Hablemos del acceso a la salud para las personas trans.
Muchos hospitales, clínicas y profesionales no están preparados para recibirnos. Y el sistema de salud tiene que ser un lugar donde todes podamos ser bienvenides.
Es importante asegurarnos que especialistas y staff respetarán nuestra identidad. Un ambiente hostil, por ejemplo, puede dificultar el seguimiento a largo plazo de los tratamientos. Y la confianza es un elemento imprescindible en una instancia tan íntima.
Algo clave es preguntar el nombre del paciente y no darlo por sentado. Recordemos que el nombre de las personas trans puede estar en nuestro Documento Nacional de Identidad, pero muchas veces esto no sucede.
Un gesto que puede ayudar es mostrar explícitamente que no nos van a maltratar ni excluir. Algún signo afuera -como por ejemplo una bandera trans en la puerta de entrada- puede llegar a generarnos más confianza.
Algo importante de recordar es que, afortunadamente, en América Latina hay muchas ONGs que ofrecen manuales de asesoramiento para atender a personas trans y así generar un espacio realmente inclusivo en tu consultorio.
Por supuesto que una manera de empezar a remediar esta situación sería contratar más profesionales travestis y trans. Porque la composición de los sistemas de salud tiene que ser tan diversa como la propia sociedad.
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