Por Nicole Becker, Mercedes Pombo y Santiago Eulmesekian, intergrantes de Jóvenes por el Clima
A pesar de que las consecuencias de no tener sancionada una Ley de Humedales son cada vez más visibles, el Congreso sigue sin sancionar esta ley. Sin embargo, la presión social para regular las actividades en estos ecosistemas cambió el escenario. Este jueves se llevó a cabo un plenario de comisiones decisorio para el tratamiento del proyecto.
Los incendios se están volviendo una postal cada vez más recurrente en nuestro país. Entre 2020 y 2021 se quemaron más de 700.000 hectáreas de humedales en el Delta del Paraná. En 2022, hasta el 21 de agosto se quemaron 140.625 hectáreas, lo que equivale a 7 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires. Cada año que pasa el fuego arrasa con más territorio argentino, provocando daños irreversibles.
A raíz de la gravedad de la situación y sus impactos en la salud pública, particularmente los provocados por el humo que inundó recientemente la ciudad de Rosario, el Ministerio de Salud de la Provincia de Santa Fe recomendó utilizar nuevamente barbijo y evitar actividades físicas al aire libre.
Según el Ministerio de Ambiente, el 95% de los incendios son causados por la actividad humana. Se incendian los mismos terrenos en la misma época del año y, ya sea por negligencia, como en el caso de un cigarrillo mal apagado, o por prácticas relacionadas a la producción, como la quema de pasturas para su rebrote cuando se llevan adelante por fuera del marco regulatorio vigente. Sin embargo, la Justicia sigue sin encontrar a los responsables materiales e intelectuales de esta tragedia que se repite cíclicamente.
A su vez, la propagación de los incendios se ve favorecida por un caldo cultivo generado por el cambio climático: el aumento en intensidad y frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos como sequías, vientos fuertes o olas de calor. A esta situación se le suma, en el caso del Delta, una bajante extraordinaria del río Paraná. En este sentido, la pérdida de humedales, siendo este ecosistema fundamental para mitigar el cambio climático, exacerba aún más esta problemática.
¿Qué son los humedales y por qué es importante protegerlos?
Los humedales son zonas de tierra inundadas de forma temporal o permanente. El 40% de la biodiversidad mundial vive o se reproduce en ellos y además son reservorios de agua dulce. Como si fuera poco, amortiguan los impactos de las lluvias y almacenan más gases de efecto invernadero que ningún otro ecosistema, mitigando los efectos de la crisis climática. Pese a ser imprescindibles para la vida, se estima que en los últimos 50 años ha desaparecido el 35% de los humedales del planeta.
En Argentina todavía no hay ningún tipo de legislación para regularlos y ya fueron tres los intentos fallidos de sanción de esta ley: 2013, 2015 y 2020. La tercera lamentablemente no fue la vencida. El proyecto había obtenido dictamen de mayoría en la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente de la Cámara de Diputados, pero a fines de 2020 perdió estado parlamentario.
Una nueva ley de humedales fue presentada el 3 de marzo con el consenso de más de 400 organizaciones. Después de 6 meses y como consecuencia de la presión por las quemas en el Delta de Paraná, este jueves 22 de septiembre va a ser tratada en las comisiones de ambiente, agricultura y presupuesto de forma conjunta.
Para que la ley pueda ser votada en el recinto de la Cámara de Diputados debe obtener primero dictamen en estas 3 comisiones.
¿Qué propone la ley?
La ley busca establecer los pisos mínimos de protección ambiental para la preservación, restauración y uso racional y sostenible de los humedales en todo el territorio argentino. Dos de los puntos más importantes son: el ordenamiento ambiental del territorio y la generación de un inventario nacional de humedales. Tanto el inventario como el ordenamiento se hacen en simultáneo una vez aprobada la ley y son complementarios. El primero tiene como objetivo saber con precisión cuántos humedales hay en nuestro país, la ubicación y sus características. Tener clara la composición de los humedales es fundamental para planificar su uso sostenible.
El ordenamiento territorial es el estudio de estas zonas teniendo en cuenta variables físicas, ecológicas y sociales con el fin de establecer un conjunto de normativas que permitan regular las actividades a desarrollarse en ese territorio, y así protegerlo. Este ordenamiento del territorio busca, como lo hace la ley de bosques, poder clasificarlos según su importancia y así diseñar un uso adecuado para cada situación específica. A pesar de que muchas veces el tratamiento mediatico y politico de la ley se plantea en términos dicotómicos, oponiendo la protección ambiental a las actividades productivas que se desarrollan en los humedales, un ordenamiento territorial plantea por el contrario establecer de qué modo pueden llevarse adelante dichas actividades de forma sostenible.
Los costos sociales, ambientales y económicos de los incendios son mucho más altos que los de prevenirlos. En ese marco necesitamos políticas públicas como una ley de humedales que, sin ser una receta única ni una respuesta mágica, constituyen un paso más a un escenario en el que la catástrofe ya no sea la norma.
Cómo jóvenes, nos negamos a heredar un futuro en donde el humo forme parte de nuestra cotidianeidad como así también a esperar más tiempo para que el Congreso de la Nación salde la deuda pendiente, de una ley de humedales.
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