias.

 Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Getty Images)
Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Getty Images)

Factores de riesgo

Los factores que aumentan el riesgo de padecer prolapso del intestino delgado son:

Embarazo y parto.

El parto vaginal de uno o más bebés contribuye al debilitamiento de las estructuras que sostienen el suelo pélvico, al aumentar el riesgo de sufrir un prolapso. Mientras más embarazos tengas, mayor será el riesgo de padecer cualquier tipo de prolapso de los órganos pélvicos. Las mujeres que solo tienen partos por cesárea son menos propensas a presentar prolapso.

Edad.

El prolapso del intestino delgado y otros tipos de prolapso de los órganos pélvicos ocurren con mayor frecuencia a medida que avanza la edad. Con el paso de los años, las personas tienden a perder fuerza y masa muscular, tanto en los músculos pélvicos como en el resto de los músculos.

Cirugía pélvica.

La extracción del útero (histerectomía) u otros procedimientos quirúrgicos para tratar la incontinencia pueden aumentar el riesgo de tener prolapso del intestino delgado.

Aumento de la presión abdominal.

El sobrepeso aumenta la presión dentro del abdomen, lo cual hace que sea mayor el riesgo de presentar prolapso del intestino delgado. Otros factores que aumentan la presión comprenden tos frecuente (crónica) y tensión durante los movimientos intestinales.

Fumar.

El tabaquismo se relaciona con la manifestación del prolapso debido a que los fumadores tosen con frecuencia y ello aumenta la presión abdominal.

Raza.

Por motivos desconocidos, las mujeres blancas y las hispanas tienen un mayor riesgo de presentar prolapso de los órganos pélvicos.

Trastornos del tejido conjuntivo.

Es posible que tengas predisposición genética a sufrir prolapso debido a una mayor debilidad en los tejidos conjuntivos de la región pélvica, lo cual hace que, por naturaleza, tengas predisposición a padecer prolapso del intestino delgado y otros tipos de prolapso de los órganos pélvicos.

Diagnóstico

Para confirmar un diagnóstico de prolapso del intestino delgado, el médico realiza un examen pélvico. Durante el examen, tu médico puede pedirte que inhales profundamente y que mantengas el aire mientras te agachas como si fueras a evacuar los intestinos (maniobra de Valsalva), que, tal vez, haga que el intestino delgado prolapsado sobresalga hacia abajo. Si el médico no puede verificar que tienes un prolapso mientras te recuestas en la camilla de exploración, es posible que lo repita mientras estás de pie.

 Cada enfermedad tiene uno o varios tratamientos que seguir para combatirla (EFE)
Cada enfermedad tiene uno o varios tratamientos que seguir para combatirla (EFE)

Tratamiento

Por lo general, el prolapso del intestino delgado no necesita tratamiento si los síntomas no te molestan. Si tienes prolapso avanzado con síntomas molestos, la cirugía puede ser eficaz. Si quieres evitar la cirugía, si la cirugía es demasiado riesgosa o si deseas quedar embarazada en el futuro, existen abordajes no quirúrgicos.

Las opciones de tratamiento para el prolapso del intestino delgado son las siguientes:

Observación.

Si el prolapso te provoca pocos síntomas o ningún síntoma evidente, no necesitas tratamiento. Algunas medidas de cuidado personal simples, como realizar ejercicios llamados «ejercicios de Kegel» para fortalecer los músculos pélvicos, pueden proporcionar un alivio de los síntomas. Evitar el estreñimiento y levantar cosas pesadas puede disminuir la posibilidad de empeorar el prolapso.

Pesario.

Un dispositivo de silicona, de plástico o de goma introducido en la vagina sostiene el tejido que protruye. Los pesarios vienen en diversas formas y tamaños. Encontrar el pesario adecuado requiere un poco de prueba y error. El médico toma medidas y te adapta el dispositivo y tú tienes que aprender a introducirlo, quitarlo y limpiarlo.

Cirugía. El cirujano puede hacer una cirugía para reparar el prolapso a través de la vagina o el abdomen, con asistencia robótica o sin ella. Durante el procedimiento, el cirujano vuelve a colocar el intestino delgado prolapsado en su lugar y tensa el tejido conjuntivo del suelo pélvico. A veces, se pueden usar pequeñas porciones de una malla sintética para dar soporte a los tejidos debilitados.

El prolapso del intestino delgado, por lo general, no vuelve a aparecer. Sin embargo, puede haber otra lesión en el suelo pélvico con aumento de la presión pélvica, por ejemplo, debido a estreñimiento, tos, obesidad o por levantar cosas pesadas.


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