Bangkok, 20 may. Las zonas más afectadas por el ciclón Mocha en el oeste de Birmania se enfrentan a la propagación de enfermedades vinculadas al agua, advierten varias agencias de Naciones Unidas, mientras la junta militar birmana sigue sin abrir el acceso a la ayuda internacional seis después del impacto de la tormenta.
“Existe una creciente preocupación en las áreas inundadas por la propagación de enfermedades vinculadas al agua”, como el cólera o la diarrea, entre otras, apuntó en un comunicado la oficina de ayuda humanitaria Health Cluster, de la Organización Mundial de la Salud.
En su informe, publicado la víspera, señala que la mayoría de los hospitales y clínicas del estado Rakáin, por donde entró el domingo Mocha con vientos sostenidos de 150 kilómetros por hora, han sufrido daños o se encuentran totalmente destruidos.
La escasez de medicinas y suministros médicos también es acuciante, así como equipos sanitarios, subrayan.
“Hay una necesidad urgente de letrinas debido al aumento del número de personas (en centros de desplazados). El acceso al agua potable es una prioridad urgente junto a los servicios de salud”, apunta por su parte UNICEF en un comunicado.
La junta militar que ostenta el poder desde el golpe de Estado de 2021 sigue sin abrir el acceso de la ayuda internacional a buena parte de las regiones golpeadas, aunque algunas organizaciones han podido iniciar la distribución de ayuda gracias a permisos previos.
“Hemos solicitado acceso sin restricciones para misiones de campo coordinadas para distribuir asistencia en función de las necesidades observadas y estamos a la espera de aprobaciones formales”, apuntó este sábado a EFE el portavoz en el Sudeste Asiático de la oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Pierre Peron.
El representante de OCHA subrayó que durante la espera “parte de la asistencia humanitaria ha comenzado a llegar a Rakáin” gracias a autorizaciones previas.
En los últimos dos días, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU entregó asistencia alimentaria de emergencia a unos 6.000 desplazados internos, así como a los que se encuentran en refugios temporales en Sittwe, capital de Rakáin.
“Pero se necesita más, y necesitamos que todas las partes faciliten una entrega más amplia de ayuda a las personas afectadas por el ciclón”, remarca a EFE Peron.
Según cifras facilitadas por Naciones Unidas, al menos 800.000 personas necesitan ayuda urgente por los efectos del ciclón Mocha en el oeste de Birmania.
Las condiciones son especialmente difíciles en los precarios campamentos de desplazados donde languidecen desde hace años decenas de miles de personas de la etnia musulmana rohinyá -no reconocida por las autoridades birmanas y cuyo Ejército les persigue-, y cuyo acceso está restringido por los militares.
“Existen riesgos reales de que los supervivientes puedan enfrentar desastres secundarios, incluidas enfermedades transmitidas por el agua; y el daño a los suministros de alimentos ha puesto a miles en riesgo de hambre”, apunta en un comunicado la oenegé Save the Children.
El régimen castrense trata de canalizar la ayuda humanitaria, al igual que sucedió en 2008 durante los primeros días del ciclón Nargis -el peor desastre natural en la historia de Birmania, que dejó más de 138.000 fallecidos- aunque al final tuvieron que permitir el acceso a organizaciones humanitarias internacionales.
La falta de acceso y la limitación en las comunicaciones impide estimar el número exacto de víctimas a raíz del desastre natural.
Los datos preliminares -aún sin verificar- del opositor Gobierno de Unidad Nacional birmano señalan que el ciclón habría causado al menos 455 muertos -431 en Rakáin-, mientras la junta sólo reconoce 145 decesos. EFE
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